Desmadre es el primer largometraje documental de la directora Sabrina Farji (Eva & Lola), en donde se expone de manera cruda las relaciones de amor/odio entre madres e hijas. En tiempos donde resulta indispensable consolidar una perspectiva de género que permita incluir nuevas miradas en el campo cinematográfico, la creación de Farji va mucho más allá de lo femenino y la complejidad de los afectos para sumergirse en las tensiones entre realidad/ficción que habitan el género documental. Gran propuesta nacional de esta semana.
Desmadre está sustentado en el caos, coloca lo femenino en primer plano y parece ser el fruto de un verdadero estallido emocional. El documental de Farji es, sobre todas las cosas, honesto, porque expone de manera cruda las complejidades que entraña el vínculo madre/hija (quizás uno de los más polémicos en el seno de la vida familiar). A partir de la fragmentación y excelentes recursos, la directora se sumerge en este maremoto de emociones y combina con gran destreza algunas entrevistas a mujeres corrientes o expertas en diversas disciplinas con secuencias de su propia vida.
¿Cómo reconstruir cinematográficamente esos lazos deshilachados que unen a una madre con su hija? Farji cuenta que la idea del documental surgió a partir de un momento de desborde familiar plagado de cambios: su separación, la hija mayor yéndose a vivir con su padre y su propia madre atravesando episodios de ataque de pánico y problemas cardíacos. La situación no parecía ser la ideal para planificar un viaje en familia, pero sin dudas resultaría muy conveniente para el acopio de material. Tres generaciones juntas en la provincia de Entre Ríos para revisitar un pasado en común: abuela (Leonor Schlimovich), madre (Sarbina Farji) e hijas/nietas (Zoe Trilnick Farji y Joelle Levy Farji).
Desmadre no se limita tan sólo a un pronunciamiento acerca de las relaciones familiares, sino que va mucho más allá y apuesta a una indagación metatextual sobre el documental como género audiovisual en sí mismo: allí se ponen en tensión permanente las ideas de realidad/ficción, personas/personajes, mirada/punto de vista, acción/actuación, naturaleza/artificio
Desmadre es un documental valioso por varias razones. En primer lugar, intenta indagar la relación madre/hija desde un ángulo totalmente distinto al imperante: Farji se sumerge en la maternidad desde su estado más crítico, desde sus fracturas y tensiones, desde las grietas en las que nadie quiere husmear. Bien lejos de las construcciones idílicas y de las imágenes míticas, la directora se despoja de prejuicios y vergüenzas para «sacar los trapitos al sol» y exponer de la manera más brutal esos vínculos marcados por la dualidad citada varias veces en los testimonios de las entrevistadas: el «amorodio» (sí, así, todo bien juntito y apretado).
En segundo lugar, el punto de vista que se construye para estructurar el relato es efectivo y genera una rápida identificación con las emociones que las integrantes de este cuarteto experimentan a lo largo de su travesía. Por otra parte, Desmadre no sólo desmantela varios de los mitos que rodean esa idea de «maternidad armónica y feliz», sino que además lo hace con recursos arriesgados y pertinentes. Estos documentales suelen estar enfocados en testimonios de terceros, sustentados en la teoría o la experiencia, y narrados por una voz exógena, fría, distante. Farji juega todas sus cartas y expone esa intimidad de un modo brutal que, al mismo tiempo, genera una profunda empatía.
Por último, hay que destacar que Desmadre no se limita tan sólo a un pronunciamiento acerca de las relaciones familiares, sino que va mucho más allá y apuesta a una indagación metatextual sobre el documental como género audiovisual en sí mismo: allí se ponen en tensión permanente las ideas de realidad/ficción, personas/personajes, mirada/punto de vista, acción/actuación, naturaleza/artificio. Las charlas entre Sabrina y Zoe son aquellas que estructuran buena parte de esos debates y, ciertamente, no tienen desperdicio.
FICHA TÉCNICA
Guion: Sabrina Farji
