A veces, cuando detrás de un libro hay una muy buena historia, el contenido no es tan bueno. Ese no es el caso de Biografía en los saquitos de té (Llantén, 2017). El por ahora único libro publicado de Westonia Murray, traducido y publicado por Tom Maver, tiene detrás una historia de exilio, secretos y ocultamiento, pero si eso es lo que puede atraer a algunos lectores, son los breves y potentes poemas los que pueden enamorarlos realmente del libro.
*Por Tamara Grosso
Sobre la autora
Westonia Murray nació en 1938 en Townsville, Australia. Vivió en Escocia y en Canadá, hasta que a los 50 años se instaló en Puerto San Julián, Santa Cruz, Argentina. Escribió desde muy joven y fue publicada en revistas locales de Australia, pero a los 20, cuando se fue a estudiar a Escocia, no solo dejó de escribir sino que también perdió los poemas de su juventud. Volvió a escribir en Argentina, pero no había sido traducida al español ni publicada hasta ahora.
Un secreto que se suelta a altas temperaturas
No es fácil encontrar información sobre la vida de Westonia Murray, y hay una razón para eso: aunque nació hace 79 años y sus poemas hacen pensar fácilmente que debió haber sido publicada hace mucho, en realidad no lo fue hasta ahora. O sí, pero sus escritos publicados en Australia cuando tenía menos de 20 años se perdieron. Podría decirse que los casi 60 años que pasaron en el medio son un misterio, pero tampoco: es fácil intuirlos desde los poemas de Biografía en los saquitos de té (Llantén, 2017).
«Te acordás Te acordás / De los detalles?», pregunta uno de los poemas. El resto se encarga de iluminarlos: el paso lento del tiempo en el invierno, la receta correcta de un plato malayo, el lugar en el que una ex novia movió sus manos alguna vez o la forma en la que se comporta el agua del té cuando todavía está en la pava son las imágenes íntimas, casi secretas, que forman poema a poema una verdadera biografía condensada. «El saquito de té / Suelta su secreto / A altas temperaturas».
Según cuenta Tom Maver, traductor y editor, en el prólogo al libro, fue la propia Westonia la que se contactó con él. Un día recibió un comentario en su blog de traducciones de una mujer que quería tomar clases de castellano, pero pedía paciencia porque tenía 80 años. Era Murray, que como Maver deja entrever, probablemente ya quería que él la tradujera. Comenzaron a escribirse y ella le contó sobre su vida, sus viajes, que la pasó mal en Escocia, que tuvo en Canadá y un marido y varias amantes, y que tenía pensado el título para su libro. Nunca se vieron en persona, siquiera hablaron por teléfono. Casi como si no fuera real.
Biografía en los saquitos de té tiene 80 poemas, como si fueran uno por cada año de la vida de la poeta: eso podría ser intencional o una casualidad, pero no deja de ser un dato potente. La mayor parte de ellos tiene alrededor de 10 versos, pero incluso en los más breves, que tienen apenas algunas palabras, es indudable que es mucho lo que se dice: «Mi boca es la taza / Donde el jugo / De estas flores / Se suelta», o «Miro la taza / El té se ha oscurecido / Fui feliz?» son algunos ejemplos de eso.
Los nombres de las personas a las que amó, las imágenes eróticas y los detalles son una de las constantes que se combina en muchos de los poemas: «Se llamaba Stephanie / Fue la primera mujer / Con quien tuve relaciones / Me tomó la cara / Entre sus manos / Y nos quedamos así un rato / Las canciones de Prince / Los origamis / y su póster de Kiss / Lo saben».
Este libro, que es uno de los dos primeros títulos con los que la editorial Llantén se acaba de estrenar (el otro es Noche mía, rival mía, de Marina Tsvietáieva y traducido del ruso por Natalia Litvinova), es una gran noticia porque permite que los poemas de esta autora tan poco conocida salgan a la luz, se difundan y se conserven, y además, como también señala Maver en el prólogo, es un ejemplo de una literatura australiana poco traducida, diferente a la reconocida por la tradición oral.
Tres poemas de Westonia Murray
I
El saquito de té
Suelta su secreto
A altas temperaturas
Me podía quedar quieta
Viendo la pava hervir
Silbar unos minutos su llamado
Como en su momento oí
Mi escritura bullendo Guardada
Lo que puede permanecer
Tanto tiempo al fuego
Tiene que ser poderoso
II
Llegué tarde a la mayoría
De las cosas de mi tiempo
Amé lo que fuera viejo
Por sobre toda novedad
Pero los jóvenes me ofrecieron
En bandejas plateadas sus muslos
La carne de sus pezones
Yo soy el verdadero vino
Me dijeron Y yo bebí
III
Tomando té tras té de manzanilla
Cuento los años
Que estuve sin escribir
Que amé solo a algunos hombres
Que estudié en la academia
Soñando con ser la que no era
Me armé de desobediencia
La noche que verdí
La virginidad
Con otra mujer
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