Durante la noche de ayer, se produjo un fuerte intercambio de ideas entre la vicepresidenta Gabriela Michetti y el periodista Ernesto Tenembaum. La discusión, que tuvo lugar en el programa de Mirtha Legrand en Canal 13, dejó expuestos los preocupantes argumentos del Gobierno de Cambiemos en lo que respecta al uso de la fuerza para reprimir cualquier protesta social. Con la construcción de un enemigo como el «RAM», la muerte de Rafael Nahuel se intenta naturalizar como algo que responde «al sentido común».
El Gobierno de Cambiemos tropezó con sus propios argumentos donde menos lo esperaba: la pantalla de Canal 13. La vicepresidenta Gabriela Michetti afirmó anoche en «La Noche de Mirtha» que desde Cambiemos están preocupados «por la violencia que ejerce en el sur del país el grupo denominado Resistencia Ancestral Mapuche (RAM)». Con una argumentación más que polémica y con falta de pruebas que justifiquen sus preocupantes declaraciones, vinculó a la RAM con los mapuches y su histórico reclamo por recuperar sus tierras en el sur argentino.
Con lo que no contaba Michetti y hasta la propia Mirtha Legrand era con la confrontación del periodista Ernesto Tenembaum, quien arrinconó a la vicepresidenta con preguntas y dejó en claro cómo se intenta justificar la represión estatal desde el Gobierno que encabeza Mauricio Macri. En ese sentido, hace pocos días, el presidente no dudó en afirmar que «hay que volver a la época en la que dar la voz de alto significaba que había que entregarse».
Michetti señaló que la represión que terminó en la muerte del joven Rafael Nahuel en el sur argentino se debió a la respuesta de Prefectura ante «un ataque con lanzas, piedras y tal vez armas de fuego». Repreguntada por eso último, titubeó de nuevo y no pudo afirmarlo.
Sin mostrar ninguna prueba más que las mismas que repiten y construyen los medios de comunicación cercanos al Gobierno, Michetti señaló que la represión que terminó en la muerte del joven Rafael Nahuel en el sur argentino se debió a la respuesta de Prefectura ante «un ataque con lanzas, piedras y tal vez armas de fuego». Repreguntada por eso último, titubeó de nuevo y no pudo afirmarlo.
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Esa misma actitud tuvo cuando Tenembaum le rebatió los dichos de la cuestionada ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que había dicho en conferencia de prensa la pasada semana que «lo que sostiene Prefectura tiene fuerza de verdad, que no necesitaban pruebas» para creerle a los efectivos que actuaron en el sur. Michetti, aplicando el manual de Cambiemos, dijo «no conocer» esos dichos y hasta dudó de su existencia.
Michetti, Cambiemos y la construcción del enemigo
Algo que llamó la atención en el intercambio de ideas entre la vicepresidenta y Tenembaum es que Michetti, segundeada por los comentarios de Mirtha Legrand, no tenía ningún prurito en cuestionar al periodista acudiendo al «sentido común» y a que «todos» sabían que había habido un ataque y que el supuesto «RAM» es un grupo violento. Como si fuera poco, su defensa más nefasta fue cuestionarle a Tenembaum que por qué no cuestionaba «con la misma fuerza» cuando un policía moría, creando otra vez un «ellos contra nosotros» y evadiendo sus responsabilidades.
“El monopolio de la fuerza debe ser ejercido por el Estado y acá hay un grupo que comete actos que se asemejan al terrorismo. Eso es algo que no se puede permitir. No nos olvidemos que este grupo no reconoce la ley y la Constitución de Argentina”, señaló Michetti visiblemente incómoda. A los pocos minutos, y como se podía esperar, Legrand terminó el debate de una manera políticamente correcta.
“El monopolio de la fuerza debe ser ejercido por el Estado y acá hay un grupo que comete actos que se asemejan al terrorismo», señaló Michetti visiblemente incómoda.
En el día de hoy, Página/12 publicó una nota donde se empiezan a ver las fracturas del discurso oficial con respecto a la violencia del RAM, algo tan repetido por los medios afines al Gobierno de Cambiemos. Escribe el periodista Martin Granovsky: «La propia ministra de Seguridad debió admitir que “RAM es un nombre genérico”, o sea que el Estado no tiene ninguna prueba de su existencia. Pero igual siguen las operaciones de inteligencia que crean fantasmas y predisponen el terreno para que las fuerzas federales puedan reprimir de modo ilegal y matar».
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De esta manera, el Gobierno empieza a justificar la muerte en manos de la represión estatal bajo el cobijo de un «gran enemigo» para todos los «ciudadanos argentinos y la Constitución». Algo similar a los recortes en materia de derechos políticos, sociales y económicos que vienen sucediendo desde su asunción, los cuales se justifican con todo lo relacionado al kirchnerismo y la corrupción de sus principales funcionarios. O, yendo más lejos, tal como dijo Michetti: con los 34 años de democracia y su «despilfarro». La dictadura cívico militar, paradójicamente, quedó fuera de esa apreciación.