¿Por qué todavía hoy se sigue hablando de indumentaria “femenina” y “masculina”? ¿Cómo se crearon ciertas prendas de vestir? ¿Puede la ropa controlar cuerpos y espacios? ¿Por qué podemos decir que el uso de pantalones es político? Estas preguntas son solo algunas de todas las que recorremos en «La revolución de los bolsillos», el último episodio del podcast Detrás de lo invisible, donde buscamos rastrear de dónde vienen aquellos sentidos comunes que sostenemos en nuestra vida cotidiana sin siquiera pensarlo.
En 1954, el diseñador francés Christian Dior dijo que «los bolsillos de los hombres están hechos para guardar cosas», mientras que los de las mujeres son «puramente decorativos». Tendencia de la moda que, sin dudas, nos sigue hasta el día de hoy: ¿cuántos bolsillos de los pantalones vendidos como modelos «de mujer» son realmente útiles para llevar pertenencias personales? Lo práctico como terreno de los varones y lo ornamental como terreno de las mujeres. Como ya venimos investigando en los episodios anteriores de nuestro podcast, Detrás de lo invisible, esta es tan solo otra de muchas separaciones binarias que se construyeron a lo largo de la historia, y que responde a ciertos roles sociales asignados, en donde la moda ha jugado un papel fundamental. De hecho, puede decirse que, a través de la vestimenta, se configura una identidad social, de clase y de género.
A lo largo de «La revolución de los bolsillos» vamos a investigar de dónde surge la división de la ropa considerada «masculina» de la «femenina» y a reflexionar sobre la moda como un discurso político que contribuyó a controlar cuerpos y espacios y a reforzar la reclusión de las mujeres en el ámbito doméstico.
A lo largo de «La revolución de los bolsillos» vamos a investigar de dónde surge la división de la ropa considerada «masculina» de la «femenina» y a reflexionar sobre la moda como un discurso político que contribuyó a controlar cuerpos y espacios y a reforzar la reclusión de las mujeres en el ámbito doméstico. No solo se trata de la dualidad «vestido/pantalón»: hay muchos otros ejemplos de indumentaria que fueron elementos claves en el disciplinamiento de identidades. Uno de los casos emblemáticos es el corsé, que causaba desmayos y hasta abortos espontáneos, pero también hay muchos otros, como la crinolina, el miriñaque y las pelucas. ¿Por qué se puede decir que tenían, en el fondo, fines de vigilancia y/o control? ¿Cuál fue la diferencia entre estas vestimentas y las que usaban los varones en el mismo período histórico? En este episodio, para reflexiona sobre estas preguntas, contamos con el testimonio de la socióloga e investigadora del Conicet, Laura Zambrini.
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Para poder echar un poco de luz sobre estos temas, retrocedemos a la Edad Media, pasamos por la Revolución Francesa, la Modernidad, la Revolución Industrial y llegamos hasta la segunda década del siglo XX, época decisiva para democratizar los pantalones. Prenda de vestir considerada en su origen como típicamente masculina, los pantalones se volvieron un símbolo político desde muy tempana edad: fueron muchas las mujeres que, a través del tiempo, buscaron utilizarlos como una forma simbólica de acceder a espacios públicos vedados para ellas. ¿Cómo fue que se popularizaron? ¿Cómo eran las reglas respecto a su uso a principios del siglo pasado? ¿Qué pasó una vez que fueron tomados por la industria de la moda? ¿Qué pasa en la actualidad con la ropa llamada «unisex» y cuál es la diferencia con lo que se conoce como «agender»? ¿Se está realmente rompiendo el binarismo con estos diseños?
¿Qué pasó una vez que los pantalones fueron tomados por la industria de la moda? ¿Qué pasa en la actualidad con la ropa llamada «unisex» y cuál es la diferencia con lo que se conoce como «agender»? ¿Se está realmente rompiendo el binarismo con estos diseños?
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Algo tan simple y aparentemente inocente como el tamaño de los bolsillos es una de las muchas marcas que la moda ha dejado históricamente para configurar cuerpos e identidades, para limitar posibilidades y lugares de poder. Y es también una de las muestras de que ciertos discursos aun hoy se siguen reproduciendo a partir de la vestimenta, más allá de las reapropiaciones que se realicen para romper con el binarismo de las prendas. ¿Cuántas «sanciones» sociales se imponen actualmente por no usar ciertas prendas consideradas «más adecuadas» para una expresión de género en particular? ¿Cuántas otras cosas que estaremos usando tendrán su antecedente en dispositivos de control? En «La revolución de los bolsillos» hacemos un recorrido histórico para buscar estas respuestas y, como siempre, dejar abiertas más preguntas.
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