En el marco de la temporada internacional del Teatro San Martín y durante el breve receso de Hamlet, Francia ocupa el escenario de la sala Martín Coronado con la versión de uno de los clásicos de Molière —El enfermo imaginario— a cargo del comediante y director de teatro y ópera, Michel Didym. Hasta el domingo 16 de junio a las 20 hs. en el Teatro San Martín del CTBA (Av. Corrientes 1530).
El nivel de carcajadas entre los espectadores se sostiene durante los 140 minutos de función, y no es un dato menor. La versión de El enfermo imaginario a cargo de Michel Didym —comediante, director de teatro y ópera— reinstala a Molière en Buenos Aires con gracia, frescura y la cuota necesaria de picardía y patetismo que siempre debe estar presente en las obras del célebre dramaturgo Jean-Baptiste Poquelin.
Argan (Michel Didym) es un hombre rico e hipocondríaco que por su pánico a la muerte ha olvidado la intensidad de la vida. En el texto de Molière la enfermedad y el temor a la finitud operan como una ficción en sí misma y —a la vez— como motor de otras invenciones. ¿Qué es la hipocondría sino una gran ficción que actúa como prisión para quienes la padecen? Asumirse enfermo (y convencerse de ello) es algo así como montar un pequeño teatro en torno a síntomas aparentes, padecimientos exacerbados o humores sospechosos que eventualmente pueden terminar en un funeral precipitado. Didym lleva esa situación al paroxismo a través del grotesco, lo escatológico y el humor corporal, recursos tan antiguos como efectivos.
La trama enfrenta a Argan con su hija Angélique (Pauline Huruguen): él intenta que se una en matrimonio con un médico para poder tener fácil acceso a recetas y remedios de toda clase, pero a ella no le interesa el candidato porque secretamente desea al joven Cléante (Barthélémy Meridjen). Este es el conflicto central que desata otros tantos enredos con escenas hilarantes. Didym se luce en el papel protagónico, componiendo a un hombre obsesivo con ciertos rasgos de patetismo. Otro de los trabajos destacables es el de Elizabeth Mazev en la piel de Toinette, la criada que se convierte en aliada de Angélique y trama algunas farsas para exponer a Béline (Catherine Matisse), la ambiciosa esposa que ansía convertirse en viuda para apoderarse de los bienes de Argan.
Con recursos ingeniosos, actuaciones parejas y una mirada que no obtura la crítica (al matrimonio forzado como institución suprema, a la conveniencia en las relaciones afectivas, a los cuerpos colegiados que imperan en casi todas las profesiones como sectas), Michel Didym trae a Buenos Aires una versión fresca, hilarante y de elevada calidad sobre el texto de Molière, una comedia-ballet que nos recuerda la inocencia primigenia del acto de reír.
