La Secretaría de Derechos Humanos difundió una pieza gráfica con motivo de una campaña sobre la diversidad sexual en la que hace énfasis en la visibilización de la heterosexualidad. En lugar de dar un espacio a los colectivos y a las disidencias excluidas, se muestra así a la norma patriarcal como eje de la propaganda. ¿Por qué esta no es una forma adecuada de dar lugar a las voces silenciadas en la sociedad? ¿Qué es lo que en realidad implica visibilizar la diversidad de género? (Foto: China Díaz)
«Cualquiera sea tu orientación, todxs somos parte de la diversidad sexual», reza un tweet que encabeza un cartel en el que puede leerse: «La heterosexualidad es parte de la diversidad sexual. #Visibilizar». Esa fue la primera pieza gráfica de una campaña lanzada por la Secretaría de Derechos Humanos, a cargo de Cluadio Avruj que demuestra un claro desconocimiento sobre la situación de la comunidad LGBTTIQ al poner énfasis en lo que representa la norma dominante en la sociedad. ¿Por qué no es necesario visibilizar la heterosexualidad? Para responder esta pregunta, cabe recordar algunos de los motivos por los cuales, a pesar del espacio ganado a través de largas luchas, la comunidad continúa llevando adelante sus reclamos en materia de derechos políticos, sociales y económicos.
¿Conocés casos de gente con miedo a salir a la calle por ser heterosexual, que haya sufrido crímenes de odio? ¿Que haya sufrido amenazas de «violaciones correctivas» como Higui, atacada por ser lesbiana? ¿Qué haya sido procesada por besar a su pareja, como Mariana Gómez, detenida en la estación de Constitución?
¿Alguien perdió una oportunidad laboral por ser heterosexual? ¿Conocés casos de gente con miedo a salir a la calle por ser heterosexual? ¿Que haya sufrido amenazas de «violaciones correctivas» como Higui, atacada por ser lesbiana? ¿Qué haya sido procesada por besar a su pareja, como Mariana Gómez, detenida en la estación de Constitución? ¿Que haya sufrido crímenes de odio, por ser heterosexual? Estas situaciones, son moneda corriente para el colectivo, constantemente agredido por no adaptarse a los parámetros de una sociedad que lo rechaza por no encajar al interior de una «norma».
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En esa dirección cabe destacar que, hoy en día, muchos de los derechos históricos que la comunidad LGBTTIQ reclama desde hace años todavía no se hacen efectivos: inclusión y cupo laboral trans en todo el país; Ley de Emergencia Nacional contra víctimas de violencia de género; Aborto legal, seguro y gratuito, la necesidad de una ley antidiscriminatoria a nivel nacional; la plena implementación de la ley de Identidad de Género, por citar solo algunos de los tantos que aún se siguen exigiendo. A pesar de la importancia de los avances logrados, aún quedan muchos otros que son necesarios para que los derechos del colectivo LGBTIQ dejen de ser vulnerados de forma sistemática.
Además del camino normativo que aún queda por recorrer, son necesarios cambios a nivel cultural, que deconstruyan los cimientos de una sociedad heteronormativa que expulsa y reprime toda disidencia.
Además del camino normativo que aún queda por recorrer, son necesarios cambios a nivel cultural, que deconstruyan los cimientos de una sociedad heteronormativa que expulsa y reprime toda disidencia. Esta es la base de las discriminaciones sufridas en todos los ámbitos, y que obstaculizan el acceso de la comunidad a la salud, la educación, el trabajo e incluso al espacio público. En esto influye fuertemente la Iglesia, que continúa imponiendo su estigma sobre las identidades y la diversidad: ninguna persona o pareja heterosexual sufre el peso de las instituciones religiosas sobre sus espaldas por el simple hecho de su condición sexual, como sí sucede con el colectivo LGBTTIQ.
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¿Qué lugar de visibilización necesitarían entonces los heterosexuales en una sociedad en la que cuentan con privilegios por el solo hecho de serlo, en una sociedad en la que todas las producciones culturales y publicidades apuntan hacia ellos? ¿Por qué realizar una campaña sobre la diversidad de género dando un protagonismo a lo que representa la norma dominante en la sociedad y en función de la cual se oprime y discrimina las disidencias? ¿Por qué no dar voz y lugar a quienes, por el contrario son estigmatizados de forma cotidiana y carecen de derechos por su orientación sexual?
¿Por qué realizar una campaña sobre la diversidad de género dando un protagonismo a lo que representa la norma dominante en la sociedad y en función de la cual se oprime y discrimina las disidencias?
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Esto no significa que las personas heterosexuales no puedan acompañar los reclamos políticos del movimiento, pero sí es necesario hacerlo después de reconocer los privilegios con los que cuentan simplemente por su condición sexual y que nacen, en gran parte, por la discriminación que gays, lesbianas, trans, transgéneros, travestis, intersexuales, bisexuales y queers sufrieron históricamente.