En la poesía hay temas a los que resulta difícil volver debido a la gran cantidad de poemas escritos sobre ellos. Dos claros ejemplos son el amor y el desamor. A partir de cinco poemas de desamor argentinos contemporáneos, vemos distintas formas de encarar un sentimiento que todos, en algún momento de la vida, estamos obligados a transitar. ¿Cómo enfrentar un duelo? ¿Cómo reconocer cuando una llama empieza su lento apagarse?
1 – Sin nombre – Ioshua
Cada día más
mi tristeza
se pone tu nombre
y a caballo de mi voz
sale a buscarte
(Leer nota relacionada: Todas las obras acabadas de Ioshua: “un amor que trasciende a quien lo ejecuta”)
2 – «Dubner» – Melina Alexia Varnavoglou
A veces vivir
es tan simple
y sin embargo
aún existen las catástrofes
todas las cosas puede destruirse de repente
y es falso eso de que vuelven
a recomenzar
como yo acá
en el piso
buscando la posición
en la que duela menos
todavía guardando
la onda expansiva
en el pecho
aprendí de Turner
que es feroz la fragilidad
que algunos barcos se construyen
sólo para verlos quebrarse
sobre la superficie
pero si uno no es
para ser firme
para ser solo
frente a la tormenta
entonces
¿para qué?
(Leer nota relacionada: Reseñas Caprichosas – “Restos planetarios” de Técnica mixta: lo que se desprende de uno mismo)
3 – Sin nombre – Leandro Gabilondo
Tampoco la exageración,
pero qué tristeza la de tus ojos
cuando saben lo que va a pasar,
qué miedo nuestro silencio
cuando no se ve la otra orilla,
qué asco mis decisiones
cuando son una pregunta.
Tampoco la exageración,
pero cómo hacés para volver
a sentir lo mismo que nunca,
cómo vamos a terminar de
construir semejante río,
cómo sobreviviré si hay tanta
distancia entre puente y puente.
Tampoco la exageración,
pero si te duele, te duele.
(Leer nota relacionada: Reseñas Caprichosas – “Kerosene de lo posible” de Leandro Gabilondo: el combustible cotidiano)
4 – Sin nombre – Tamara Grosso
Como venganza
agarré tu libro favorito
y leí sólo el final
después
algunas páginas sueltas
por último
un resumen de Wikipedia
fue lo menos dulce
que se me ocurrió.
(Leer nota relacionada: Reseñas Caprichosas – “Guatepeor” de Tamara Grosso: el placer en manos del lector)
5 – «Es posible que se largue a llover de nuevo» – Juana Roggero
llegaste empapado
era la madrugada
y dejé de creer en vos
chorreaba tu camisa y destilaba
olor a alcohol
eras una bola de agua sucia
y la estúpida reincidencia del amor
¿hasta dónde?
¿hasta cuándo?
ya está
lloviendo otra vez
(Leer nota relacionada: Reseñas Caprichosas – “Morir delante de mamá y papá” de Juana Roggero: la inestabilidad como un sentimiento clave)
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