Hoy se estrena en Argentina la última creación de Yorgos Lanthimos (Langosta, My best friend, Colmillos), protagonizada por Nicole Kidman y Colin Farrell. El sacrificio del ciervo sagrado le valió al cineasta griego el premio a Mejor Guión en la última edición del Festival de Cannes. Se trata de una propuesta notable dentro del género de horror psicológico, que tendrá al espectador como presa desde el primer plano hasta el último.
El relato de Lanthimos gira esencialmente en torno a lo siniestro e inquietante, a la pura incomodidad. En el género definido como «terror», eso puede situarse en diversas aristas: en los personajes, en los climas, en los giros narrativos o en la atmósfera que envuelve todos esos componentes. Lo primero que llamará la atención del espectador —inmediatamente después de conocer las prácticas sexuales de la pareja protagónica— será el vínculo que une a Steven (Colin Farrell), prestigioso cirujano cardiológico y hombre de familia, con Martin (Barry Keoghan), un adolescente de dudosas intenciones.
Poco a poco irán desentrañándose los elementos más espesos que construyen esa relación, y el muchachito no tardará en desplegar un juego macabro que no sólo involucrará a Steven sino también a su esposa Anna (Nicole Kidman) y a sus dos hijos, Kim y Bob. A modo de venganza por la muerte de su padre a raíz de una mala praxis, Martin le advierte a Steven sobre la maldición que ha caído sobre su familia. Con minuciosidad escalofriante describe la muerte inminente en tres etapas: parálisis de las extremidades, inanición y sangrado de ojos; para salvarlos, Steven deberá matar a uno de ellos.
Actuaciones sólidas e inquietantes, una banda sonora repleta de disonancias y efectos que provocarán movimientos frenéticos en la butaca y, sobre todo, un gran manejo de los climas narrativos en donde prima la pulsión por generar incomodidad
Lanthimos logra crear con gran destreza ese clima denso de horror que no demanda escenas explícitas o detalles impresionables encargados al departamento de arte, sino una manipulación diestra (aunque por momentos exasperante) sobre la sugestión del espectador, para conducirlo al terreno que desee; y, ciertamente, el griego parece disfrutar ese rol de arriero. Los recursos con los que logra su cometido pueden ser discutibles, pero sin dudas resultan efectivos y funcionan en la maquinaria diseñada.
Actuaciones sólidas e inquietantes que sostienen la credibilidad aún en los coqueteos con el plano de lo sobrenatural, una banda sonora repleta de disonancias y efectos que provocarán movimientos frenéticos en la butaca y, sobre todo, un gran manejo de los climas narrativos en donde prima la pulsión por generar incomodidad, la misma incomodidad que sienten estos personajes de la pacata burguesía estadounidense sin mayores sobresaltos que, repentinamente, se ven sacudidos por la llegada de este joven con deseos de venganza cuyos móviles irán develándose gradualmente (y este es quizás el mayor acierto en el planteo narrativo).
Quienes disfruten de ser tomados como presa para este sacrificio cinematográfico, corran a los cines a disfrutar de una pieza creada por un director que sabe cómo lograr los efectos que se propone y arriar a su público cautivo, a veces con sutileza y otras con cierta brutalidad en sus símbolos, pero siempre huyendo de la indiferencia.
FICHA TÉCNICA
Título original: The Killing of a Sacred Deer
Año: 2017
Duración: 121 min.
País: Reino Unido
Dirección: Yorgos Lanthimos
Guión: Yorgos Lanthimos, Efthymis Filippou
Fotografía: Thimios Bakatatakis
Reparto: Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan, Raffey Cassidy, Sunny Suljic,Alicia Silverstone, Bill Camp
Productora: Coproducción Reino Unido-Irlanda-Estados Unidos; Element Pictures / Film4 / New Sparta Films. Distribuida por A24
Género: Thriller. Drama | Thriller psicológico. Sobrenatural