«Con mis hijos no te metas»: 5 mitos sobre la Educación Sexual Integral

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Con la reforma de la Ley de Educación Sexual Integral en la agenda parlamentaria, los sectores conservadores iniciaron una nueva cruzada contra los derechos sexuales y reproductivos. Buscando deslegitimar una lucha para terminar con las violencias y desigualdades desde la primera infancia, quienes están en contra de la ESI difunden información falsa y tergiversan el verdadero espíritu de la ley. ¿Cuáles son los principales mitos? (Foto: China Díaz).



 1 – «La ESI ‘pervierte’ la inocencia»

Una de las principales estrategias de la cruzada contra la ESI es la difusión de información falsa sobre los materiales y los lineamientos curriculares que abarca el programa evaluado cuidadosamente por el Consejo Federal de Educación. Los representantes de la campaña «Con Mis Hijos No te Metas» sostienen que los contenidos «violentan su inocencia» al «promover la estimulación sexual temprana» y la pedofilia, supuestamente iniciándolos en prácticas sexuales entre sus pares desde la primera infancia. Estas afirmaciones se pueden encontrar en las publicaciones que circulan en las redes sociales e incluso en afiches que se reparten en escuelas, entre grupos de padres y madres, y en reuniones organizadas por sectores de las iglesias católica y evangélica, que incluso llegan a equiparar los lineamientos previstos por la ESI con pornografía. 

Contrariamente a lo que plantea «Con Mis Hijos No Te Metas, uno de los objetivos de la ESI – que está adaptada en función de la edad y las necesidades de cada grupo en el que se aplica – es brindar herramientas para detectar el abuso sexual.

Por el contrario, uno de los objetivos de la ESI – que está adaptada en función de la edad y las necesidades de cada grupo en el que se aplica – es brindar herramientas para detectar el abuso sexual. En el nivel inicial, se enseña a los chicos y chicas a identificar todo contacto físico que pueda molestar o incomodar, a pedir ayuda y decir «no». Asimismo, abarca nociones relacionadas con el conocimiento del cuerpo propio y ajeno, del autocuidado, la intimidad, la higiene, la seguridad personal y el respeto de los otros. Los contenidos pedagógicos no hablan de prácticas sexuales, sino que entienden la sexualidad en forma transversal, desde aspectos que exceden lo biológico para comprender las dimensiones psicológicas, sociales, afectivas, jurídicos y éticas.  

(Leer nota relacionada: La Ley de Educación Sexual Integral: ¿por qué la reforma es un necesidad urgente?)


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2 – «La ESI confunde a los chicos y chicas»

Quienes se oponen a la ESI están fervientemente en contra de contemplar la sexualidad como una construcción social y cultural, considerándola exclusivamente desde sus aspectos biológicos y uniéndola al concepto heteronormativo de familia. Por lo tanto, rechazan todo contenido referido a la diversidad, a la identidad y la expresión de género, e incluso al cuestionamiento de los roles tradicionalmente asignados a varones y mujeres y que se imparten desde aspectos tan básicos como el juego o la vestimenta. Hablar de estos temas implica también, para esta campaña, pervertir su inocencia y confundirlos sobre lo que denominan como «orden natural». No es casual que sus colores distintivos sean el celeste y el rosa, haciendo alusión a la necesidad de estos grupos de mantener la identidad en compartimentos estancos y perpetuar el sentido común machista que patologiza todo disidencia. 

Quienes se oponen a la ESI están fervientemente en contra de contemplar la sexualidad como una construcción social y cultural, considerándola exclusivamente desde sus aspectos biológicos y uniéndola al concepto heteronormativo de familia.

Desde esta perspectiva, «Con mis hjjos no te metas» sostiene que la ESI, al cuestionar los roles de género, promueve la homosexualidad y «el cambio de sexo». En realidad, lo que la ley busca es visibilizar la diversidad para fomentar vínculos respetuosos, lejos de la discriminación y violencia, que además permitan tomar decisiones libres sobre el propio cuerpo sin sufrir la exclusión y la desigualdad. Dar lugar a todas las identidades y romper con los estereotipos y comportamientos históricamente impartidos a varones y mujeres no es confundir sino, por el contrario, problematizar los mandatos sociales y culturales que perpetúan las relaciones de dominación, construyendo así una sociedad más igualitaria, en la que se desnaturalicen las opresiones arraigadas en todos los ámbitos.

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3 – «La ESI no es científica, es ideológica»

Según la cruzada contra la ESI, los contenidos son instrumentos de «adoctrinamiento» que promueven un conjunto de valores contrarios a la tradición y a las convicciones familiares, atentando contra la base misma de la sociedad. Como se mencionó anteriormente, quienes rechazan la perspectiva de género, sostienen un concepto restrictivo y biológico de la sexualidad y, por lo tanto, es la única noción que consideran estrictamente científica. La dimensión socio cultural que plantea la ESI es desestimada por estos grupos, entendida como parte de un invento de los movimientos feministas y LGBTTIQ que, con sus ideas, buscarían «destruir» ese orden inamovible – de origen religioso – a partir del cual los vínculos heterosexuales son los únicos posibles.

Según la cruzada contra la ESI, los contenidos son instrumentos de «adoctrinamiento» que promueven un conjunto de valores contrarios a la tradición y a las convicciones de las familias, atentando contra la base misma de la sociedad.

Pero, tal como fue planteado al momento de su sanción, la ESI es efectivamente científica: sus aspectos fueron evaluados y aprobados desde múltiples disciplinas – y no únicamente desde lo biológico. Además, tiene un carácter laico, lo cual es fundamental dada la influencia religiosa de aquellos valores supuestamente neutrales y objetivos que la campaña contra la ley defiende. «Con mis hijos no te metas» se presenta falsamente como un movimiento carente de ideología, cuando, en realidad, impone construcciones ideológicas de forma constante, a través de aquella educación en la que se presenta una única visión del mundo, cargada de intolerancia y violencia hacia todas aquellas personas que excedan los parámetros de lo que consideran «normal».

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Foto: Virginia Torres Schenkel



4 – «La ESI no respeta la patria potestad»

Uno de los principales argumentos de los detractores de la ESI es la patria potestad. Afirman que ellos son los principales responsables de la educación de sus hijos e hijas y que, por lo tanto, son los encargados de decidir «los valores» que inculcar y que, como se mencionó anteriormente, consideran ahora en peligro. Ya en 2006, mientras se discutía la ley, los sectores más conservadores – con la Iglesia a la cabeza – criticaban que el Estado quisiera hacerse cargo de algo que consideraban perteneciente de forma estricta al ámbito familiar. Pero con la sanción de la norma, la discusión quedó saldada: la educación sexual se consagró finalmente como un derecho de los chicos y chicas desde la primera infancia a recibir contenidos científicos y laicos aprobados en los manuales, más allá de la decisión de los padres.

Con la sanción de la norma, la educación sexual se consagró finalmente como un derecho de los chicos y chicas desde la primera infancia a recibir contenidos científicos y laicos aprobados en los manuales, más allá de la decisión de los padres.

Esta idea que reiteran quienes se oponen a la ESI concibe a los chicos como propiedad privada y no como sujetos de derechos, contrariamente a lo establecido en convenciones internacionales incluidas en la Constitución y en la Ley 26.061, de Protección Integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes. El Estado es entonces quien debe garantizar una educación sexual integral que permita el conocimiento sobre el propio cuerpo y los deseos, para decidir de forma autónoma, rechazando los estereotipos que reproducen la violencia. En un contexto en el que la mayoría de los abusos sexuales infantiles se dan al interior del ámbito familiar, esto no es poco importante. Que la discusión sobre la educación sexual pase del ámbito doméstico al orden público es así fundamental.


Foto: Nadia Díaz



5- «La ESI busca controlar a la población»

Englobando los puntos anteriores, el discurso de «Con mis hijos no te metas» suele concluir que la ESI es una ideología totalitaria, llevada adelante por un movimiento totalitario que busca «destruir a la familia natural a través de sus hijos para manipular a la población». Esta postura, que intenta deslegitimar la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, no solo fue la misma que se escuchó durante el debate por la legalización del aborto, sino también ante el matrimonio igualitario y la ley de Identidad de Género. Son los mismos grupos que buscan defender el status quo porque temen que perpetúa un modelo que expulsa y violenta toda disidencia.

El discurso de «Con mis hijos no te metas» suele concluir que la ESI es una ideología totalitaria, llevada adelante por un movimiento totalitario que busca «destruir a la familia natural a través de sus hijos para manipular a la población»

La ESI es, en definitiva, una política pública urgente, en la que está en juego un cambio cultural necesario para eliminar la desigualdad y romper el silencio sobre los tabúes que restringen la libertad y la vivencia del placer y ponen en riesgo la salud de las personas. Querer excluir al Estado de su aplicación es mantener en silencio todas aquellas cosas sobre las que no se habló durante años, llevando al desconocimiento sobre la sexualidad, a la agresión, abuso, a las maternidades forzadas y, a muchos otros factores que solo pueden deconstruirse con una educación con perspectiva de género.  



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