Polen es una banda de rock nacida en Ingeniero Maschwitz allá por 2016. El año pasado lanzaron su primer LP, «Los Últimos Días de la Comadreja», grabado en 16 canales y mezclado en tan sólo 8 horas. Este material fue resultado de una vuelta de timón obligada a raíz de la salida de uno de sus guitarristas a principios de este año. Así comenzó un proceso de exploración musical con nuevos integrantes, instrumentos, herramientas y sonidos. La Primera Piedra charló con Sebastián Weber para conocer el universo creativo de la banda.
Sebastián Zunino es la voz de Polen; Lucio Presta, guitarra y coros; Carlos Stulle, bajo y coros; Pehuén Secches, batería y sintes; y Sebastián Weber es quien se ocupa de los sintetizadores. Con él charlamos para que nos cuente un poco sobre el origen de la formación, sus influencias y referentes musicales, sus exploraciones con las nuevas herramientas y sonidos, el proceso de evolución que experimentaron desde aquel inicio en 2016 y sus proyectos a futuro.
Orígenes: de Holen a Polen
— ¿Cómo nació Polen?
— Polen empezó en el 2000/2001, en Ingeniero Maschwitz. Al principio la banda se llamaba Holen; ellos tocaron durante mucho tiempo e incluso grabaron un disco. En el 2016 esa formación ya estaba un poco disuelta, pero tres de los integrantes originales convocaron a un bajista y a mí para ver qué podíamos aportar a lo que ya estaba armado. A principios de este año el guitarrista fundador se fue a vivir a Córdoba: Ezequiel es un chico muy talentoso y tiene una impronta muy rockera; esto hacía que la banda tuviese una sonoridad muy particular ligada al rock. Sin él no podíamos forzar eso, entonces decidimos patear el tablero y traer a Carlos [bajista], que es un músico increíble, canta muy bien y viene del palo folklórico.
— ¿Cuáles fueron los principales cambios que experimentaron como banda desde lo sonoro?
— Decidimos usar lo que teníamos en ese momento, que eran los sintetizadores. Rehicimos los temas en cuanto a instrumentación y sonido, y empezamos a componer para esta nueva formación con nuevos instrumentos. Todos venimos de lugares diferentes, con formaciones diferentes, y lo que pusimos sobre la mesa fue lo que cada uno podía aportar: rock, jazz, folklore, contemporánea.
En el caso de Sebastián, su formación está inscripta dentro del campo de la música académica: estudió Licenciatura en Composición en la Universidad Católica Argentina y actualmente se encuentra haciendo una Maestría en Composición Académica Contemporánea en el Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla. Cuenta que a raíz de esos recorridos empezó a proponer en la banda ciertas cuestiones armónicas y melódicas más bien disonantes, ligadas a lo atonal. «Al principio esto fue recibido como algo un tanto extraño, pero después tuvo muy buena recepción. La propuesta de la banda no deja de ser rock/pop, de canciones, pero con los sintetizadores todos estos géneros convergen y conviven», dice. Y asegura que la recepción del público es excelente.
El rock que suena hoy y el atonalismo como horizonte
— ¿Cómo ves el panorama del rock argentino en la actualidad?
— Yo a la música de este país en el campo del rock la veo muy bien; creo que todo lo que suena es muy prolijo. El tema es que el rock tiene su propio estilo, y quizás la gente hoy no está tan abierta o no tuvo la posibilidad de escuchar música fuera de lo tonal. Esto es lo que estamos escuchando desde el barroco más o menos. Schönberg trajo el atonalismo a principios del siglo XX, pero hasta el día de hoy prácticamente no se escucha otra cosa más que la música tonal. En mi opinión la música tonal ya se agotó. Por eso creo que el músico que compone hoy —más allá del género que trabaje— tiene que estar abierto a nuevas armonías y a nuevos conceptos musicales, sonoros.
— ¿Qué opininás sobre los nuevos recursos y herramientas que los músicos tienen hoy a su disposición?
— Creo que la herramienta —más allá de herramienta en sí misma— puede ser un buen útil para la composición. Usualmente uno parte de una armonía, una melodía o una letra, pero ¿qué pasa si partimos de un timbre o un sonido? Ese tipo de exploraciones sobre el sonido que brinda el instrumento me parecen muy interesantes, y es un poco lo que intentamos investigar con los chicos de Polen. Creo que es hora de patear el tablero porque las cosas ya suenan, y suenan muy bien.
— ¿Cuáles son los referentes musicales que comparten entre todos los miembros de Polen?
— Los Beatles seguro, en cuanto a sus composiciones. Parecen muy simples pero es muy complejo lo que hacen: rítmicamente son inestables, nunca atacan ni terminan a tierra; melódicamente tienden a evitar las notas del acorde, van por otro lado; y la instrumentación siempre va cambiando. Otra banda importante para nosotros es Radiohead.
Los Últimos Días de la Comadreja
El año pasado Polen grabó su primer LP titulado «Los Últimos Días de la Comadreja», y Sebastián nos contó la emotiva anécdota acerca del nombre. «Era un día primaveral de mucho viento y estábamos en uno de los recreos del ensayo. Salimos todos al patio para fumar y tomar algo, y de repente vimos que desde una rama nos miraba una enorme comadreja. Se quedó ahí un buen rato y a los pocos días la encontramos pero… Bueno, justamente esos fueron ‘los últimos días’ de la pobre. Estábamos en el proceso de grabación y como no teníamos ningún nombre, pensamos que podía ser ese».
— ¿Cómo describirías musicalmente este material?
— Es el trabajo que hicimos desde 2016 con la formación anterior, de impronta más bien rockera. Lo trabajamos con un productor (Juano OQ). Es un disco grabado a cinta abierta en Cubo, un estudio de Maschwitz. Tiene la particularidad de haber sido grabado en 16 canales y mezclado en 8 horas. Se logró un sonido mucho más cálido que se lleva muy bien con los sintetizadores.
— ¿En qué están trabajando actualmente?
— Acabamos de grabar un LP con cuatro temas que surgieron en noches de ideas sobre ideas en Maschwitz: ideas musicales muy procesadas. Tuvimos una serie de presentaciones y aprovechamos ese envión de los ensayos para grabar. Lo hicimos en el mismo estudio y en una tarde, porque ya estaba muy incorporado. Cuando los temas nacen en todos, cada uno se lo apropia a su manera y el trabajo se hace mucho más fácil.