En la tercera jornada de debate por la legalización del aborto, el colectivo de escritoras presentará una carta abierta en el plenario de comisiones de la Cámara de Diputados. Al igual que lo hicieron las actrices durante la primera semana, más de 200 mujeres del ámbito literario se organizaron para dejar sentado su apoyo y sumar voces a una lucha que atraviesa a la sociedad entera. (Foto: Emiliano Lasalvia para La Nación)
Si hay algo que el inicio del debate por la legalización del aborto demostró es que los niveles de movilización social se superaron de forma inimaginable. Esto se vio en las calles que rodean al Congreso y también en los modos de participación política que buscan mantener prendida la mecha de un reclamo histórico que movió las piezas del tablero. Uno de ellos fue la iniciativa del colectivo de más de 400 actrices que presentó una carta abierta en el plenario de comisiones de la semana pasada. Dolores Fonzi dio el primer impulso al documento que luego Verónica Llinás, Griselda Siciliani y Carla Peterson presentaron en la Cámara Baja y luego en el escenario de la Campaña por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito.
«Enseguida se armó una red muy potente y muy diversificada en distintos lugares del país y fuera del país y fue algo que se expandió naturalmente con mucha aceptación», cuenta Claudia Piñeiro en diálogo con La Primera Piedra.
La propuesta contagió la necesidad de seguir tendiendo puentes. Así fue cómo las escritoras Cecilia Szperling y Claudia Piñeiro no dudaron en llevarla adelante al interior del colectivo de escritoras. «Enseguida se armó una red muy potente y muy diversificada dentro y fuera del país y fue algo que se expandió naturalmente con mucha aceptación», cuenta Claudia Piñeiro en diálogo con La Primera Piedra. Entre las más de 200 firmas que la carta llevará el día de hoy se encuentran también las de Selva Almada, Agustina Bazterrica, Gabriela Cabezón Cámara, Cynthia Edul, Mariana Enriquez, Ariana Harwicz, Liliana Heker, Tamara Kamenszain, María Moreno, Matilde Sánchez, Samanta Schweblin, Ana Maria Shua, Cecilia Zsperling y Liliana Viola.
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La convocatoria se está expandiendo: directoras de cine y de música están organizando también la suya propia. Los niveles de organización de voces de peso en el espacio público representan un movimiento más que valioso para seguir expandiendo el reclamo y hacerlo presente en todos los ámbitos sociales. «A veces sucede que hay otras personas que les sirve sentirse identificadas con un colectivo, porque eso le da fortaleza a decisiones que no toman en soledad. Con esto se visibiliza que hay muchas mujeres y también hombres en la sociedad pensando del mismo modo», afirma Claudia Piñeiro. Que referentes de los más diversos espacios dejen bien claro su posición a favor de la legalización del aborto no es poca cosa: permite retroalimentar una lucha que atravesó sectores sociales y generacionales.
Los niveles de organización de voces de peso en el espacio público representan un movimiento más que valioso para seguir expandiendo el reclamo y hacerlo presente en todos los ámbitos sociales.
Pero además estas iniciativas son parte también de una apuesta necesaria para consolidar posiciones al interior del recinto parlamentario en los próximos meses. Al respecto Claudia Piñeiro expresa: «Hay muchos diputados que están dudando y mi expectativa es que, piensen lo que piensen, que tengan la grandeza para darles ese derecho a otros que no opinan como ellos, de no votar de acuerdo a sus convicciones personales sino para el bien común, para la gente que están legislando. En ese sentido es muy loable cuando no están de acuerdo pero conceden el derecho porque es una cuestión de salud pública y de igualdad entre distintas mujeres que no pueden acceder al aborto en la mismas condiciones».
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Además de sumarse al reclamo por la legalización del aborto, el colectivo de escritoras ya venía trabajando para sumar su voz a la lucha feminista. En el mes de febrero nació la primera Asamblea de Trabajadoras del Arte y, luego del segundo encuentro surgió «Nosotras Proponemos Literatura», un documento con diez acuerdos básicos para la búsqueda de igualdad de género al interior del campo cultural, literario e intelectual, donde la representatividad está cruzada por el machismo. «Es importante empezar a juntarse para pensar cómo se reparten los lugares de poder dentro de la literatura», afirma Claudia Piñeiro quien también adhirió a la propuesta.
Además de sumarse al reclamo por la legalización del aborto, el colectivo de escritoras ya venía trabajando para sumar su voz a la lucha feminista
De acuerdo a los datos de la Asamblea, el 70% de las ventas son de libros en Argentina escritos por mujeres, y el 80% de quienes compran también son mujeres. «Nosotras sabemos que las mujeres somos las que más libros compramos, leemos y las que más escribimos, sin embargo, los lugares de poder están ocupados más por hombres que por mujeres, y es importante empezar a visibilizarlo, sobre todo si en determinadas cátedras y lugares no se leen mujeres, dificilmente tendrán el lugar que se merecen en la Academia, en la crítica, o donde sea», dice Claudia Piñeiro, quien adhirió también al documento.
La organización colectiva, la conquista de espacios y el paso al frente que las mujeres están dando desde todos los campos sociales dejan sentado que el feminismo logró ampliar la consciencia de las desigualdades durante tanto tiempo perpetradas por el sistema patriarcal. El camino es largo y la deconstrucción constante, pero las jornadas de debate por el aborto y su masiva adhesión son una muestra de un cambio de época gestado desde el feminismo y de que el momento para gritar es ahora.