En vísperas de la celebración de la fecha en Argentina, la cual tendrá una edición especial por la pandemia de Coronavirus que afecta a la región, una selección de autores y autoras que plantean diversas maneras de pensar el vínculo con un padre. Distancia, cariño, sabiduría, ausencia e ironía, a continuación.
ESTAS COSAS SUCEDEN EN LAS NOCHES DE CHACARITA – Margarita Roncarolo
Poca gente
puede entender perfectamente
en qué consiste
el paso del tren
de las 4 menos 10.
Un tren que mansamente
llanura
rumiando sobre las vías.
Un tren romántico
Debería llevar rosas.
El mismo tren que pasa por las vías
al lado de casa
algunas noches des-vía
y entra en la cocina
y mi padre se baja
se sienta a la mesa
y me deja este riel
en medio del pecho.
*De Rosa o Muerte (Santos Locos, 2019)
(Te puede interesar: ¿QUÉ ES LA POESÍA? #7 MARGARITA RONCAROLO: “YO VEO AL MUNDO EN SEGMENTOS, FRAGMENTADO, Y ESO ES LA POESÍA”)
Ring Side – Luis Chaves
Fue la mejor pelea de Alí
o de Cassius Clay, como él lo llamaba,
negándose a aceptar
su recién adquirido nombre musulmán.
Ese negro levantaba los guantes
y convertía el cuadrilátero
en una pista de baile.
Años después comprendí
que ese fue mi encuentro inicial con la poesía.
Entre el quinto y sexto round
papá bajó su guardia por primera y última vez,
sin dejar de ver la tv. Dijo:
no me iba a casar con su máma
aunque usted ya había nacido,
estaba enamorado de otra.
En el álbum familiar
tengo un viejo fotoposter de Alí
justo cuando noqueaba a Foreman en Zaire.
Es mi foto preferida de mamá.
*De Falso documental (Seix Barral, 2016)
(Te puede interesar: ENTREVISTA A LUIS CHAVES: “LA LITERATURA NO ES UNA NECESIDAD O ALGO URGENTE”)
Más allá del peligro – Sharon Olds
Una semana después de que muriera mi padre
entendí de pronto
que su cariño por mí estaba seguro – nada
podía tocarlo. En esos últimos meses,
su cara a veces se iluminaba cuando yo
entraba a la habitación, y su esposa dijo
que una vez, medio dormido,
sonrió cuando ella dio mi nombre. Respetaba
mi coraje – cuando ellos me ataron a la silla aquella vez,
estaban atando a alguien que él respetaba, y cuando
no hablaba, durante semanas, yo era uno de los
seres a quienes no le hablaba,
alguien con un lugar en su vida. La última
semana incluso lo dijo una vez,
por error. Entré a su cuarto y le pregunté
“Cómo vamos”, y dijo “yo también
te amo”. De ahí en más, tenía
esa palabra para perder. Hasta el último
momento podía cometer un error, ofenderlo,
y con una de sus viejas bocas de disgusto él podía
volver a torcer mi vida. No lo pensé demasiado,
ayudaba a cuidarlo,
le lavaba la cara y lo vigilaba.
Pero luego, un rato después de que murió,
de pronto pensé, con asombro, él siempre
me va a amar ahora, y me reí – estaba muerto, ¡muerto!
*De La materia de este mundo (Gog y Magog, 2015). Traducción de Inés Garland e Ignacio Di Tullio.
Sin título – Tomás Litta
De repente
soy valiente
me levanto de la cama
y salgo a tomar sol;
papá hace asado
y me explica
cómo arreglar
las cosas que se rompen.
Le digo que el amor
a veces no puede arreglarse
y él me dice
que si no se puede arreglar
no es amor;
que él sabe.
*De Fruto rojo (Santos Locos, 2018)
(Te puede interesar: INÉDITOS: TRES POEMAS DE TOMÁS LITTA)
El golpe justo – Natalia Litvinova
Mi abuelo le contó su secreto a mi padre,
acercó la boca a su oreja y susurró.
Quise desactivar el misterio leyendo sus labios
pero la boca miente,
aquellas palabras tenían un subsuelo.
Mi padre buscaba plazas donde correr.
Era boxeador, se entrenaba para recibir golpes.
Mi hermano y yo lo seguíamos por las noches.
En invierno patinábamos sobre el hielo,
masticábamos los frutos helados del serbal
y nos hacíamos los envenenados.
Mi abuelo caminaba arrastrando los pies.
En su época de soldado lo encerraron
en un calabozo lleno de barro
y los pies se le empezaron a pudrir.
Mi padre no podía dejar de correr.
Cierro los ojos y no puedo soñar,
paso la noche deslizándome
por las paredes de mi habitación.
Mi hermano duerme abrazado a un oso
Al que le arranqué los ojos.
Me deslizo también por la primera capa de hielo
que cubre los lagos del invierno. Los alces jóvenes
mueren ahí porque no se distancian de su nacimiento.
El arte de hachar la leña para construir una isba *
requiere por parte del brazo
la comprensión de la altura y la profundidad.
Ese brazo evita que el hacha se asuste.
El golpe justo separa el pasado del futuro.
* Típica vivienda rusa
**De Siguiente vitalidad (audisea, 2015)