Malcom and Marie, el nuevo estreno de Netflix creado por Sam Levinson (Euphoria), es un proyecto intimista sobre la relación de una pareja. Filmada durante la pandemia, en tan solo 14 días y con bajísimo presupuesto, es una de las películas más vistas de las últimas semanas. Pero, a pesar de su ruidoso estreno, la temática del filme no es una novedad en el cine. Obras como Historia de un matrimonio (Noah Baumbach) y Secretos de un matrimonio (Ingmar Bergman) lograron, con otra visión, abordar el mismo tema.
El año pasado, Netflix estrenó Historia de un matrimonio, dirigida y guionada por Noah Baumbach, la cual se utilizó mucho para comparar con la recientemente lanzada Malcom and Marie. Pero lo cierto es que estos dos proyectos tienen muy poco en común. Lo principal: ambos fueron producidos por la misma plataforma.
Desde la estética, en Historia de un matrimonio hay una elección de colores y ambientes cálidos, que acompañan la personalidad de sus protagonistas y las emociones que genera la película. En contraste, Malcom and Marie está filmada en espacios modernos y fríos, y en blanco y negro. Esta elección de no color retrata, también, la personalidad de la pareja protagonista: entre ellos, las cosas son blanco o negro.
En la historia de amor que cuenta Noah Baumbach, reina la empatía y el sufrimiento por no poder mantener un vínculo que desborda de cariño. En Malcom and Marie, al contrario, hay un constante tironeo para conservar con vida una relación con dos polos opuestos, cargados de ego.
En Malcom and Marie, a pesar de que hay un intento de mostrar las dos caras de la moneda, está bastante claro qué bando hay que tomar.
Otra gran diferencia es que, en el filme protagonizado por Scarlet Johansson y Adam Driver, el guion no permite elegir a uno de los personajes. La empatía se sale de la pantalla y logra colarse en la audiencia que entiende, quizás como nunca, los dos lados de un divorcio. En cambio, en el guion de Sam Levinson, a pesar de que hay un intento de mostrar las dos caras de la moneda, está bastante claro qué bando hay que tomar.
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Historia de un matrimonio (2020), dirigida y guionada por Noah Baumbach
Quizás, entonces, sea (un poco) más acertado compararla con Secretos de un matrimonio, de Ingmar Bergman. El egoísmo del personaje masculino es común a ambos proyectos: Erland Josephson encarna al marido machista, que expone actitudes típicas de la época (los 70s) y, en cambio, John David Washington es el novio egocéntrico, que muestra una miseria mucho más particular, vinculada a su creciente éxito en el mundo del cine.
En ambas películas, los personajes femeninos están un tanto sometidos a las actitudes egoístas de sus parejas. Pero la delicadeza y fragilidad de Liv Ullman están reemplazadas por una Zendaya fuerte e inestable, que no da respiro, y que conquista con cada gesto.
Los personajes femeninos están un tanto sometidos a las actitudes egoístas de sus parejas. Pero la delicadeza y fragilidad de Liv Ullman están reemplazadas por una Zendaya fuerte e inestable
Lo más parecido a la obra de Bergman es la sensación de sostener lo insostenible. Vínculos, tóxicos y desgastados, embarrados por las miserias del tiempo, que prefieren permanecer en el odio. Pero permanecer. Lo que en Secretos de un matrimonio se extiende durante años, y en 3 horas de película, en Malcom and Marie sucede en una noche y en una hora y media de filme. Es una adaptación a las nuevas generaciones, en donde todo pasa más rápido, incluso el derrumbe de una relación.
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Secretos de un matrimonio (1973), dirigida por Ingmar Bergman
El nuevo proyecto de Levinson tiene varios aciertos. Las actuaciones de sus protagonistas son, probablemente, lo más cautivador de la película. Pero también la elección de los colores, y algunos planos e imágenes, dan una sensación de video-clip (también muy presente en Euphoria) que atrapan, más por la estética que por la trama en sí.
Es una elección particular colocar todos los posibles problemas de un vínculo amoroso en un aspecto tan especifico como el tironeo de ego entre artistas. Lo que en la historia parece deslumbrante es lo que da pie a los reclamos en la pareja: el estreno de la película de Malcom, los intentos de actuar de Marie, los romances con actrices, las críticas periodísticas, los premios, etc. Pero todo eso es, en verdad, una excusa para mostrar problemáticas cotidianas.
Por supuesto, los problemas de una relación se ven mucho más atractivos cuando están iluminados por los reflectores del mundo del arte. Aquellos que simulan ser grandes conflictos de famosos son, en realidad, los mismos de todo el mundo. Y Levinson logra camuflarlos, detrás de los brillos y flashes de la fama, para hacer de ellos una película.
Los problemas de una relación se ven mucho más atractivos cuando están iluminados por los reflectores del mundo del arte. Aquellos que simulan ser grandes conflictos de famosos son, en realidad, los mismos de todo el mundo.
El problema más grande del guion es el lugar común en donde pone al artista (un aspecto con el cual Noah Baumbach también juega en Historia de un matrimonio, pero domina a la perfección): ella, la que mira de afuera y envidia, y espera a su momento de gloria. Él, una nueva estrella con la fama subida a la cabeza. Pero eso esconde una forma de caer en un lugar común mucho peor. Ella, la mujer que acompaña y reclama con angustia un simple agradecimiento. Él, el hombre exitoso que se lleva todo puesto, incluida su pareja.
Con una estética cautivadora y grandes actuaciones, Malcom and Marie logra ser entretenida. Un retrato del ego del artista en su máxima expresión, un bello cuadro en blanco y negro y un honor a los grandes proyectos que supieron contar historias de matrimonios.
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