La legitimación del Estado para matar: caso Chocobar

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El gobierno nacional desde su llegada al poder no deja de aumentar sus estadísticas de asesinatos producidos por sus fuerzas de «seguridad». A esos números fríos, se los acompaña con la legitimación discursiva y simbólica que acompaña esa política represiva de forma pública. En ese contexto es que el Presidente de la Nación junto a la ministra de Seguridad han recibido y felicitado a Luis Chocobar, el policía que fusiló por la espada a Pablo Kukoc, el joven que había asaltado a un turista en diciembre del año pasado.



Ni bien comenzó el mes de febrero, Mauricio Macri y Patricia Bullrich recibieron al policía Luis Chocobar para felicitarlo por su accionar y manifestarle su colaboración en la causa judicial que enfrenta. Chocobar está procesado y embargado por asesinar por la espalda a Pablo Kukoc, que había asaltado a un turista estadounidense en el barrio porteño de La Boca en diciembre de 2017.

Según los testigos que se encuentran en la causa, el 8 de diciembre dos jóvenes interceptaron al turista estadounidense Frank Joseph Wolek para robarle una cámara de fotos, uno de ellos lo apuñaló en el pecho y ambos escaparon. A pocos metros del lugar, se encontraba el policía Luis Chocobar de civil. Cuando los jóvenes estaban huyendo, el policía baleó a uno de ellos. Podría haberlo frenado con los disparos, pero decidió matarlo. El joven falleció cuatro días después en el hospital.

(Leer nota: Fusilar por gatillo fácil o estar detenido, las modalidades preferidas que tiene el Estado para matar)

El policía declaró que los disparos fueron en legitima defensa porque se venía «contra él», sin embargo, tal como relatan los testigos y como se pudo conocer mediante un video tomado por una cámara de la zona, el policía gatilló al joven por la espalda, sentenciando su muerte. «Uno le dio en la pierna y le rompió el fémur. Ahí Pablo cae, no sé por qué siguió disparando. Le perforó el riñón, el hígado, el cólon y el estómago», denunció Ivonne Kukoc, madre del joven asesinado.

El juez Enrique Gustavo Velázquez, a cargo del Juzgado Nacional de Menores N°1 de la Ciudad de Buenos Aires, dispusó que Chocobar se excedió en el uso de su legítima defensa y recaratuló el hecho como «homicidio agravado” y “exceso de legítima defensa”. A su vez, estableció un embargo sobre los bienes de Chocobar por el monto de 400 mil pesos. “Me cansé de escuchar mentiras. Lo único claro es que el policía no es un héroe y no defendió a nadie. Es un asesino», aseguró Ivonne Kukoc.

La represión al servicio de los ciudadanos

A pesar de que la causa judicial por el asesinato de Pablo Kukoc se está llevando adelante para demostrar la responsabilidad del agente policial en el hecho, lo particular en este caso fue que el uniformado haya sido recibido por el Poder Ejecutivo. La práctica ejercida por Chocobar no es ajena a una institución que sigue fusilando por gatillo fácil y sentenciando la muerte de miles de jóvenes en democracia. Como si existiese una pena de muerte encubierta, los sectores más vulnerables sufren los «excesos» de los agentes uniformados de forma cotidiana, hayan participado de un delito o no.

Pero, para dejar en claro: que haya sido partícipe de un robo no habilita a que sea asesinado ni tampoco que se haya querido escapar justifica un fusilamiento por la espalda. «Cuando Chocobar intervino, Pablo ya había salido corriendo. No es legítima defensa, es gatillo fácil, una modalidad que desde siempre es política de Estado», como señalan desde la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI)

Que haya sido partícipe de un robo no habilita a que sea asesinado ni tampoco que se haya querido escapar justifica un fusilamiento por la espalda. «Cuando Chocobar intervino, Pablo ya había salido corriendo. No es legítima defensa, es gatillo fácil, una modalidad que desde siempre es política de Estado».

La reunión entre el presidente y la ministra de seguridad junto a Luis Chocobar para felicitarlo y garantizarle a apoyo legal en su procesamiento es una muestra más, evidente y peligrosa, de la línea que este gobierno mantiene en su política represiva. “Estoy orgulloso de que haya un policía como vos, al servicio de los ciudadanos”, señaló Mauricio Macri y agregó: «Confiamos en que la Justicia en otra instancia lo liberará de todo cargo, reconociendo su valentía». “Hay que cuidar a los que nos cuidan”, expresó Patricia Bullrich.

Las declaraciones del Poder Ejecutivo, si bien no sorprenden, son peligrosas. De forma pública están afirmando el apoyo y el aval al accionar represivo de las fuerzas de seguridad que, mediante el gatillo fácil y la tortura, mata cada 23 horas desde la llegada al poder de Cambiemos. «El mensaje que enviaron (con la reunión entre Macri, Bullrich y Chocobar) (…) es que el gatillo y la tortura siguen siendo una política de Estado, pero que ahora es pública y explícita, y se propagandiza y defiende desde el gobierno», señaló María del Carmen Verdú, referente de CORREPI, en una columna publicada en el diario Clarín.

(Leer nota: El gobierno de Mauricio Macri mata cada 23 horas)

Estas declaraciones siguen la misma línea planteada por los funcionarios de Cambiemos desde su llegada al poder. Lejos de excusarse por el accionar de las fuerzas de seguridad, todo el gobierno nacional salió a reivindicar una y otra vez a su aparato represivo. Así lo hicieron tras la desaparición de Santiago Maldonado, luego del asesinato a Rafael Nahuel, después de las represiones de diciembre de 2017 y en todos los operativos que sufren los jóvenes de los barrios más vulnerables, al igual que en el caso Chocobar. En otras palabras, la acción represiva, en todas sus modalidades, se sostiene discursivamente por un gobierno decidido a seguir matando.



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