El poemario 30 (Nulú Bonsai, 2017) de Osvaldo Vigna muestra una poesía potente e íntima, donde lo político y lo personal se cruzan de manera constante. Con el ritmo y estilo que caracterizan a la poética del autor, el humor y la denuncia también se entrecruzan en este libro donde un cambio revolucionario empieza desde el barrio y el barro de los sentimientos.
Sobre el autor
Osvaldo Vigna nació en Buenos Aires en 1959. Estudió Química Industrial, Periodismo y Sociología. En 1995 formó parte de la fundación del colectivo poético y performático Verbonautas, junto a Vicente Luy, Pablo Folino, Eduardo Nocera, Palo Pandolfo, Karina Cohen, Hernán y Gabriel Coullery, con quienes realizó innumerables recitales de poesía en todo el país hasta el año 2000. Luego integró la banda Esquizodelia, que fusionaba poesía y música con una estética de choque, con la cual editó cuatro discos. En el 2014 Nulú Bonsai publicó “Reunión”, una antología que recorre toda su obra poética.
(Leer nota relacionada: ¿Qué es la poesía? #5 Osvaldo Vigna: “La poesía es lo que permanentemente se va escapando cuando la queremos atrapar”)
Pensar global, actuar local
Cualquiera que haya escuchado leer en vivo a Osvaldo Vigna difícilmente se olvide de su ritmo y estilo en el corto plazo. En esa dirección, la reciente publicación de 30 (Nulú Bonsai, 2017) logra el mismo efecto: una musicalidad y una potencia que llegan al lector desde el primero hasta el último de estos 30 poemas que recorren la vida personal y política del escritor y performance.
«Ando/ plegando y desplegando,/ laborioso y colgado,/ y de golpe me chorreo un concepto: ‘PENSAR GLOBAL, ACTUAR LOCAL», se lee en uno de los primeros poemas, advirtiendo lo que será una constante a lo largo de todo 30: hacer dialogar y mezclar lo político con lo social. Además, el uso de mayúsculas y signos de exclamación, logran equiparar la palabra escrita a su versión oral, esa a la que Vigna tanto jugo sabe sacarle.
Apoyándose en imágenes muy puntuales, como «el mantelito de mis tías», así como también en sentimientos («la ansiedad de un sábado con fiesta»), puede decirse que 30 es un libro que no tiene vergüenza en admitirse autobiográfico, ya que al mismo tiempo se es consciente de su pertenencia a un tiempo social y político. La coyuntura tiene un lugar trascendental, pero también se la puede nombrar con sutileza: «Al oeste de Londres y al sur de Barracas,/ los hilos que mueven las cosas no son exactos/ pero son los mismos».
Por último, también este pomario sirve para conocer el combustible que alimenta a la obra del autor: Vicente Luy, Luca Prodan y Pier Paolo Passolini desfilan entre los versos de Vigna, quien también otorga un lugar clave, aunque con menos punk rock, a Luis Alberto spinetta. Se puede pensar de manera global, pero actuando localmente para lograr que el barrio te bese y, en palabras de Osvaldo Vigna, se proporciona emociones y no sale inmune.