Resulta difícil resumir un año entero en cinco obras de teatro. Afortunadamente el circuito alternativo es muy prolífico y cada año renueva su cartelera con infinidad de propuestas. La Primera Piedra reúne en este artículo lo mejor del teatro independiente en 2017, considerando aquellas piezas que han logrado hablar de la época a través de sus textos, de sus interpretaciones y de sus recursos escénicos con creatividad, humor y compromiso.
1. Tebas Land (Sergio Blanco)
Con un texto magistral del dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco, dirección de Corina Fiorillo e interpretaciones inolvidables de Lautaro Perotti y Gerardo Otero, Tebas Land ha sido una de las propuestas más atractivas en TIMBRe4. La pieza parte de la temática del parricidio, pero se atreve a indagar en muchas otras cuestiones a través del vínculo entre dos personajes que —a simple vista— parecerían completamente ajenos: un dramaturgo y un preso que cumple la condena por haber asesinado a su padre.
Un gran dispositivo escénico, interesantes experimentaciones con recursos visuales y sólidas actuaciones de fuerte compromiso con los personajes y la historia permiten hablar no sólo del sistema carcelario como máquina panóptica, sino también de los mismísimos procesos creativos durante la escritura. ¿En qué momento comienza a escribirse una obra de teatro? Tebas Land se atreve a dar algunas respuestas.
2. Tierra partida (Marcos Arano)
En formato de clown y con un elenco formidable que incluye payasos desopilantes y excelentes músicos, Marcos Arano ha logrado narrar de manera extraordinaria el período histórico que va desde la declaración de la independencia en 1816 hasta la sanción de la Constitución Nacional en 1853.
Con recursos de gran creatividad, este colectivo nacido en el espacio Malvado Colibrí ha sido capaz de contar varias décadas decisivas en el origen de “la grieta” en tan sólo 85 minutos. La Carpintería ha albergado este trabajo notable que recurre a la historia para hablar de las tensiones y contradicciones que, a pesar de los años, siguen intactas en el presente, sobre esta tierra resquebrajada por luchas que parecen no tener tregua.
3. Todo tendría sentido si no existiera la muerte (Mariano Tenconi Blanco)
La obra escrita por Tenconi Blanco no sólo constituye una pieza de gran valor literario (merecedor del IX Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia 2015 y que le valió a su autor una residencia en el Programa Internacional de Escritura), sino que además cuenta con un elenco excepcional conformado por Lorena Vega, Maruja Bustamante, Andrea Nussenbaum, Agustín Rittano, Juana Rozas y Bruno Giganti.
La noticia de una enfermedad terminal obliga a María —una maestra de pueblo de los años ‘70— a replantearse profundamente el sentido de su existencia. Por eso decide que su última voluntad será filmar una película pornográfica para mujeres. El texto demuestra su capacidad para abrir múltiples flancos: aquí se habla del inevitable paso del tiempo, de la amistad, del amor, de la violencia, los abusos, el sexo y la muerte. Sin temor a los tabúes, Tenconi Blanco logra crear una atmósfera familiar con personajes que uno quisiera tener como amigos.
4. Las negras (Christian Inglize)
Esta obra escrita por Christian Inglize y protagonizada por dos extraordinarias actrices —María de Pablo y Lía Viñao— adquiere gran fuerza en estos tiempos y condensa de manera contundente algo de lo que ha ocurrido en estos últimos años. El texto se atreve a indagar en la eterna cuestión de la lucha de clases y las relaciones de poder, una problemática que puede ser pateada debajo de la alfombra pero que, aún así, no pierde vigencia (y mucho menos en este 2017 tan convulso donde esos conflictos han quedado totalmente expuestos).
Aquí se parte de la tensa relación de poder entre “La Señora” y sus dos sirvientas para hablar de los vínculos entre clases sociales separadas por un abismo (diferentes hábitos, costumbres, lenguajes, vestimentas, modos de ser y sentir), una distancia que luego se impone de igual modo entre los miembros de una misma clase. Con gran destreza a la hora de fusionar humor y tragedia, este trío se ha lucido en el escenario del Teatro No Avestruz.
5. Vidé/la vuelta móvil (Vicente Mulerio)
Se trata de la tercera versión de la pieza escrita por Muleiro en 2009. Por desgracia, su contenido no pierde vigencia y el momento álgido de la actual coyuntura política justifica con creces (y hace necesaria) su reposición. Aquí se da cuenta del regreso de oscuros personajes del pasado condensados en la figura de Vidé(la), un general obsesionado con tener “una muerte como Dios manda” y “una paz digna de ser morida”.
A través del grotesco y con recursos corporales/escénicos de gran contundencia, Carlos March (director y quien encarna al payasesco Biondi) y Carlos Vignola (Vidé) han logrado amasar sus personajes con solvencia, desatando al mismo tiempo la risa nerviosa y la mueca de espanto. En 2017 la pieza pudo verse en El Alambique; el año próximo tendrá su reposición en TIMBRe4.