La pandemia y la influencia de las nuevas tecnologías abrieron la puerta a nuevas voces políticas que reconfiguran el escenario general. Pero dentro de la puja por el poder, es la derecha más conservadora la que sabe explotar de mejor forma los nuevos hábitos de consumo para captar adhesiones: aunque busque interpelar a los más jóvenes, los incipientes discursos conservadores no son nuevos y tampoco disruptivos. Sin embargo, los influencers de derecha sí son efectistas.
Por Ignacio Martínez*
En su cuenta de Twitter, el usuario Iñaki Gutiérrez tiene como imagen de portada, la fotografía de un atardecer con miles de personas flameando banderas de Argentina en Plaza de Mayo. La cuenta la creó en 2017, y tiene 108 mil seguidores, con una descripción de perfil que aclara: “Sueño con una Argentina modernizada y cada día más libre. Trabajo todos los días para alcanzarla. Conservador. Anticomunista. 20 años”. Suma otros 46 mil seguidores en Instagram, una historia fijada llamada “Vakunagate”, y un contenido que afirma: “Sí, somos una parodia de país”. Su nombre tuvo una cuota de viralización tras tuitear el año pasado, en medio de la cuarentena, que “había que manifestarse en contra del autoritarismo del gobierno”.
En febrero de 2021 fue fotografiado en un bar junto a Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Tras algunas ideas y vueltas, Gutiérrez decidió rechazar el ofrecimiento de ser precandidato del PRO, ya que se inclinaría por el Partido Libertario. Al día de hoy sigue sumando seguidores y es una cara conocida en los vivos de influencers libertarios en YouTube e Instagram.
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En suma, la crisis de representación de partidos políticos devenidos en coaliciones, han dado paso a la emergencia de nuevas personalidades por fuera de los núcleos tradicionales de la política.
La incursión de nuevas voces en terreno político, como la de Iñaki Gutiérrez, es un fenómeno característico de nuestra época. Anclados en los confinamientos producto de la pandemia, las actividades reconfiguradas de manera remota llevaron a que la generación de contenidos virtuales esté en alza. En suma, la crisis de representación de partidos políticos devenidos en coaliciones, han dado paso a la emergencia de nuevas personalidades por fuera de los núcleos tradicionales de la política.
Pero dentro de la puja por el poder, es la derecha más conservadora la que sabe explotar de mejor forma los nuevos hábitos de consumo para captar adhesiones. En este sentido, youtubers e influencers vinculados a una ideología libertaria, son los nuevos comunicadores de una era marcada por la producción de videos y charlas en vivo desde las redes sociales.
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Personalidades libertarias como Eduardo “El Presto” Prestofelippo, Emmanuel Danann, “Tipito Enojado oLilia Lemoine, le hablan a una franja etaria menor a los 30 años. Se trata de una generación que encuentra en los canales de comunicación virtuales un discurso interpelador de derecha, devenido de una ira y hartazgo sobre la clase política. Y aunque los contenidos estén enfocados a destinatarios jóvenes –hasta creados con guiños a la cultura gamer-, tiene su desenlace en convocatorias enaltecidas en un año electoral.
Del mismo modo, estos influencers de derecha tienen sus propios referentes políticos a los cuales señalar como sus representantes en las urnas. Los economistas liberales Javier Milei y José Luis Espert encabezan el liderazgo. Los sigue Patricia Bullrich –quien, a pesar de ser del PRO, es la más conservadora del bloque-, el ex ministro de economía Ricardo López Murphy, y el periodista y ex funcionario mendocino Luis Rosales. Y también, en menor medida, el “academicista” Agustín Laje.
Se trata de una generación que encuentra en los canales de comunicación virtuales un discurso interpelador de derecha, devenido de una ira y hartazgo sobre la clase política. Y aunque los contenidos estén enfocados a destinatarios jóvenes –hasta creados con guiños a la cultura gamer-, tiene su desenlace en convocatorias enaltecidas en un año electoral.
En este escenario, subestimar el advenimiento de una derecha significa pecar de ingenuidad política. Este hecho se refleja en lo pragmático, donde se está llevando a cabo la formación de una nueva fuerza en la disputa por el poder en Argentina, intentando captar la atención de una nueva generación de jóvenes post 2001.
Un enemigo rojo
«¡Somos superiores estéticamente!». A los gritos –para variar- Javier Milei dejó en claro en el programa de Viviana Canosa, de qué se trata el etnocentrismo de la ideología libertaria: el enemigo es el comunismo. Y en esa máxima, entran todos los matices y variantes difusas de la política, como un socialismo de menor envergadura, o el populismo. Sin embargo, el odio se instala y genera consecuencias peligrosas.
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Un ejemplo fue la manifestación de febrero del año pasado, en la que se colgaron bolsas mortuorias con nombres de funcionarios del Frente de Todos y referentes de Abuelas de Plaza de Mayo. En septiembre de 2020, un hombre de 48 años fue detenido por arrojar bombas molotov caseras a la Quinta de Olivos. Y también, en el mismo mes, “El Presto” amenazó de muerte a CFK tuiteando que “no saldría con vida del estallido social” (si bien se defendió afirmando que se trataba de «vida política»).
La gestación de una nueva corriente en contra del comunismo se emparenta más con una guerra en la cual se promulga el triunfo de la “libertad”, frente a los supuestos comunistas que la restringen.
Desde Twitter, los trolls son los encargados de forzar temas de discusión, instalar un trendin topic e incitar movilizaciones. Precisamente, los referentes de la nueva derecha libertaria se hacen de sus capacidades de influenciar a sus seguidores y promover protestas, o encuentros en campaña. El episodio más reciente, fue la manifestación en la embajada de Cuba, “en rechazo a la dictadura sobre el pueblo cubano”. En dicha movilización, fueron infaltables las presencias Milei y el youtuber Emmanuel Danann, entre otros libertarios. Dicho esto, la gestación de una nueva corriente en contra del comunismo se emparenta más con una guerra en la cual se promulga el triunfo de la “libertad”, frente a los supuestos comunistas que la restringen.
Irónicamente, estos voceros del libre mercado, son los mismos que se manifiestan en contra de proyectos igualitarios como la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, o la Ley de Cupo laboral para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero. Por supuesto, para los liberales, la perspectiva de género es otro enemigo al que derrotar en la lucha cultural.
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Odiar, likear y compartir
Puestos en juego los principios conservadores, resta comunicarlos, y YouTube es la plataforma elegida para llevarlo a cabo. Tipito Enojado, es un youtuber libertario que usa un antifaz blanco con palabras pintadas: “burgués”, “dictador”, “blanco”, “planero” y “binario” son algunas. La elección no es arbitraria, y pone en cuestión irónicamente los argumentos que algunos sectores progresistas suelen criticar. En sus videos, suele tener invitados de su ala política, da opiniones diarias sobre temas de agenda y hasta publicita vender su propia máscara en Mercadolibre por unos (¿sobrevalorados?) $1800.
El caso del canal de El Presto es similar, solo que se reconoce como “periodista”. Pero más allá de las etiquetas y los nombres propios, el fenómeno de los influencers ultraderechistas cobra vigencia en los algoritmos que vinculan los vistos de los usuarios de YouTube con las producciones de esta índole. El megusteo y la acción de compartirlo en otras redes, son un mecanismo diario que genera una comunidad reticular consumidora de los contenidos producidos por sus referentes de “la libertad”.
No obstante, hay una fina línea entre la posibilidad de explotar las redes sociales y los límites de expresión discursiva. Basta con mirar algunos de los contenidos de estos influencers para encontrar insultos, discriminaciones y recurrentes incitaciones a odiar imperiosamente
No obstante, hay una fina línea entre la posibilidad de explotar las redes sociales y los límites de expresión discursiva. Basta con mirar algunos de los contenidos de estos influencers para encontrar insultos, discriminaciones y recurrentes incitaciones a odiar imperiosamente a “progres”, socialistas, feministas, y “kukas”, sólo por estar en una oposición ideológica disidente.
Frente a esta situación, aunque YouTube e Instagram eliminan contenido que genere discriminación racial e incite a la violencia, pareciera no hacer efecto en este discurso de odio libertario, símil al de una guerra en la los “buenos” deberían salir victoriosos.
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Me alegra que haya jóvenes comunicadores que se animan a hablar y a manifestar sus ideas, sin ser políticamente correctos. La diversidad y el libre pensamiento hacen crecer a la democracia pic.twitter.com/WLG0OEujqT
— Patricia Bullrich (@PatoBullrich) February 10, 2021
Una nueva vieja derecha
Aunque busque interpelar a los más jóvenes, los incipientes discursos conservadores no son nuevos y tampoco disruptivos. Pero sin embargo, sí son efectistas. Una de las razones por las cuales tiene tanta llegada, tal vez sea porque se reproduce entre jóvenes que se criaron en un contexto de crisis posteriores al estallido social de 2001. De esa fecha al presente, lo más estable en términos socioeconómicos fueron los primeros años del kirchnerismo. Pero si sumamos los posteriores cuatro años de ajuste del macrismo, más el actual momento pandémico, resulta lógica la tentación de volcarse a una derecha reaccionaria, cuyos argumentos enaltecen la bronca por “un cambio”.
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Paradójicamente, es esta corriente conservadora la que busca alzar un discurso en apariencia liberal, pero que en esencia es retrógrada, clasista y tradicionalista. La diferencia con el presente, reside en la virtud de explotar la llegada para que se represente como novedoso, cuando en realidad retoma la polvareda de una derecha ya conocida por todxs
A fin de cuentas, serán los resultados electorales los que dirán cuánto ha influenciado el odio libertario que cada día consumen más jóvenes en YouTube. Y además, para saber si el límite entre un Smartphone y un voto, es en verdad un like hacia la derecha.
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