«Me sorprende la belleza/ de lo que tiende a perderse/ en la oscuridad» se lee en uno de los poemas inéditos de Nadia Sol Caramella que formarán parte del libro La maleza del jardín (Elemento disruptivo, 2021). Puntual en la mirada y precisa en los climas, se encuentra un matiz diferente en relación a Técnicas de supervivencia (Promesa, 2020), ya que en esta ocasión decide centrar el nervio de los poemas en la percepción de un entorno, en donde el yo poético deja lugar a las ideas y sensaciones con las que cargan las cosas por sí mismas. // Foto: Milena Guevara
Sobre la autora
Nadia Sol Caramella nació en Buenos Aires en 1986. Es poeta, editora, docente y gestora cultural. Dirige Escrituras Indie, medio de difusión alternativo, y edita en Difusión A/terna Ediciones, editorial de plaquetas de nueva literatura latinoamericana. Actualmente coordina talleres literarios con perspectiva transfeminista.
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1.
la encontré en un rincón
detrás de la puerta
era chiquita, oscura y deforme
temblaba a pesar del calor
daba pequeños saltos
y emitía un quejido intermitente
la tomé en mis manos
y la solté en el jardín
junto a los malvones
ahora la soledad crece en el barro
bajo la lluvia del domingo
como las otras flores
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2.
esta noche
parece insinuarme algo
miro al cielo
las nubes me arrebatan un pedazo
de luna y con ella su luz
es curioso
mi gata juega entre las plantas
casi no puedo distinguirla
por un instante
me sorprende la belleza
de lo que tiende a perderse
en la oscuridad
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3.
no es tu forma de mirar
o el color de tus ojos
es más bien la oscuridad
que esconden
como los cielos del barrio
y las nubes grises que asoman
detrás de las antenas
y los cables,
toda esa fealdad contenida
entre los árboles
me gusta el contraste
entre la belleza y el horror
por eso, no son tus ojos no,
es otra cosa
más parecida al misterio
que se devela
en un instante:
el momento justo
en el que el gato negro
trepa la medianera hasta el techo
y la luna proyecta sobre su lomo
la noche entera
y detrás el horizonte
de casas bajas y antenas viejas
me dicen que algo así
tan oscuro y perfecto
debe ser maravilloso
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4.
maté al pájaro con una mirada
regué las plantas
descolgué la ropa de la soga
y la guardé sin planchar
en el ropero
apilé las sillas en un rincón
barrí el polvo de la cocina
apagué las luces
y volví al patio
esperé a que las cosas se acomoden
pero el pájaro siguió ahí
tan muerto y precioso
como antes
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