Ya sea desde las novelas, los cuentos o la poesía, la escritura de ficción funciona, muchas veces, como cartas de amor a un destinatario especifico. Agosto, Las luces de emergencia se encenderán automáticamente y Una casa llena de gente, lo reflejan de diferentes maneras: en estas tres novelas, sus escritoras dedican el texto casi entero a alguien que ya no está, pero sin olvidar que lo más importante sigue siendo el presente.
Romina Paula (escritora, actriz y dramaturga) plasma su teatralidad también en sus novelas, que podrían ser largos monólogos o apasionados diarios íntimos, expresados con fuertes voces femeninas. En Agosto (Entropía, 2009), la protagonista se dirige a una amiga fallecida y, a medida que transcurre la novela, avanzan presente y pasado al mismo tiempo.
Esta es una historia sobre desandar caminos y volverlos a recorrer. Emilia emprende un viaje al pueblo de su infancia, en la Patagonia, en donde las luces, los ruidos y la gente de la ciudad parecen desvanecerse para darle paso a todo lo que dejo atrás. Lejos de escaparle, ella deja que el espacio, los recuerdos y las personas que fueron parte de su vida, la invadan.
En Agosto, la protagonista se dirige a una amiga fallecida y, a medida que transcurre la novela, avanzan presente y pasado al mismo tiempo. Esta es una historia sobre desandar caminos y volverlos a recorrer.
Con cada capítulo, Buenos Aires se aleja cada vez más y el paisaje del sur toma protagonismo para dar un clima gélido a toda la novela y a sus personajes: los padres de la amiga con quien Emilia se queda, sus amigas de la secundaria y Julián, un amor que quedó varado en el sur junto con la vida que dejó. La presencia constante de su mejor amiga no es trágica ni insistente, simplemente le permite a Romina Paula jugar con lo que el personaje principal decide contar a la gente y las crudas verdades que solamente se le dicen a un amigo. En este caso, además de la destinataria, quien recibe esas confesiones es el lector.
(Te puede interesar: Paula Hernández y la enfermedad como vínculo en el cine)
En su adaptación cinematográfica, titulada La muerte no existe y el amor tampoco, el director Fernando Salem logra representar a la perfección aquella presencia persistente en la pantalla: la protagonista (Antonella Saldicco) es acompañada todo el tiempo, durante su estadía en el sur, por su amiga (Justina Bustos) a la que nadie ve y que no habla. Su compañía fiel y en silencio, y también los momentos en los que decide desaparecer, reflejan explícitamente lo que el libro de Romina Paula insinúa.
Tanto Agosto como su adaptación al cine, cuentan la historia de un presente invadido por un pasado, de una mujer que no puede ser central en su propia vida porque le cede su lugar a alguien que no está. Quizás como un intento de mantenerla viva, quizás porque es más fácil contar ciertas verdades a los difuntos.
En Una casa llena de gente (Compañía Naviera Limitada, 2019), la protagonista es quien recibe las cartas. Charo, una dramaturga, ve su vida actual desdibujada por su vida pasada cuando, luego de la muerte de su madre, encuentra las cartas que esta le dejó.
En Una casa llena de gente (Compañía Naviera Ilimitada, 2019), la protagonista es quien recibe las cartas. Charo, una dramaturga, ve su vida actual desdibujada por su vida pasada cuando, luego de la muerte de su madre, encuentra las cartas que esta le dejó. La novela de Mariana Sandez también varía entre pasado y presente, entre la infancia y la adultez y entre la familia con la que Charo creció y la que ella misma ahora está criando. Una casa llena de gente es un diálogo unilateral entre una mamá fallecida y una hija que se ve eclipsada por el intento de reconstruir a Leila, su propia madre, quien se fue dejando rastros.
(Te puede interesar: Libros sobre la familia: un agobio cálido que siempre es protagonista)
En esta novela, la literatura es lo principal: cartas, libros, anotaciones, guiones, una constante producción literaria que va construyendo para el lector tanto la historia de Charo como la de Leila, quien demuestra su fuerte carácter aún desde los escritos del más allá.
Una casa llena de gente es una historia de amor entre madre e hija, una novela romántica sobre la familia y un libro melancólico sobre la construcción de la vida. Una construcción que se ve reflejada literalmente en el trabajo de levantar una casa, pero, también, en el camino constante que se recorre día a día. Un camino que demuestra que siempre quedan cosas nuevas por conocer de quienes nos rodean.
Las luces emergencia se encenderán automáticamente (Blatt & Ríos, 2017), de Luisa Geisler, es un libro formado por un conjunto de cartas. Su título remite a un pensamiento del protagonista, Ike, y supuesto escritor de las cartas, cuando piensa en aquellos carteles que se nos prenden como advertencia:
Las luces emergencia se encenderán automáticamente (Blatt & Ríos, 2017), de Luisa Geisler, es un libro formado por un conjunto de cartas. Su título remite a un pensamiento del protagonista, Ike, y supuesto escritor de las cartas, cuando piensa en aquellos carteles que se nos prenden como advertencia: “imagínate que tuviéramos luces como esas en la vida (…), debe haber personas así, que son como luces de emergencia.”
Gabi, el mejor amigo de Ike, está en coma. Lejos de una tragedia exagerada, el accidente de Gabriel fue un resbalón con mala suerte, algo efímero que les arrebató la vida a los dos, de la misma forma: siguen vivos, pero sin la capacidad de accionar o reaccionar. Ambos permanecen en un estado adormecido. Al usar la escritura como catarsis o, mejor dicho, al encontrar una forma de seguir comunicándose con su mejor amigo, Ike empieza a despertar. Los textos del principio relatan hechos cotidianos, aunque no por eso menos conmovedores, y con el avance de la historia, el protagonista comienza a experimentar de nuevo, lo que se ve reflejado en su escritura.
(Te puede interesar: Luisa Geisler: “Es casi imposible escribir ficción con la realidad que vive Brasil en este momento”)
Al igual que en Agosto, la posibilidad de hablarle a un mejor amigo que no está, abren el camino a una honestidad cruda e imposible de encontrar en otro lado. Porque Ike que sabe que, a pesar de sus deseos y esperanza, Gabi no es (ni va a ser) un destinatario real de sus escritos. Aun así, es más fácil escribirle a alguien, aunque ese alguien nunca vaya a leer, que escribirse a uno mismo.
En pleno pasaje de la adolescencia a la adultez, el personaje principal cuenta sobre estudios abandonados, trabajos insoportables, una novia inestable, drogas, viajes, nuevos amigos y un deseo sexual que se abre, crece, se mezcla y no se entiende. Todo eso bajo la magia de Brasil y el calor de las noches de verano que invitan a bailar.
(Te puede interesar: Libros cruzados: Cometierra y Bajo sus pies, dos historias narradas desde abajo)