La dictadura cívico-militar que se vivió en Argentina a partir de 1976 se puede abordar de diferentes maneras. Sin dudas, el cine es una forma de acceso a conocer lo que sucedió en aquellos años y, también, entenderlo mediante los relatos de experiencias de hijos o hijas, amigos, conocidas y familiares de quienes inevitablemente desaparecieron. En La Primera Piedra recomendamos cinco películas sobre la dictadura cívico-militar argentina que permiten repensar las mil formas en las que el genocidio sigue atravesando a toda la sociedad.
1. Sinfonía para Ana (Ernesto Ardito y Virna Molina, 2017)
Esta película está basada en la novela homónima de Gaby Meik. La historia, inspirada en hechos reales, transcurre en el tradicional Colegio Nacional de Buenos Aires durante los años ’70. Ana e Isa son amigas que comienzan a militar juntas tras la vuelta a de Juan Domingo Perón en 1973 mientras transcurren una adolescencia «típica» entre amores y desamores, miedos y angustias. Sin embargo, esas relaciones están marcadas a fuego por la política.
Con una interesante fotografía, selección de planos y banda sonora, el relato empieza a recorrer los oscuros años que atraviesan a la Argentina a partir de 1974. El asesinato del sacerdote Carlos Mujica, el ingreso al establecimiento educativo de botas y sectores reaccionarios, la muerte de militantes por la Triple A, empiezan a establecer un contexto muy logrado para comprender las decisiones de las organizaciones políticas y, en este caso, estudiantiles de aquellos años. Con la dictadura, llega el exilio de amigos y amores, la desaparición de compañeros y la persecución en carne propia de un genocidio que buscó eliminar toda forma de resistencia.
2. Buenos Aires viceversa (Alejandro Agresti, 1996)
Este film narra diferentes historias que se entrecruzan en la ciudad de Buenos Aires, durante la década del ’90. Entre la soledad y el desamparo de una época marcada por la impunidad, se ponen en juego las secuelas del genocidio. Tanto en un plano simbólico como concreto, las consecuencias de la dictadura cívico-militar se van desplegando en las historias de cada personaje.
El pasado reaparece en el presente de forma violenta, represiva y dolorosa, en un contexto en que los organismos de Derechos Humanos marchaban solos exigiendo el fin del silencio. Las identidades se ponen en juego en medio de una sociedad marcada a fuego por la destrucción de lazos sociales que promovió la dictadura: padres desaparecidos, represores en actividad, pobreza, soledad, violencia, exclusión e injusticia. Sin embargo, en todo este panorama desolador es posible la memoria, la amistad y la solidaridad.
3. Infancia Clandestina (Benjamín Ávila, 2011)
El director, hijo de desaparecidos, desarrolla esta pieza con una experiencia que entiende en su propio ser. La película se narra desde la mirada de Juan, un niño de 12 años, que regresa a la Argentina con su familia durante el proceso dictatorial. Ese mismo gobierno los había obligado a huir años atrás pero decidieron volver en 1979, en un momento en que las organizaciones políticas decidieron desarrollar una contraofensiva a la dictadura.
Sus padres eran Montoneros, sin embargo, Juan intenta desarrollar una vida «normal» para un chico de su edad, acompañado de la complicidad de su tío, también militante. El colegio, el amor adolescente, las fiestas y las bromas se viven en paralelo a un constante miedo de ser detenidos o de que sus padres nunca vuelvan. En este sentido, esta película permite comprender aún mejor cómo se podía vivir en aquellos contextos tan oscuros.
4. Garage Olimpo (Marco Bechis, 1999)
Garage Olimpo se trata de uno de los films más destacables sobre el cautiverio de detenidos-desaparecidos para la época en la que se produjo. El director, sobreviviente del centro clandestino «Club Atlético», utilizó varios elementos de dicho centro para narrar la historia. Aunque por el nombre se cree que se trata del Centro Clandestino «El Olimpo», la mayoría de los datos que se dejan entrever pertenecen al Atlético. Sin embargo, ambos centros clandestinos fueron parte de un mismo circuito represivo por lo que la analogía es más que acertada.
Fue una de las primeras películas que desarrolló en el relato el proceso por el cuál los detenidos eran «trasladados» a los llamados «vuelos de la muerte»: mediante la aplicación de una vacuna, les hacían creer que serían legalizados, sin embargo, eran adormecidos para poder tirarlos vivos al mar. Allí se narra la historia de María una joven que es secuestrada y uno de sus captores estaba enamorado de ella antes de ser detenida. ¿Cuánto se puede ceder por intentar sobrevivir? Ese es uno de los interrogantes que recorre un film necesario para entender la crueldad con la que se ejercía la represión y el exterminio.
5. Los rubios (Albertina Carri, 2003)
La directora, Albertina Carri, intenta retratar los recuerdos respecto a sus padres que fueron secuestrados durante la dictadura cívico-militar luego de vivir un tiempo en la clandestinidad, y que aún permanecen desaparecidos. Mediante fragmentos, relatos de vecinos y compañeros, fotos y hasta muñecos se desarrolla un relato que permite complementarse con las preguntas que tanto la directora como la actriz que actúa de ella intentan responder.
Lo interesante de este documental con pequeños momentos de ficción es la complejidad de la memoria y su aparición siempre fragmentaria en el presente. A su vez, se puede ver como juega, en el momento de desarrollo de la película, la ausencia del Estado en desarrollar políticas públicas de reparación y, además, la importancia de señalizar los sitios que fueron espacios del horror en un genocidio que sigue persistiendo, y que, en estos casos, los hijos e hijas intentan reconstruir sus recuerdos de la forma en que se pueda.
