Entrevista a Javier Palleiro: «Son las películas independientes las que pueden hablar sobre temas como el aborto»

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Javier Palleiro es director de cine y uruguayo. Recientemente participó como co-productor en proyectos argentinos como La luz incidente de Ariel Rotter, El pampero de Matías Lucchesi o Invisible de Pablo Giorgelli. Ahora le toca la presentación en sociedad de Respirar, su propia película. Sin dudas se trata de un momento especial, porque la obra se atreve a indagar con altura y compromiso un tema candente en estos tiempos: el aborto, que aún sigue siendo tabú a ambos lados del charco. La Primera Piedra entrevistó al director durante su estadía en Buenos Aires para el pre-estreno. Se podrá ver a partir del 10 de mayo en las salas argentinas.


Javier acaba de terminar una entrevista y se acerca para continuar con la rueda de prensa. Saluda con una sonrisa amplia y un abrazo cálido, familiar. «Podés pasar a mi oficina», dice en tono socarrón, y señala uno de los banquitos de la primer planta del Gaumont. Esos pequeños gestos y un «bo» lo delatan rápidamente: este hombre no nació en la voraz Buenos Aires, donde las distancias se imponen a veces muy a nuestro pesar. Javier nació en Montevideo en el año 1976, una ciudad con ritmos más amigables y otro espacio para el afecto. Con su sonrisa intacta, comenta que no puede creer las coincidencias que se han dado para la fecha de estreno, en pleno debate sobre la despenalización del aborto.

Respirar: aborto tratado con altura y compromiso

Primeras imágenes de Respirar

— Entrevistando a María [Canale], ella recordaba el encuentro que tuvieron en un festival, donde vos le hablaste de una imagen que tenías de la protagonista en el agua. ¿Cuál fue esa primera imagen y cómo surgió la idea para el guión?

— Esa primera imagen es muy emblemática y por eso la usamos para el afiche de la película. En 2007 nació mi primer hijo, y yo empecé con unos miedos tremendos a que se muriera. Soñaba que yo me ahogaba, que él se moría… Era una pesadilla recurrente. Ahí empecé a pensar mucho sobre las pérdidas: la posibilidad de perder un hijo, una esposa, el trabajo e incluso la razón. La primera escena que escribí fue sobre una mujer que se llamaba Emilia (después cambió el nombre): ella se ahoga y cuanto más lucha por salir, se hunde.

— ¿Y esto coincide con el debate en Uruguay?

— Claro. En ese momento se empieza a debatir en Uruguay la legalización del aborto. Entonces pensé que tenía que tomarme esto muy en serio, entrevistar a las mujeres y ver cómo era el sistema. A María la conocí en 2011 y le conté sobre esa imagen, pero el personaje era mucho más grande. Los años pasaron y el guión fue cambiando: el personaje fue bajando la edad y María fue creciendo, hasta que se encontraron en el punto intermedio de los 30 años.

— Te corriste del clásico relato de embarazo adolescente con todos los traumas que eso conlleva, y elegiste contar la historia de una mujer de 30 años. ¿Cómo trabajaste ese enfoque y por qué?

— Me parece que cuando hay un embarazo no deseado, el problema es el mismo; el dilema interior es el mismo. Quizás a cierta edad la puede agarrar mejor parada, pero la decisión hay que tomarla. Para la situación en la que está Julia en la película el embarazo es totalmente inoportuno y angustiante, al menos ella lo vive así. Después le encontrará otro sentido, pero al principio lo siente de esa manera.

— ¿Cómo construiste a los otros personajes: el padre, el ex marido y la amiga? ¿Cómo convocaste a los actores?

— Los cuatro personajes son interpretados por actores argentinos. De los tres que acompañan a María Canale —Cesar Bordón (el padre), Esteban Bigliardi (el ex) y María Villar (la amiga)— hay uno que me parece muy relevante y es el de César Bordón, porque en el guión original era una madre. Esta fue una idea de Mariana Urriza, una amiga que no estaba trabajando en el guión pero sabía del proyecto y me ayudó con algunas notas. Ella me propuso que fuera un hombre; fue muy sano y ayudó a ubicar al personaje. Es un padre que está en un lugar incómodo y no sabe cómo tratar a su hija por un tema de educación, de época, de generación; quiere ayudarla pero le cuesta mucho. Y César lo hizo maravillosamente.

María Canale; al fondo, Javier Palleiro (izq) y Esteban Bigliardi (der)

Embarazo, aborto, universo femenino y tabúes

— Con María trabajaste dos elementos para que pudiera entrar fácilmente en el personaje: la mirada y la boca semiabierta. ¿De dónde surgió eso y cómo se relaciona con el título de la película?

—Eso es algo que yo he notado a partir de la observación en amigos y otras personas. A veces, cuando hay una angustia, es difícil cerrar la boca. Es como si hubiese una necesidad de respirar por todos lados, con todos los poros. Me pareció que eso podía estar bueno para construir el personaje, ese tipo de detalles. Y la mirada muy inquieta, dispersa, incapaz de concentrarse en una cosa. Más allá de eso, la apropiación de los personajes fue increíble en todos los actores.

— Construiste la protagonista mujer desde tu propia mirada —una mirada masculina—, y decías que entrevistaste a varias mujeres que abortaron. ¿Qué fue lo que más te llamó la atención de esos testimonios y qué tomaste para elaborar el guión?

— La protagonista es una mujer porque a mí me parece un ser mucho más interesante, me da mucha curiosidad intentar conocer ese mundo que siento más lejano. Ahí entendí que no podía hacerlo desde un lugar masculino; por eso vinieron las entrevistas y charlas con mujeres. Me sorprendió mucho la manera en que pueden abordar el mismo tema. En el caso del embarazo, me encontré con mujeres que lo abordaban desde un lugar de mucha simpleza; y otras lo vivían como algo de lo más complejo, intrincado y difícil de resolver.

— Recientemente participaste como co-productor de un proyecto que trata la misma temática: la peli Invisible de Pablo Giorgelli. Más allá de esos relatos, ¿cómo ves que se trata el tema en las ficciones argentinas y uruguayas?

— En realidad se ve poco. Sigue siendo un tema tabú. Cuando Juan Pablo Miller (productor ejecutivo argentino) me mandó el guión de Invisible, para mí fue una sorpresa porque nosotros ya estábamos trabajando con el guión de Respirar. Entonces él me dijo que eran películas hermanas de distintos países, con realidades diferentes pero en la misma sintonía. Lo cierto es que si una película toca el tema del aborto hay una alarma y todavía no se toma con la racionalidad que el tema requiere, sobre todo tratándose de un asunto de salud pública.

Afiche de Respirar

— Hace poco una actriz decía en una entrevista que lo más cercano al aborto en una tira prime-time era una mujer cayendo por las escaleras que accidentalmente perdía a su bebé.

— Claro, en ese tipo de ficciones no hay chance de que exista la voluntad de hacerse un aborto. Y si aparece el tema probablemente sea la villana quien aborte, no la heroína. En los casos de Respirar e Invisible sí son las heroínas, las protagonistas de la historia.

— ¿Cómo fue el tema de la financiación siendo este un tema tabú?

— Muy difícil. De hecho, parte de la demora en el estreno se debe a la financiación. En Argentina tuvo apoyo inmediato; en Uruguay por ser más limitados los fondos, nos costó un poquito más. Es una película chica: lo hicimos muy a pulmón y con la colaboración de mucha gente.

— ¿Qué esperás de la recepción del público en este contexto?

— Espero que ayude a debatir un poco más y a tener otra perspectiva de un país experimental como es Uruguay.

— Son modelo en muchos aspectos: tienen la legalización de la marihuana, la legalización del aborto. 

— Yo creo que en nuestro país ha funcionado. De hecho, si se toman datos estadísticos, no hubo más muertes de mujeres por aborto —antes había todos los años— y, al mismo tiempo, no creció la cantidad de abortos; ese es un gran miedo de la sociedad. Para la mujer, el dilema del aborto no pasa por la cuestión de la legalidad; hay algo mucho más fuerte que las leyes.

— ¿Por qué creés que este tipo de películas son necesarias a la hora de dar el debate sobre estos temas?

— Si no habla el arte, es mucho más difícil. Y que el cine de entretenimiento aborde esto también es difícil; son las películas independientes las que pueden hablar sobre temas como el aborto. La música, la pintura y la escritura también. Son los lugares donde se puede arriesgar un poco más porque no dependemos de la política ni de una empresa.

 

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