Entrevista a María Canale: «Espero que la peli sirva para espejar una posibilidad de aborto en donde el Estado acompaña»

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Mañana se estrena Respirar, una co-producción argentino-uruguaya que ficcionaliza el tema del aborto. Julia es una mujer treintañera, a mitad de una separación, sin trabajo y en plena mudanza. Cuando se entera de su embarazo comienza a pensar en la posibilidad de un aborto, algo que en Uruguay tiene un marco legal diferente al de Argentina, incluyendo contención y apoyo por parte del Estado. Julia es interpretada por María Canale, y La Primera Piedra la entrevistó a pocos días del estreno en salas argentinas.


Rasgos de Julia y desarrollo del guión

— ¿Cuáles fueron las características que te atrajeron de este personaje cuando leíste el guión?

— Con Javier [Palleiro, director de Respirar] nos conocimos en un festival de La Habana, en Cuba. Yo estaba presentando Abrir puertas y ventanas, y él estaba con Guillermo Rocamora presentando Solo. En ese momento Javier ya me habló de esta chica que estaba en un momento difícil de su vida y empezaba a hacer un curso de buceo, pero todavía lo tenía muy desdibujado: eran imágenes de ella en el agua. Y después de dos o tres años me llegó la primera versión del guión.

— ¿Hubo varias versiones?

— Sí, estuve muy presente en todo lo que fue el desarrollo del guión, y Javier estuvo muy abierto a escuchar lo que a mí me parecía.

— ¿Y cuáles fueron esos aportes con los que amasaron el personaje de Julia?

— Pensamos trabajar desde la mirada, para que pudiese haber algo de su estado muy marcado en los ojos y, además, algo de la boca siempre entreabierta para dar cuenta de la entrada y salida de aire un tanto alterada. Lo pensamos como dos rasgos de composición que a mí me sirven mucho a la hora de abordar los personajes. Hacer algo físico que te saque de vos misma ya te coloca en otra energía, en otro color. Para mí fueron puntapiés muy buenos para la composición.

— A Julia se la ve permanentemente rodeada de personas y, sin embargo, hay momentos de gran soledad cuando se entera de su embarazo y empieza a pensar en la idea de un aborto, ¿cómo trabajaste esa dualidad entre compañía/intimidad?

— Me parece que es algo que pasa mucho con el aborto. Si bien en Uruguay es legal y Javier entrevistó a varias mujeres que abortaron con esta ley, muchas relatan que es algo que se transita en soledad porque en realidad la decisión de no llevar adelante ese embarazo es de una. La peli cuenta eso y a nivel guión me parece bien que ella decida no compartirlo, porque de alguna manera está blindada en su emocionalidad. No puede acceder a su amiga, ni a su padre, ni a su ex; está muy metida en sí misma.

— ¿Cómo llevaron a cabo las escenas del agua? Son muy lindas y funcionan como hilo conductor a lo largo de la peli.

— Bueno, hice el curso de buceo tres meses antes del rodaje. Si bien tenía que componer a alguien que estaba aprendiendo a bucear, prefería tenerla bastante clara para actuar esas escenas en las que tenía que parecer que no la tenía tan clara. Y además hice un entrenamiento de apnea dos veces por semana, que consiste en la resistencia debajo del agua; eso me sirvió sobre todo para las escenas de las pesadillas de Julia.


Uruguay y Argentina: dos situaciones distintas

— Es muy bueno ver el contraste que hay entre las situaciones de ambos países, ¿no?

— Sí, hay algo muy interesante de la peli y es que se puede ver perfectamente cómo una mujer atraviesa el proceso de interrupción voluntaria del embarazo con contención del sistema de salud y del Estado. Si bien Julia está desequilibrada por razones personales, puede verse que hay una opción saludable como sociedad y como Estado de que las mujeres lleven a cabo este tipo de decisiones.

— Hay varias escenas en las que distintas autoridades entrevistan a Julia, por su decisión de abortar y también a partir de su búsqueda laboral. ¿Cómo trabajaste ese momento de «ataque» institucional?

— Para mí hay un componente muy infantil en Julia y es como si le estuviesen tomando examen, como si la estuviesen poniendo a prueba todo el tiempo. Cuando se entrevista con el médico, la psicóloga y la asistente social, ella no tiene una postura demasiado adulta para afrontar la situación. Está asfixiada en su situación personal, en su angustia, y todo la aturde.

— Hiciste cine y teatro. ¿Cómo creés que ha sido representado en las ficciones un tema como el aborto? ¿Sigue siendo tabú?

— Sí. Me parece muy interesante lo que ocurre con las películas producidas por Juan Pablo Miller con Tarea FIna porque se ve el enfoque desde una perspectiva argentina, como en el caso de Invisible [película dirigida por Pablo Giorgelli]. Y después se ve cómo es esto mismo en Uruguay, donde existe otro marco legal. Creo que está bueno que se aborde el tema, que se empiece a ficcionalizar más esta problemática. Si de algo nos sirven como sociedad las expresiones artísticas es para espejarnos y ver más allá de nuestra propia baldosa.

— El guión se corre un poco de la típica historia de embarazo adolescente. En este caso la protagonista es una mujer de unos 30 años, con un ex marido, en busca de trabajo, desestabilizada por otras cosas de la vida más allá de la edad. 

— Sí, Julia es una mujer de treinta y pico, podría estar en un momento de madurez como para ser madre y, sin embargo, está muy inestable emocional y psicológicamente: se está separando, no tiene trabajo, está vendiendo su casa. No parece un buen momento para configurarse como madre. Esto le puede pasar a una mujer de 50 que ya fue madre y no quiere volver a serlo. Una debería poder elegir la maternidad en ciertos momentos de la vida, no es algo que involucra sólo a los embarazos adolescentes porque, en definitiva, es mucha responsabilidad traer una vida al mundo, ¡y sobre todo a este mundo!


Colectivo de Actrices a favor del aborto legal, seguro y gratuito

— ¿Qué recepción esperás del público?

— Espero que la peli sirva para espejar una posibilidad de aborto en donde el Estado acompaña y en el que la salud pública contiene. Creo que está bueno ese lugar de militancia para demostrar que esto es así, que no tiene que ser tremendo ni genera traumas psicológicos en todos los casos.

Fotografía: Mauricio Mena

— En este sentido Uruguay es un país que tendríamos que mirar con más atención, ¿no?

— Sí, como dicen en Tiranos Temblad «Uruguay es el mejor país». Ellos están muy iluminados en un montón de aspectos: ceban el mate más rico, manejan más tranquilos, andan más lento, despenalizaron la marihuana y también el aborto. Y todo esto genera sociedades menos hipócritas, porque son cosas que existen, con las que convivimos diariamente, y está bueno que el Estado esté para controlar, amparar y regular. Y todo el dinero que circula en circuitos clandestinos podría ser destinado a la obra pública.

— Hablaste de sociedades menos hipócritas y recordé la Carta Abierta del Colectivo de Actrices, ¿qué opinión te merece esta movida? ¿Estás al tanto? ¿Adheriste?

— Sí, estoy muy internalizada con el Colectivo y firmé la carta en MU. Además estamos realizando acciones todos los martes verdes en el Congreso. Ayer no pude ir pero sé que a partir de una propuesta de Érica Rivas nos teníamos que aprender un poema de Susan Thénon titulado «Por qué grita esa mujer» y nos teníamos que vestir al estilo de diferentes épocas. Una acción poética me parece el mejor lugar desde el que las actrices podemos contribuir a la militancia en este momento. Después es tarea de los políticos empezar a brindar cifras oficiales sobre la cantidad de abortos y el dinero que circula en los circuitos clandestinos.

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