Anoche (de Paula Manzone y Nicanor Loreti)
Esta es la ópera prima de Manzone, no así para Loreti, quien ya tiene un buen recorrido cinematográfico con Diablo (2011), Kryptonita (2015), 27: el club de los malditos (2018) y las dos entregas de Socios por accidente. En el reparto de tareas, ella quedó a cargo de la dirección de actores y él se ocupó de la dirección de cámara (una combinación que supo encontrar su equilibrio interno). Basada en la pieza de teatro homónima escrita por Manzone, Anoche propone un relato de parejas de treintañeros/cuarentones en tono de comedia romántica, con altas cuotas de elementos costumbristas.
Es sábado por la noche y Pilar (Gimena Accardi) lo sabe. Pero su plan no es una cena romántica con su novio, ni una juntada con amigas y mucho menos una reunión familiar, sino algo mucho más simple: devorar compulsivamente piezas de pollo con la mano, atracarse con un bol de pochoclos + dulce de leche (gran mix), o mirar una película en pantuflas parecen las opciones más convenientes para su estado de ánimo. Sin embargo, las inesperadas visitas de su novio Marcos (Benjamín Rojas), su hermana Ema (Valeria Lois) y su cuñado Juan (Diego Velázquez) arruinarán este plan solitario.
Llevar un material pensado desde la dramaturgia a la gran pantalla no es tarea sencilla, y en Anoche no está del todo lograda. Hay momentos hilarantes gracias a la solvencia interpretativa de los actores, pero da la sensación de que no se ha aprovechado todo el potencial que tienen (especialmente el de la dupla Lois/Velázquez, de todos modos siempre convincentes). El relato está situado prácticamente en una única locación -el departamento de Pilar- a excepción de un exterior muy acertado hacia el final, para salir de esa asfixia. Además, todo ocurre en tiempo real. Loreti demuestra una gran habilidad para la puesta de cámara y Manzone hace lo propio con la dirección de actores, marcando coreografías precisas a través de los distintos ambientes en los que transcurren las escenas. Sin embargo, estas habilidades individuales no parecen suficientes para sumergir a los espectadores en un relato que tiene los condimentos predecibles de las comedias románticas más comerciales, pero que sin dudas podría haberse atrevido a ir un poco más allá.
Dato: Mirta Busnelli aporta la voz en off de la madre de Pilar. ¡Desopilante! Después de escucharla seguramente se nos vendrá a la cabeza algún personaje conocido.
Amigos por siempre (de Neil Burger)
Amigos por siempre (The upside) es la remake de la exitosa película francesa Intouchables (de Olivier Nakache y Éric Toledano), que en Argentina tuvo su versión de la mano de Marcos Carnevale, con los protagónicos de Rodrigo De La Serna y Oscar Martínez, bajo el título de Inseparables. En la versión estadounidense de Neil Burger los papeles principales han quedado a cargo de Bryan Cranston (sí, el de Breaking Bad) y el talentoso comediante Kevin Hart, una dupla que ha sabido encontrar el tono justo entre lo entrañable y lo desopilante.
Bryan Cranston interpreta a Phillip Lacasse, un escritor multimillonario que ha quedado tetrapléjico después de un accidente en parapente; Kevin Hart encarna a Dell Scott, un afroamericano desempleado y con antecedentes penales que llega a la mansión de Lacasse con el único propósito de conseguir una firma que le permita cobrar el seguro de desempleo (sutil comentario sobre el sistema de seguridad social que aquí podría traducirse como aquella condena tantas veces escuchada hacia los «vagos que no quieren trabajar y viven del Estado, de los honorables impuestos de la cuidadanía»).
La versión es en sí misma un calco de las anteriores y no aporta mayores condimentos, pero cuenta con buenas actuaciones y gags siempre eficaces (aunque uno ya sepa los remates de memoria). Amigos por siempre repite algunas de las «fórmulas universales» del humor que encuentran fácil traducción y desatan las mismas carcajadas en cualquier punto del globo. Pero esa uniformidad es también la que anula cualquier posibilidad de sorpresa en el espectador y atenta contra una trama que se va diluyendo a medida que nacen nuevas versiones. Es una buena comedia para pasar el rato, pero no mucho más que eso. Si van con pocas pretensiones y predispuestos a la risa, puede funcionar.
Dato: Nicole Kidman interpreta a Yvonne, la asistente personal de Lacasse. Hacia el final hay un giro que la involucra y es muy distinto respecto a las versiones anteriores.
Beautiful boy: siempre serás mi hijo (de Felix Van Groeningen)
El guión de Felix Van Groeningen y Luke Davies (Lion) se enfoca en en el vínculo entre un padre (Steve Carell) y su hijo adolescente (Timothée Chalamet), quien sufre una seria adicción a las metanfetaminas entre muchas otras sustancias. Este drama está basado en los libros Mi niño precioso: el viaje de un padre a través de la adicción de su hijo y Tweak: growing up on methamphetamines (de David y Nic Sheff respectivamente, las personas reales detrás de esta historia).
El relato está construido a partir del lazo padre/hijo, pero adopta el punto de vista de ese padre atormentado que no logra comprender en ningún momento del metraje por qué razón su adorado hijo ha decidido meterse toda clase de sustancias en el cuerpo: los padres de Nic están separados, pero ante la ausencia de su madre el joven supo encontrar su lugar en la nueva estructura familiar de David, junto a su nueva esposa y dos hijos pequeños que sienten devoción por el hermano mayor. Sin embargo, en la vida de Nic parece haber un gran vacío, que decide llenar con drogas y algunas anotaciones oscuras en un cuaderno.
La película de Van Groeningen cuenta con actuaciones honestas por parte de la dupla protagónica pero no propone grandes giros narrativos y todo se torna demasiado predecible. El relato no es lineal; hay varios flashbacks que muestran el vínculo durante la infancia de Nic, y esos recuerdos aparecen como puntos luminosos en medio de una trama más bien oscura y uniforme, que no escatima crudeza y representa las consecuencias de las adicciones de manera drástica, aunque por momentos con cierto regocijo en los rituales de la drogadicción, exponiendo la vulnerabilidad del cuerpo de un modo (quizás) un tanto polémico.
