Abuelas de Plaza de Mayo brindó la habitual conferencia de prensa para anunciar los detalles de esta nueva restitución: la nieta 126. Este anuncio tuvo la particularidad de contar con ella misma allí para expresar la felicidad que le generó haber conocido la noticia y haber recuperado su legitima historia. Hija de Violeta Graciela Ortolani y Edgardo Roberto Garnier, personas que aún siguen desaparecidas, esta nueva identidad ultrajada por el genocidio volvió a vencer el odio que persiste en el presente. (Foto: H.I.J.O.S.)
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, acompañada de los familiares y la propia nieta 126, Adriana, encabezó la conferencia de prensa y brindó detalles sobre la nueva restitución junto a su historia: Adriana, a quién iban a llamar Vanesa, es hija de Violeta Graciela Ortolani y Edgardo Roberto Garnier y nació en cautiverio en enero de 1977. La joven se acercó por iniciativa propia a Abuelas de Plaza de Mayo con dudas sobre su identidad.
La nieta 126, Adriana, es hija de Violeta Graciela Ortolani y Edgardo Roberto Garnier. La joven se acercó por iniciativa propia con dudas sobre su identidad. Aún al día de hoy, Violeta y Edgardo siguen desaparecidos.
Al leer los detalles de su historia, se conoció que Violeta nació en la Ciudad de Buenos Aires el 11 de octubre de 1953 y Edgardo en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el 7 de agosto de 1955. Su familia lo llamaba “Edgar” o “Rober”, y sus amigos le decían “El Chueco” o “El Pato”. Violeta y Edgardo militaban en el Frente de Agrupaciones Eva Perón. Él también militó en la Juventud Peronista y ella en la Juventud Universitaria Peronista. Luego compartieron su militancia en Montoneros, donde ella era llamada “La Viole” y él “La Vieja Bordolino” o “El Viejo”.
Violeta fue secuestrada el 14 de diciembre de 1976, en el Barrio La Granja, en la ciudad de La Plata, cuando estaba embarazada de 8 meses. Edgardo fue secuestrado el 8 de febrero de 1977 en La Plata. Como aún no conocían el genero con el que iba a nacer, al hijo o hija iban a llamarlo Marcos, Enrique o Vanesa, cuyo parto estaba previsto para enero de 1977. Aún al día de hoy, Violeta y Edgardo siguen desaparecidos.
Adriana, la nieta 126, participó de la conferencia de prensa y entre las sonrisas de sus padres que se reflejaban detrás de ella en fotos señalaba su propia felicidad: «Estoy feliz. Esa es la palabra. Estoy plena. Se me completó la vida. La sensación fue muy distinta a la de haber sido regalada, abandonada», mencionaba en relación a que ella pensaba que había sido abandonada al nacer cuando se enteró que no era biológica de quienes la habían criado. También se pudo saber que la joven es abogada y quienes la criaron están muertos. En el día de ayer se enteró que es hija de desaparecidos y quiso conocer inmediatamente a las Abuelas de Plaza de Mayo y a su familia.
«Estoy feliz. Esa es la palabra. Estoy plena. Se me completó la vida. La sensación fue muy distinta a la de haber sido regalada, abandonada»
Adriana ya habló en el día de ayer con su abuela, que tiene 86 años y vive en Entre Ríos. «Tengo una abuela, no lo puedo creer, con 40 años tengo una abuela. (…) Es una genia, ya la quiero», señaló la nieta restituida entre las risas del público que esperaba los detalles con ansiedad: «Es hermosa. Se nota que es hermosa por dentro y por fuera». A su vez, señaló que estaba muy orgullosa de ser una nieta recuperada y agregó: «Esta vez, no pudieron. El amor es más fuerte que el odio. Siempre».
La conferencia de prensa terminó con un mensaje de la presidenta del organismo de Derechos Humanos a la ausencia de los medios de comunicación en una noticia que sigue interpelando a toda la sociedad en el presente porque habla de un delito de apropiación que se sigue cometiendo a más de 40 años de la implementación del genocidio. «Publiquenlo, no lo publiquen chiquito. Esto es historia de todos los argentinos de bien», sentenció Estela de Carlotto.