Entrevista a Jazmín Esquivel: «No hay que pedirle permiso a ningún varón ni mujer para estar en dónde estamos»

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«Hay un universo que rodea las canciones y las atraviesa que tiene mucho que ver con las imágenes», afirma Jazmín Esquivel respecto a su primer disco solista, Púrpura, que presenta en el teatro Caras y Caretas, y que autodefine como folk progresivo. En la siguiente entrevista con La Primera Piedra señala la actualidad prolífica de la música independiente y la fuerte presencia femenina en el ámbito. «El feminismo es un movimiento en pleno crecimiento, y no hay nada más sano que encontrarnos con pluralidad de opiniones, para poder debatir y enriquecernos, y hacer que el movimiento crezca cada vez más», sentencia. (Foto de portada: CAOS producciones)



—¿Cómo fue tu acercamiento a la música?

— La música fue mi primer juego, desde chica. Mi mamá me cantaba y el juego era ese, cantar juntas e inventar canciones. En mi casa había un piano en el que me sentaba desde antes de aprender a caminar, entre gateada y gateada, tiraba unos manotazos sobre las teclas. Esto lo sé porque me lo cuentan mis viejos y porque en los videos familiares -que están en vhs perdidos en mudanzas- siempre llega el momento «jazmín y el piano». Mi vieja siempre me cuenta que le ponía los auriculares a la panza cuando todavía yo no había nacido, y según ella yo «bailaba». En mi casa siempre hubo música, para dormir, para comer, para jugar. Nunca hubo una imposición para producirla, pero sí podría decir que siempre fue un estímulo muy presente.

— ¿Cuales fueron los primeros sonidos que te volaron la cabeza?

— Cuando sos chicx de pronto te enganchás con músicas que un poco más de grande, o no tanto, decís «eso era un gilada», mientras que hay otras cosas que perduran y van generando una especie de tendencia, como un gusto adquirido. Siento que siempre, o desde que tengo recuerdo, tuve una noción de lo que para mí es música y, por otro lado, lo que podría llamar entretenimiento, o bueno, mal y pronto, gilada. Y más allá de la gilada que en ese momento me metía por los oídos Radio Panda, en mi casa sonaban muchos discos que aún amo. El primero que recuerdo haber escuchado es The head on the door, un disco de The Cure que a mi viejo le gustaba mucho, y sonaba seguido. Es bastante oscuro, y me flasheaba escucharlo. Me acuerdo acostarme en el living de casa y escucharlo una y otra vez, entero, a los 5 o 6 años, y no poder creerlo. Es re loco, pero aún hoy me sigue pasando lo mismo, lo escucho y no me deja de gustar, siempre descubro cosas nuevas.

En mi casa siempre hubo música, para dormir, para comer, para jugar. Nunca hubo una imposición para producirla, pero sí podría decir que siempre fue un estímulo muy presente.

— ¿Cuáles fueron tus influencias más importantes?

— Como cantantes que me flashearon y me marcaron fuerte: Billie Holliday, Ella Fitzgerald, Sade, y mucho más acá en la historia de mi vida: mi querida Sofía Viola. Me encanta decirlo porque la quiero y la admiro, pero más allá de eso, realmente creo que gracias a Sofi entendí cómo traducir la energía y la fuerza de las mujeres del jazz y el blues a la actualidad. Es a través de ella, también, que creo que se me rompieron varios esquemas y vi por primera vez a una mujer joven de la escena independiente actual hacer realmente lo que quería en el escenario, sentir su generosa libertad en cada una de sus canciones. Gracias a ella me animé a encontrar mi propia voz.

— ¿Hay algún genero musical que no te guste escuchar?

— Me pasa con el reggae. No le caso la onda. Muchxs me descansan bastante por eso: «El reggae es el género perfecto, el que simplifica todo, no puede ser que no te guste, Bob Marley, Jaz, por dios!». Pero no sé, no lo entiendo, me aburre. Puedo entender algunas de las cosas técnicas, pero igual sigue sin atraparme.

— Estuviste tocando varios años de forma solista, luego estuviste acompañada como banda con Los Alces y ahora estás presentando el disco solista, aunque también seguís tocando con ellos, ¿cómo vivís todas esas experiencias?

— Son etapas que no paran de generarme aprendizajes. En su momento, cuando empecé con mi proyecto, me hizo muy bien que las cosas se dieran como se dieron y de algún modo contar con una banda tan presente a mi lado. Estoy muy agradecida del sostén que fueron para mí desde un principio, y junto a ellxs me formé, entendí cómo tocar en vivo, aprendí muchísimo de música. Son mis amigxs y compañerxs de viaje. Ahora llegó el momento de terminar de hacerme cargo de que este es mi proyecto, sin separarnos ni mucho menos, pero sabiendo que tengo las riendas en este asunto. Sé que están y me siguen acompañando en el flash, pero también tomé dimensión de que estoy sola en esto, como todxs estamos solxs al final, «hasta en el más elevado amor, siempre estamos solos» dice muy sabiamente una canción de Rosal. Es un amor enorme, pero me hice cargo de estar sola, y está siendo una gran aventura.

«Lo que hacés tiene mucho que ver con una banda que se llama Fleet Foxes, tiene un espíritu en común, hacen folk, folk progresivo». Desde entonces me defino, por los menos a estas canciones que forman este nuevo disco, como folk progresivo.

— ¿Cómo trabajaste en Púrpura, tu primer disco? ¿Cuál crees que es su esencia?

— Son canciones que compuse en épocas muy distintas. Algunas súper viejas, y otras muy recientes. En el medio, y en paralelo a estas, compuse otro montón de canciones, pero que no forman parte de este disco porque, estas diez, comparten una cierta búsqueda tanto en la lírica y como en lo musical. Hay un universo que las rodea y las atraviesa que tiene mucho que ver con las imágenes, el mundo de lo pictórico, lo visual. Y es ahí donde la curaduría del disco cobra sentido y pasan a ser estas las canciones que, más allá de la fecha de composición, forman parte de una misma obra.

— ¿En qué género te definirías?

— Hace unos años, estábamos en Sale la luna, el estudio de Juanito el cantor, terminando de editar mi EP previo a Púrpura. Estábamos en silencio, súper concentradxs en el laburo, y de la nada Juanito pone pausa a la canción que estábamos editando, se da vuelta y me dice: «Lo que hacés tiene mucho que ver con una banda que se llama Fleet Foxes, tiene un espíritu en común, hacen folk, folk progresivo». Se dio vuelta, y como si nada, siguió editando. Sin saberlo, había nombrado una de las bandas de los últimos tiempos que más me influyó. Desde entonces me defino, por los menos a estas canciones que forman este nuevo disco, como folk progresivo.

Soy muy fan de la escena independiente, me encanta ir a ver música en vivo, y elijo ir a ver bandas independientes, desde movidas emergentes hasta otras que ya no lo son tanto, como Los Espíritus. Pero incluso en este último caso, siguen manteniéndose al margen del mainstream, independientes y fieles a lo que tienen ganas de hacer. Y eso es hermoso.

— ¿Cómo ves la escena musical argentina actual?

No puedo opinar mucho de la escena mainstream porque la verdad es que la sigo poco y nada. No sé cuáles son las bandas que suenan en MTV, los grupos de cumbia que la están pegando, o las bandas de rock de moda, pero si tengo que hablar de la escena independiente, realmente creo que hay muchísima música. Hace unos años tengo el placer de ser parte de Mercurio Disquería, un espacio que cuenta únicamente con discos independientes y locales, y sólo con entrar y ver la cantidad de discos que hay, no me cabe duda de la enorme producción musical que hay en el país. Soy muy fan de la escena independiente, me encanta ir a ver música en vivo, y elijo ir a ver bandas independientes, desde movidas emergentes hasta otras que ya no lo son tanto, como Los Espíritus. Pero incluso en este último caso que es bastante tremendo en lo colosal que se convirtió su llegada, siguen manteniéndose al margen del mainstream, independientes y fieles a lo que tienen ganas de hacer. Y eso es hermoso.


Foto: Ioni Epelbaum


— ¿Cómo ves el rol de las mujeres en este ámbito?

— Creo que cada vez hay más mujeres en la música. Creo también un poco que mi entrada al universo de la música fue en paralelo a un crecimiento notorio de la presencia de las mujeres en este ámbito, por lo cual puedo ver cómo crece y se afianza a la par mía. Pero sé como espectadora, y por boca de amigxs y colegas, que hasta hace no tantos años esto no era así. Así que me pone muy feliz poder estar viviendo un cambio de paradigma. Aunque claro, tampoco todo es color de rosa, y la realidad es que la mayoría de las bandas están conformadas por varones, y más aún en los casos de las bandas más populares, que suelen ser todos varones, ni siquiera mayoría, sino su totalidad. Pero creo que es un proceso que toma tiempo, tanto desde afuera como desde adentro.

— A nivel general, ¿cómo ves el movimiento de mujeres?

— Empoderado y fulgurante. Agradezco estar viviendo esta época de tantos cambios, especialmente por la posibilidad de romper con ideas prefijadas y darnos el permiso y el lugar de repreguntarnos cosas, desde lo más profundo, hasta lo más boludo y cotidiano, que termina siendo incluso lo más difícil de modificar por su naturalización. Es un movimiento que no sólo viene a transformarnos en lo que nos concierne como mujeres, sino a darnos la cara de lleno con la realidad y los patrones heredados, ponerlos en jaque, y devolvernos un nuevo reflejo de lo que somos como sociedad. Es un movimiento que trae mucho cambio para los varones también. Ver cómo mis amigos, o mi compañero, se replantean todo en su día a día porque lo aprendieron de una manera y de pronto empiezan a ver que las cosas pueden ser de otra, que ningún lugar es de nadie, sino de quien quiera tomarlo, que nada es «de mujeres» o «de varones», que lo femenino existe en todxs y que eso es hermoso. Yo sé que puedo hacer lo que quiera, y que nadie me va a decir que por ser mujer puedo menos, porque eso es una mentira que nos metieron en la cabeza, y no hay que pedirle permiso a ningún varón ni mujer para estar en donde estamos porque luchamos para estar acá, y por mucho más.



— ¿Te definís como feminista?

— Absolutamente. Soy mujer y quiero lo mejor para mis hermanas, que crezcamos todas y estemos en donde queramos estar, con los derechos que necesitamos y la fortaleza que siempre el patriarcado ha querido quitarnos. Personalmente creo en un feminismo de integración, no quiero que se repita la historia y hacer como los varones, durante toda la historia de la humanidad, hicieron con nosotras. Creo que para cambiar posta, en lo profundo, hay que hacerlo a la par de nuestros amigos y compañeros varones. Sé que muchas compañeras tienen otro modo de verlo, pero allá ellas, y todo bien. El feminismo es un movimiento en pleno crecimiento, y no hay nada más sano que encontrarnos con pluralidad de opiniones, para poder debatir y enriquecernos, y hacer que el movimiento crezca cada vez más.

─ ¿Cómo te preparas para la presentación del disco en el Teatro Caras y Caretas este viernes 6 de abril?

— Falta muy poco y decir que estoy ansiosa sería realmente muy escueto. Se viene una gran fiesta y eso me pone muy feliz, voy a estar rodeada de amigxs, arriba del escenario y abajo y detrás, en la organización, la puesta, las proyecciones, la escenografía y más. Es un disco que deseé mucho y que por fin sale a la luz, y no puede ser de otro modo más que una celebración. Estos días mis planes son descansar de todo lo que fue este último mes, preparando hasta el más pequeño detalle para la presentación. Quiero poder disfrutarlo al máximo, estar presente de verdad y gozar a pleno.



 

 

 

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