Entre los estrenos nacionales de esta semana figura Las Vegas, una película de Juan Villegas protagonizada por Pilar Gamboa, Santiago Gobernori y Valentín «Wos» Oliva. Se trata de una historia de enredos, encuentros y desencuentros amorosos en vísperas de Año Nuevo. Año nuevo, vida nueva, pero lo cierto es que siempre se vuelve al primer amor… y a Villa Gesell. El director logra un relato con las dosis justas de humor, romance y melancolía.
Martín (Santiago Gobernori) y Laura (Pilar Gamboa) tienen treinta y tantos, y buena parte de sus vidas en común. Se conocieron cuando eran chicos, fueron amigos inseparables, pasaron varias vacaciones juntos en el complejo Las Vegas de Villa Gesell, se pusieron de novios y hasta tuvieron un hijo: Pablo (Valentín Oliva). Tras ese nacimiento decidieron separarse y sus vidas tomaron diferentes rumbos, pero después de dieciocho años vuelven a reunirse por casualidad al elegir como destino vacacional esas playas por las que han pasado tantas historias de familias argentinas: Villa Gesell.
El trío protagónico se completa con las participaciones de Valeria Santa como Candela, la jovencísima novia colombiana de Martín, y Camila Fabbri en el rol de Cecilia, una guardavidas que se convertirá en el primer amor veraniego de Pablo. Estos vínculos ya plantean el escenario perfecto para esta comedia de enredos en tono melancólico; esa tónica le sirve a Villegas para matizar el humor más directo (e incluso corporal) con algunas reflexiones sobre la adolescencia, el primer amor, la maternidad, los deseos frustrados, las familias ensambladas, la madurez y la nostalgia por la juventud perdida.
En Las Vegas se explota con ingenio las facetas más cómicas de Pilar Gamboa, con escenas hilarantes como las del inicio, cuando madre e hijo quedan varados en medio de la ruta después de que una avería en el micro y la impaciencia de Laura los obligara a lanzarse a la banquina. Resulta interesante cómo está trabajada esa relación madre/hijo, porque Laura y Pablo son demasiado cercanos generacionalmente: por momentos la diferencia no se nota y casi que podrían ser amigos. Los otros cruces que tienden a despertar carcajadas son aquellos que se dan entre el personaje de Gamboa y la nueva pareja de su ex, a quien se niega a llamar por su nombre correcto.
La película de Juan Villegas es honesta, sensible y sin grandes pretensiones. Es en la elección de ese rincón que elige para narrar su historia (un balneario como Villa Gesell) donde residen los mayores hallazgos, porque logra abordar los grandes temas desde ese pequeño reducto, y el cine no es otra cosa más que eso. El director ha convocado un elenco más que pertinente para su película: el humor de Gamboa se combina perfectamente con la eficacia del debutante Valentín «Wos» Oliva, un referente en el mundillo del freestyle; además, Villegas coquetea con el humor, se atreve a la ironía, al absurdo, a la comicidad de lo corporal (con todos los desafíos que eso supone) y no le teme a la melancolía de los treintañeros y cuarentones. Una muy buena opción de cine nacional para este fin de semana.
Algunas palabras del director: «Podría decir, sin exagerar, que estoy haciendo esta película desde que era un chico. Recién pude filmarla el año pasado, pero nació mucho antes (…) A pesar de que no es una historia literalmente autobiográfica, no puedo negar que esta película expresa todo lo que yo siento por este lugar. La historia que se narra es un símbolo de mi vida, mis recuerdos y mi presente (…) Filmar ahí fue un sueño cumplido. Amo ese lugar y sentí que no era necesario embellecerlo artificialmente para poder transmitir lo que significa para mí.»