A la protagonista de Algún lugar (Dakota Editora, 2017) no le gusta viajar. Pero a Los Ángeles no viaja; se muda. Este libro puede leerse como un diario de viaje muy particular: los personajes no están conociendo la ciudad, están intentando adaptarse a ella. Esta novela de Paloma Vidal, publicada originalmente en Brasil en 2009 y ahora traducida al castellano por Dakota Editora, narra con crudeza lo que significa abandonar el lugar en el que se está cómodo para vivir en uno nuevo.
*Por Tamara Grosso
Sobre la autora
Paloma Vidal nació en Buenos Aires en 1975 y vive en Brasil desde los dos años. Publicó los libros de cuentos Aduas mãos (2003), Mais ao soul (2008; traducido al español) y Dupla exposição (2016); las novelas Algum Lugar (2009) y Mar Azul (2012); y los poemarios Durante (2015) y Dois (2015). Es traductora y profesora de Teoría Literaria y editora de la revista Grumo desde 2003. Sus textos fueron traducidos al español y al francés.
Una mudanza no es un viaje
La protagonista de Algún lugar (Dakota Editora, 2017) -la primera novela de Paloma Vidal, publicada en Brasil en 2009 y ahora traducida al español- no tiene nombre, no lo conocemos. Es que no importa exactamente quién es: puede ser cualquier mujer que se muda de su país a la ciudad de Los Ángeles, con su pareja y con la intensión de instalarse por varios años para hacer un doctorado y trabajar en la Universidad. En ese sentido, esta es una novela universal: habla de lo que cualquier mudanza a miles de kilómetros puede significar.
El libro es también un retrato de esa ciudad en la que la protagonista se instala. Un retrato mediado por su subjetividad, algo que no lo hace limitado, sino más preciso. La interpretación del personaje de esa ciudad extraña, con calles desiertas que no están diseñadas para peatones y con espacios hostiles y artificiales que hacen preferible permanecer encerrado, es absolutamente realista. Y el contraste nostálgico con una ciudad de Río de Janeiro que se abandonó es clave para trasladar al lector de un punto a otro del mapa.
La forma de narrar que adopta Paloma Vidal en este libro, particular y creativa, suma mucho a la historia que cuenta. Casi toda la novela, que se divide en tres partes (Los Ángeles, Río de Janeiro, Los ángeles), está en primera persona, pero con algunas intrusiones de fragmentos en tercera, que nos muestran la escena desde afuera. A eso se le suma la constante aparición de párrafos en segunda, que narran los sueños de la protagonista como si fueran su conciencia que se los dicta: «Soñás una vez más con tu hermano. ¿Es él? Sí, es él. Muy pequeño, recién nacido, en un cochecito azul enorme que parece más bien una bañadera». Cada tanto, además, aparece un párrafo que es una oración suelta, una pregunta crucial o una verdad contundente: «¿Te parece que vamos a poder quedarnos?» «Me corté el pelo bien corto, como cuando era una adolescente».
Si todo esto ya alcanzaría para que Algún Lugar fuera un libro interesante, aún más lo es cuando la historia da un vuelco. Después de que las reglas queden planteadas y pareciera que la nueva vida de la protagonista en Los Ángeles solo puede tomar un rumbo, todo cambia otra vez. Si mudarse a Estados Unidos fue una decisión, ahora serán acontecimientos que surgen casi sin su intervención los que la pondrán ante un nuevo viaje, y ya no será tan importante el traslado físico como la transformación interna. Algún lugar es un libro que termina llegando más lejos de lo que prometía, y demuestra así la gran capacidad narrativa de Paloma Vidal.