El silencio de otros es un documental dirigido por Almudena Carracedo y Robert Bahar, con producción de Pedro y Agustín Almodóvar. La película retrata el seguimiento de la querella argentina para denunciar los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de Francisco Franco. Puede verse a partir de hoy en la sala Leopoldo Lugones, Malba Cine y Artemultiplex.
El 15 de octubre de 1977 el Congreso de Diputados de España aprobó la Ley de Amnistía con 296 votos a favor, 2 en contra y 18 abstenciones. Esta norma jurídica también conocida como el “Pacto del Olvido” estuvo destinada a promover la impunidad de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura franquista, con la consecuente prohibición para investigar los delitos perpetrados por los propios funcionarios del Estado español. En línea con ese espíritu de auto-perdón, uno de los diputados declaró aquel día: “Una ley puede establecer el olvido, pero ese olvido ha de bajar a toda la sociedad. Hemos de procurar que esta concepción de olvido se vaya generalizando, porque es la única manera de que podamos darnos la mano sin rencor”.
El documental de Almudena Carracedo y Robert Bahar es potente porque recupera todas las voces para contar esta historia: víctimas, victimarios, medios de comunicación, políticos de relevancia internacional, jueces, abogados, querellantes de la causa, testigos claves. Los diversos materiales del pasado dialogan en el presente para dar cuenta del horror: testimonios de víctimas y testigos en primera persona, intervenciones mediáticas de periodistas o profesionales especializados en el tema, manifestaciones callejeras, escraches a los torturadores, registros de las sesiones en el Parlamento. La película retrata el seguimiento de la querella iniciada en el año 2010 en nuestro país, es decir, a 10.000 kilómetros de donde ocurrieron los hechos.
A lo largo del metraje aparece una y otra vez la idea de que lo que se pide a los tribunales de justicia españoles es muy poco: información para llegar a la verdad. “Es tan poquito lo que pedimos, una miseria”, dice una de las mujeres a la que le robaron su hijo tras haber dado a luz. Estas víctimas piden algo pequeño que simboliza toda una vida de lucha: un hombre vive a escasos metros de su torturador y camina todos los días por una calle que rinde homenaje a uno de los carniceros más crueles de Franco; dos mujeres pretenden exhumar los cuerpos de sus padres de las fosas comunes para poder darles una digna sepultura; un grupo de madres intenta recavar información sobre los hijos apropiados. Esos reclamos corresponden a un mismo pesar: el horror de la persecución, los presos políticos, el exilio, la tortura, la desaparición de personas y la apropiación de bebés. Y en este punto convergen dos luchas históricas: la de España y Argentina en busca de memoria, verdad y justicia.
En nombre del olvido, el Estado español se rehúsa a reabrir las causas para investigar los delitos de lesa humanidad y Argentina se presenta como una opción de justicia para las víctimas. La querella comienza en 2010 y el film aborda el proceso de seis años a cargo de la jueza María Servini de Cubría. El saldo de esa experiencia se sintetiza en más de 450 horas de material y un enorme caudal de relatos que intentan eludir el olvido. Personas mayores deben viajar más de 10.000 kilómetros para testificar después de que España decidiera bloquear la posibilidad de videoconferencias; algunas víctimas consiguen su reparación mientras que otras mueren en el intento. El silencio de otros narra las heridas que jamás se han cerrado, aborda aquellas políticas destinadas al olvido y pone en tensión el rol del Estado a la hora de impartir justicia puertas adentro.
Durante mucho tiempo la Ley de Amnistía española fue un modelo a seguir para los países de Latinoamérica, pero poco a poco esas normas fueron derogándose para abrir paso a la verdad. Las nuevas generaciones españolas no tienen ni la más mínima idea de qué se trata la Ley de Amnistía, porque las escuelas han callado durante décadas esa parte de la historia. Por esta razón relatos cinematográficos como el de Carracedo y Bahar resultan indispensables en una sociedad decidida a apelar a la justicia universal para buscar sanación más allá de sus fronteras. Pero también es una película necesaria en países como el nuestro, porque el cántico de “adonde vayan los iremos a buscar” resuena a un lado y otro del Atlántico, sin distinciones. Los rostros de Estela de Carlotto, Nora Cortiñas, Horacio Verbitsky o Baltasar Garzón (entre tantos otros) representan una lucha sin prescripción temporal ni límite espacial.