Pasaron muchos expositores por el Congreso durante un debate parlamentario histórico que finalmente puso en la agenda política un derecho postergado. Durante semanas se escucharon en el recinto los argumentos que demuestran la importancia de la legalización y la despenalización, pero también, argumentos falaces que buscaron deslegitimar la lucha desinformando sobre una realidad que afecta a miles de mujeres. ¿Cuáles fueron los mitos más reiterados? (Foto: Nadia Díaz)
1- El «síndrome post-aborto»
Uno de los argumentos más recurrentes que se escucharon por parte de los expositores contrarios a la legalización fue el del denominado «síndrome post aborto», un supuesto trastorno que, de acuerdo sus palabras, causaría ansiedad, depresión y hasta tendencias suicidas en una gran parte de las mujeres que deciden interrumpir un embarazo. Sin embargo estas afirmaciones no tienen sustento alguno: no solo se basaron en experiencias propias y descontextualizadas, sino que además omitieron que dicho síndrome carece de reconocimiento a nivel internacional y que incluso fue desestimado oportunamente en investigaciones de distintos países alrededor del mundo. Generalizando datos, no tuvieron en cuenta el peso que cae sobre las mujeres a raíz de la clandestinidad y la penalización, negando así un derecho como si se tratase de un «favor».
Estas afirmaciones no tienen sustento alguno: no solo se basaron en experiencias propias y descontextualizadas, sino que además omitieron que dicho síndrome carece de reconocimiento a nivel internacional y que incluso fue desestimado oportunamente en investigaciones de distintos países alrededor del mundo
“El síndrome no tiene ninguna fundamentación científica ni cultural”, afirmó a La Primera Piedra el psiquiatra Enrique Stola. (…) «Hay otras mujeres que luego de interrumpir un embarazo en buenas condiciones médicas pueden presentar angustia y culpa, pero esto proviene fundamentalmente de la cultura y de la situación de clandestinidad en que nuestra sociedad mete a esa mujer cuando, si fuera legal, la situación sería diferente», agregó. Al ser consultada al respecto, la licenciada y coordinadora de la Red de Psicólogxs Feminsitas, Gisela Cassouto, expresó: “Es un reduccionismo hablar de ‘síndrome post-aborto’ cuando hay un montón de cosas en juego. Uno nunca sabe lo que cierta experiencia puede resultar para una persona. Nunca se habla en todo caso de los riesgos de la maternidad. Una persona puede desarrollar una depresión por muchas otras cosas, no es que el aborto de por sí tenga indudablemente esa consecuencia”, agrega.
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2- «El aborto es inconstitucional»
La supuesta incompatibilidad de la legalización del aborto con la Constitución Nacional, el Código Civil y los tratados internacionales fue otro de los planteos más reiterados en el Congreso. Como explicaron varios abogados a lo largo de las exposiciones, este argumento en realidad oculta interpretaciones restrictivas y desconoce las recomendaciones de organismos internacionales que, más de una vez, instaron a Argentina a garantizar aborto legal, seguro y gratuito. Este fue el caso, por ejemplo, del Comité de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, o del Comité sobre los Derechos del Niño, que redactaron informes sobre la importancia del tema para los derechos de las mujeres.
“Desde el punto de vista constitucional no existe ninguna objeción por cuanto el año 1994, cuando se reformó la Constitución, la prohibición constitucional del aborto no fue un tema habilitado ni directa ni indirectamente”, destacó en su exposición el abogado constitucionalista y Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires, Andrés Gil Dominguez.
“Desde el punto de vista constitucional no existe ninguna objeción por cuanto el año 1994, cuando se reformó la Constitución, la prohibición constitucional del aborto no fue un tema habilitado ni directa ni indirectamente”, destacó en su exposición el abogado constitucionalista y Doctor en Derecho por la Universidad de Buenos Aires, Andrés Gil Dominguez. A su vez, hizo referencia a las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto artículo 4º de la Convención Americana – utilizado por quienes se oponen a la legalización – que establecen la protección de la mujer por sobre la del embrión. Además, abogadas como Nelly Minyerski y Marisa Herrera explicaron cómo el Código Civil distingue claramente entre embriones y personas, a diferencia de lo planteado por otros expositores que continúan negándose a garantizar la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
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3 – El «riesgo» para la población
“El aborto atenta contra nuestra seguridad demográfica», dijo en el Congreso Oscar Botta, Director de la organización Profamila. Estas también fueron afirmaciones muy comunes entre quienes expusieron contra la legalización, y que sostuvieron que la interrupción voluntaria del embarazo llevaría a un descenso drástico de las tasas de natalidad y fecundidad en el país, «poniendo en riesgo» a la población. Como los anteriores, este también se trata de un argumento endeble, sin ninguna clase de evidencia concreta, e incluso refutado por la experiencia internacional. A diferencia de lo que muchos expusieron, que la interrupción voluntaria del embarazo sea parte del sistema de salud pública no tiene tal influencia en las tasas demográficas.
El caso del modelo uruguayo es uno de los tantos que lo comprueban. Tal como afirmó para La Primera Piedra Leonel Briozzo, el ex subsecretario del Ministerio de Salud, la implementación de la ley «no redujo la tasa de fecundidad».
El caso del modelo uruguayo es uno de los tantos que lo comprueban. Tal como afirmó para La Primera Piedra Leonel Briozzo, el ex subsecretario del Ministerio de Salud, la implementación de la ley «no redujo la tasa de fecundidad». Lo que demostraron investigaciones oficiales como la de Patricia Triunfo, José Ignacio Antón y Zuleika Ferre – integrantes de la Facultad de Ciencias Sociales de Uruguay – es que la reducción se observó en los embarazos no planificados. En diálogo con La Primera Piedra, Triunfo explicó que esto generó consecuentemente una mejora en la salud de los recién nacidos «pues los embarazos no planificados generalmente registran menos controles prenatales».
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4- «El aborto se usará como método anticonceptivo»
Esto viene de la mano con el planteo anterior y también carece por completo de fundamentos. Por el contrario, lo que la experiencia de los países alrededor del mundo demuestra, es que una vez incluido el aborto en el sistema de salud pública, y en conjunto con una política de salud sexual y anticonceptiva, el número de abortos tiende a disminuir con el paso del tiempo. Si bien los registros en distintas regiones muestran un inicial salto en la cifra de interrupciones practicadas – lo cual es lógico, teniendo en cuenta no solo las posibilidades de acceso para todas las personas gestantes por igual, sino también el hecho de que la legalidad permite conocer estadísticas antes ocultas – luego de un tiempo los números tienden a descender hasta alcanzar una meseta.
Por el contrario, lo que la experiencia de los países alrededor del mundo demuestra, es que una vez incluido el aborto en el sistema de salud pública, y en conjunto con una política de salud sexual y anticonceptiva, el número de abortos tiende a disminuir con el paso del tiempo.
La italiana Marina Graziosi, Profesora de Sociología del Derecho de la Universidad de Roma, que expuso en una de las jornadas de debate, afirmó que «en 40 años, los abortos han bajado muchísimo y casi completamente han desaparecido las muertes«. Por su parte, y tal como afirmaron para La Primera Piedra, distintos especialistas, Uruguay experimentó una baja drástica en las tasas de aborto, pasando de un 38.5 cada 1000 mujeres en el año 2000 a un 11.8 en la actualidad. “No es solo por la despenalización, sino también por una política de anticoncepción muy abierta en todo el sistema de salud y la educación sexual a nivel público y privado, afirmó el ex subsecretario del Ministerio de Salud, Leonel Briozzo.
5- «No existe el aborto seguro»
Tampoco faltaron en el Congreso el relato de experiencias particulares alrededor del aborto y datos nuevamente descontextualizados que buscaron demostrar que la legalización no disminuiría el riesgo para las mujeres. Una vez más, esto puede ser ampliamente refutado por la experiencia de otros países. Permitir que la interrupción voluntaria del embarazo forme parte de las políticas de Estado, que el misoprostol sea producido de forma pública y que los profesionales de salud acompañen en todo momento a la mujer en su decisión en lugar de juzgar, condenar y hacer oídos sordos a sus necesidades, evitaría la exposición a métodos poco sanitarios y riesgosos para su vida, y reduciría las complicaciones que puedan surgir. Forzadas a la clandestinidad, son miles las que no tienen recursos y recurren a tallos vegetales, sondas, y otros procedimientos sin los cuidados necesarios.
Permitir que la interrupción voluntaria del embarazo forme parte de las políticas de Estado, que el misoprostol sea producido de forma pública y que los profesionales de salud acompañen en todo momento a la mujer en su decisión evitaría la exposición a métodos poco sanitarios y riesgosos para su vida, y reduciría las complicaciones que puedan surgir
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el misoprostol y la mifepristona – medicación utilizada en los lugares que implementaron el aborto legal – es uno de los métodos más recomendados y seguros y que, además, puede ser utilizado en la propia casa. De esta forma, los países lograron así reducir la mortalidad materna por abortos inseguros. En Uruguay, por ejemplo, se lograron eliminar las muertes asociadas a la práctica del aborto, convirtiendo al país en el segundo de América con menos mortalidad materna, registrando 14 muertes cada 100 mujeres, aventajado solo por Canadá. A su vez, esto impactó en las tasas de mortalidad infantil, puesto que, como explicó Briozzo para La Primera Piedra, la salud de la madre influye también en la de los niños.
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