En La Primera Piedra logramos llegar a nuestro cuarto aniversario con el ejercicio de un periodismo independiente, comprometido con la realidad sin dejar de lado la seriedad del oficio. Desde el 7 de abril de 2014 trabajamos por dar batalla al sentido común impuesto por los medios masivos de comunicación, en un contexto mediático sumamente concentrado. Medios que, este último año, han ejercido la profesión mediante mentiras, operaciones y ocultamiento de la información respecto a la grave profundización de la represión que ejerció el gobierno nacional. Es en este punto donde insistimos en el rol fundamental de los medios alternativos en general y de nuestro medio en particular.
A cuatro años de haber arrancado esta batalla, seguimos apostando por aportar una mirada distinta, lejos de los lugares comunes impuestos por los medios masivos de comunicación que, funcionales a intereses económicos y políticos, escapan muchas veces al debate profundo y reflexivo en una sociedad que es constantemente bombardeada con mentiras. No solo buscamos construir esa visión diferente, sino que también nos unimos junto a medios independientes y autogestivos para enfrentar esas miradas que muchas veces generan discursos cómplices de opresiones y represiones.
En este sentido, los Derechos Humanos son un eje central para nuestro medio y es por eso que atraviesan nuestra agenda por completo. En todas sus complejidades y necesidades, son los lineamientos de los cuales partimos para ejercer un periodismo responsable sobre las temáticas – muchas veces – sensibles que analizamos. Lejos de la deslegitimación de las víctimas, el tratamiento desinformado sobre los temas y el pedido expreso de realizar violaciones a los derechos humanos, como lo es el pedido de gatillo fácil ejercido desde varios periodistas, nos ubicamos en una vereda totalmente opuesta.
En un escenario de retrocesos, que afectan no solo a Argentina, sino también al resto de Latinoamérica, decidimos alzar la voz contra lo que otros prefieren silenciar. Es por esto que trabajamos por la defensa del proceso de Memoria, Verdad y Justicia, que estamos comprometidos con el proceso judicial que juzga los delitos de lesa humanidad cometidos durante el genocidio y que exigimos el avance en las causas que implican a los cómplices civiles y empresariales de la dictadura cívico-militar. A su vez, denunciamos la intima relación de los funcionarios del gobierno actual con los civiles que fueron parte fundamental en el Plan Sistemático de Secuestro, Tortura y Exterminio, y la desaparición de 30.000 obreros, militantes, estudiantes y personas integrantes de una generación de lucha.
Tampoco callamos las preguntas que otros clausuran. «¿Qué pasó con Santiago Maldonado?» es un interrogante fundamental que seguirá marcando nuestro trabajo, porque la responsabilidad del Estado fue silenciada por los grandes medios de comunicación volviéndose cómplices de su desaparición y muerte. Seguiremos denunciando esta represión estatal, producto de una persistencia de las órdenes de matar durante toda la democracia, y actualizada en el presente gobierno que ya mató a casi mil jóvenes: entre ellos, Rafael Nahuel, Facundo Ferreira y Pablo Kukoc, éste último asesinado por el policía Luis Chocobar, hecho que confirmó, más que nunca, la legitimidad explícita a un Estado represivo.
En un contexto en el que la violencia de género sigue presente en múltiples ámbitos de la vida cotidiana – pero aún así se continúa desestimando al feminismo – consideramos la perspectiva de género como una dimensión fundamental que atraviesa todas nuestras prácticas. El lugar que los movimientos de mujeres, lesbianas, travestis y trans ganó en el último tiempo en la agenda mediática y social es parte de una deconstrucción constante de los sentidos machistas naturalizados al interior de nuestra cultura, y que requiere de un trabajo constante para desarmar los lugares comunes que lo continúan perpetuando.
Frente a una cultura patriarcal, aún imperante, acompañamos la decisión de las compañeras que deciden no callar más frente a los abusos. Dejar atrás el silencio es una decisión que elegimos como medio para señalar todos aquellos ámbitos que aún hoy mantienen lógicas que oprimen a las mujeres, lesbianas, travestis y trans. Contra el fin de la desigualdad de género y todas las formas de deslegitimar la lucha feminista, elegimos comunicar.
Pero además, con este periodismo con enfoque de género y derechos humanos abordamos nuestras secciones de Cultura y Letras porque, a su vez, muchas de las producciones que elegimos visibilizar también asumen este rumbo transversal a las luchas que se viven en este momento. Frente a la política del gran evento y al lugar central que ocupan las producciones masivas y seriadas de la cultura, es esencial dar un espacio a lo independiente y visibilizar un trabajo fundamental para identificarnos en la cultura y sociedad a la que pertenecemos.
Gran parte del trabajo artístico que circula en los espacios independientes y under no suele ser contemplado por los grandes medios por lo que creemos que la pluralidad de voces aporta una mirada crítica y transformadora que enriquece el diálogo social por fuera de los ritmos consumistas del mercado.
En La Primera Piedra valoramos la cultura independiente en su calidad autogestiva y alternativa a lo mainstrem. Es por esto también que la literatura, como forma alternativa y necesaria de relacionarnos con la realidad, reordenarla y hacerle frente, es de gran importancia en nuestra tarea diaria. Las producciones editoriales independientes y locales, las formas expresivas de la poesía y la narrativa, que en otros ámbitos son procesadas por la maquinaria consumista a la que nos vemos sometidos a diario, son contempladas en nuestro trabajo de forma central.
Luego de estos cuatro años, seguimos construyendo distintos espacios de comunicación y diversas formas de comunicar. La construcción de un periodismo independiente y autogestivo, que llevamos adelante con este medio, es el camino que seguimos eligiendo contra la desinformación, la banalización de los debates y la naturalización de los lugares comunes que impiden cuestionarse sobre las desigualdades e injusticias al interior de la sociedad.
En un contexto cada vez más angustiante para los periodistas en general, de un mercado mediático cada vez más concentrado y el arrasamiento a las políticas públicas de comunicación, la construcción de este medio como tantos otros medios compañeros en este camino contra lo hegemónico sigue siendo una apuesta fundamental y necesaria. En esta ruta entendemos que muchos medios y periodistas son cómplices del poder, frente a esto, respondemos que no somos lo alternativo, sino que somos el verdadero periodismo.
A pesar de los riesgos, elegimos ejercer una profesión comprometida con la realidad que evidencie las desigualdades cotidianas y luche contra ellas. Gracias a quienes confían y nos ayudan a seguir creciendo, esta piedra seguirá rodando por muchos años. Por esto y por muchas razones más, continuamos apostando por hacer periodismo de calidad pero sin esconder la mano.