Con una prosa sencilla y sagaz, Giap y otros poemas vietnamitas (Club Hem, 2017) de Mariano Dubin pone frente al lector una suerte de poemas de trinchera, donde el sentido adquiere un rol aún más vital ante las cosas que nos rodean. Con la guerra como escenario y una visión del mundo en disputa, la poesía en este libro toma distintos roles: la sobriedad, la ironía y, también, lo punzante.
Sobre el autor
Mariano Dubin nació en La Plata en 1983. Publicó los libros de ensayo Parte de guerra. Indios, gauchos y villeros (EME, 2016) y los poemarios Con los pasos de la mala vida (2006), La razón de mi lima (Pixel, 2009), Bardo (Pixel, 2011) y Cosas de zorro (Sirga, 2016).
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El napalm es hoy
Basada en la figura de Giap, militar y político vietnamita que vivió 102 años y encabezó la victoria del país asiático ante Estados Unidos, la poesía de Mariano Dubin se apoya en la épica y la sobriedad para poner en escena la disputa por el sentido. En ese sentido, las prosas poéticas que componen Giap y otros poemas vietnamitas (Club Hem, 2017) muestran la versatilidad del género y del autor a la hora de relatar momentos.
«¿Cómo escribir después del napalm?», puede leerse como primera oración del libro, marcando lo que será el resto del breve poemario en prosa del autor: la discusión por el sentido con una visión del mundo por estandarte. Sin embargo, no hay un estilo panfletario en Dubin, sino que echa mano de distintos recursos a la hora de conmover al lector: la sobriedad de algunos textos convive a la perfección con la ironía, el humor y un estilo que roza lo periodístico.
Con historias ficticias alrededor de la figura de Giap, el autor se permite construir pequeños relatos poéticos que contienen dentro de sí, como una suerte de granada, una gran potencia. Puede leerse, en esa dirección: «Giap piensa y responde: la máxima de nunca combatir en los términos del enemigo es siempre verdadera para el amor». O también: «nuestra guerra es el canto largo que cantan los muertos en nuestros cuerpos frágiles».
A contramarcha de los fragmentos citados, pero en una convivencia armoniosa, Giap y otros soldados vietnamitas pueden aparecer hablando un argentino callejero, plagado de insultos de barrio. Sin lugar a dudas hay provocación en la poesía de Dubin, pero una provocación que busca, intenta revelar sentidos o al menos ir sacándole capas de tierra. Después de todo, puede que no haya mayor hecho estético «que un caserío ardiendo en napalm» y, si como sostiene el autor, «el napalm es hoy», la poesía será combativa y radical. Giap y otros poemas vietnamitas es un ejemplo de eso.