En el marco de la semana previa a la XXVI Marcha del Orgullo en Argentina, es necesario pensar y cuestionar las identidades y respresentaciones sexuales que se dan en los grandes medios. A partir de 5 series LGBTIQ -o con presencia de personajes pertenecientes a ese colectivo-, repasamos los aciertos o errores a la hora de plantear las diferentes historias en las pantallas.
1- Presentes
Presentes fue una miniserie argentina de dos temporadas producida por Mulata Films, como una apuesta fuerte por parte de Canal Encuentro (señal dependiente del Ministerio de Educación). La tira creada en 2012 contó con 13 capítulos breves (de 20 minutos cada uno) entre sus dos temporadas, y estuvo destinada principalmente a un público juvenil. Allí se narraban las historias de trece compañeros de secundaria que compartían ese ambiguo sentimiento de felicidad y angustia que conlleva el fin de cursada, un momento definitorio para la constitución de la identidad.
Cada capítulo está dedicado a un personaje diferente del grupo y transita temas ásperos (propios del universo adolescente) como la discriminación, el bullying, la deserción escolar, la sexualidad, los consumos, el embarazo, los deseos, los planes a futuro y la búsqueda de sueños. Presentes propone un cruce interesante entre las problemáticas de la vida privada más personal y aquellas ligadas al plano social como las experiencias de militancia estudiantil.
El capítulo 7 de la primera temporada aborda la historia de Natu (Dalma Maradona), que está enamorada y no sabe cómo hacer para expresar ese sentimiento. El dilema al que se enfrenta reside en que el gran amor de su vida es nada más y nada menos que su mejor amiga, Carla (Martina Juncadella), quien además es la novia de su compañero Luca (Julián Serrano). Un tratamiento interesante y afinado sobre las problemáticas adolescentes/juveniles, que escapa con éxito de los estereotipos en los que muchas veces los productos culturales masivos encasillan a los jóvenes.
2- Sense 8
Sense 8 fue la producción de Netflix que se puso al hombro la bandera del orgullo LGBTIQ y la llevó al frente de la pantalla al presentar una obra coral que pone a personajes de diversas sexualidades y géneros a contar sus historias a través de sus propias voces. Lito, un actor de películas de acción que no puede vivir su homosexualidad públicamente por los prejuicios del medio cinematográfico y Nomi, una hacker trans y activista política que lucha por ser reconocida por su familia como mujer, forman parte de los 8 personajes que, según plantea el nudo de la serie, pueden conectarse mentalmente y ayudarse a atravesar situaciones cómicas y trágicas por igual.
A pesar de que la serie fue cancelada a comienzos de este año tras el estreno de su segunda temporada, la producción de las hermanas Wachowski obtuvo un gran número de seguidores que valoraron la iniciativa de contar historias de minorías sexuales sin caer en estereotipos fáciles ni presentarlos como freaks. Se espera que las historias de los sensates, como se llama a los personajes de la serie, continúe en formato cinematográfico por fuera de la plataforma de Netflix.
3- Las Estrellas
«¿La escena más esperada del año?», se preguntan desde el post de El Trece TV para anunciar la escena de sexo entre Flor (Violeta Urtizberea) y Jazmín (Julieta Nair Calvo), dos de los personajes centrales de la tira prime time de Canal 13 que protagonizan una historia de amor lésbico. La escena posteada en el sitio oficial cuenta al día de la fecha con más de 111.000 vistas, pero en los distintos canales de YouTube (tanto oficiales como alternativos) ese número asciende a los millones, y en los momentos más jugados de la trama esta pareja ficcional suele convertirse en trending topic. ¿Qué es lo que cautiva a las audiencias?
En ese post pueden leerse comentarios muy diversos, pero en líneas generales es posible marcar una clara distinción: por un lado están aquellos que celebran los virajes del guión, enaltecen el compromiso de las actuaciones y cuestionan detalles de la trama como el lugar en el que las protagonistas tienen su primera vez; y, por otro, aquellos en donde se expresa un fervoroso rechazo a cualquier forma del amor homosexual («¡Qué asco!», «¡Qué desagradable!»). Lo curioso es que a pesar de esa declarada repulsión, los anónimos comentaristas se toman el trabajo de mirar la escena y escribir algunas líneas al respecto.
Pese a los grandes avances que pueden rastrearse en torno a estas cuestiones, aún queda un fuerte componente de morbo en quienes miran estos recortes y también en quienes los publicitan desde el lugar de la emisión. Quizás ese extrañamiento desaparezca el día en que las relaciones homosexuales estén tan naturalizadas que ya no será preciso anunciarlas con bengalas de colores ni abordarlas desde los ambiguos territorios del tabú.
4- Orange is the New Black
Producida por Netflix desde el año 2013, trata sobre la vida al interior de Litchfield, una prisión para mujeres ubicada en el norte de Nueva York, Estados Unidos. La identidad sexual es uno de los temas que se ponen en juego, con historias de lesbianismo y bisexualidad que, sólo en algunos casos puntuales, logran escapar de disidencias aún asociadas en la televisión a cuerpos para el consumo masculino. Estereotipos que buscan limitar lo que no encaja en la heteronorma y que también se encuentran presentes en la historia de la protagonista.
Lo que sin embargo está mejor retratado es la discriminación que algunos personajes sufren tanto al exterior como al interior de la prisión y, en particular, la vida de Sophia Burset, una mujer trans condenada por fraude, mediante el que costea las cirugías necesarias para el cambio de sexo. En un episodio especialmente dedicado, la serie hace un breve recorrido por la consolidación de su identidad y el choque que esto representa con los tabúes presentes en los ámbitos laboral y familiar. Tampoco faltan los prejuicios y las agresiones de parte de las fuerzas de seguridad y de sus compañeras de prisión, y la exclusión a la que es sometida a partir de la desatención de un sistema represivo que no contempla sus necesidades médicas.
5- Please like me
Please Like Me es una serie australiana protagonizada por Josh Thomas, que fue incorporada en Netflix en el año 2016. Las cuatro temporadas reflejan un drama autobiográfico del propio Thomas que no deja de lado la comedia. La serie sorprende por la complejidad con la que aparecen algunos temas centrales para la sociedad actual como las relaciones familiares, la sexualidad, la depresión como enfermedad mental y el aborto.
La honestidad con la que se reflejan los vínculos de los protagonistas y, principalmente, el transito de Josh por el descubrimiento de su homosexualidad, mientras enfrenta los problemas que vive su entorno, presenta situaciones que podrían ser absurdas en un comienzo pero que a medida que los capítulos avanzan se vuelven cada vez más cercanas y sensibles para el espectador. Please like me resulta un interesante acercamiento que colabora en la naturalización de la diversidad sexual en un presente más que necesario.
Bonus Track: Friends
Si bien siempre hay que citar las series en su contexto, resulta interesante pensar el caso de la exitosa serie Friends. Cabe valorar que fue una de las primeras producciones en introducir casos de diversidad sexual dentro de su historia, como es el caso de la pareja de lesbianas que conforman la exesposa de Ross, Carol, junto a Susan. También se puede nombrar al padre travesti de Chandler, algo que sin duda hizo ruido para finales de los 90’s y principio de los 2000’s.
Sin embargo ambas apariciones de personajes LGBTIQ no solo no eran principales dentro de la serie, sino que tampoco eran abordadas con la profundidad que visibilizar esas historias necesita. Muchas veces puestos en ridículos o reproduciendo lugares comunes y estereotipos, Friends no terminó de tratar el tema como ambas historias lo merecían. Está claro que no se puede pedir un lugar de pura formación para una serie de humor, pero sí se pueden marcar las falencias.