Las campañas electorales se construyen sobre grandes promesas para el futuro de la gestión. Vamos Juntos, la coalición oficialista que encabeza las encuestas en la Ciudad de Buenos Aires, junto con los candidatos de Cambiemos en todo el país, se compromete a alcanzar poderosas metas abstractas como la paz y la unión mientras esperamos una respuesta por la desaparición forzada de Santiago Maldonado ocurrida en un gobierno del mismo partido. (Foto: DYN)
Voces en la radio, imágenes en la televisión y publicidad en redes sociales. A solo 4 días de las elecciones legislativas a nivel nacional, los candidatos buscan obtener la mayor visibilidad posible antes de que la veda electoral los alcance. Según la campaña de Vamos Juntos en la Ciudad de Buenos Aires, parece más fácil llegar a los votantes con promesas grandilocuentes que con planes de acción. La lista del oficialismo encabezada por Elisa Carrió, por ejemplo, no presenta en su página web oficial ningún listado de propuestas, únicamente invitaciones a reuniones y organización de «timbreos».
La lista del oficialismo encabezada por Elisa Carrió no presenta en su página web oficial ningún listado de propuestas, únicamente invitaciones a reuniones y organización de «timbreos».
Desde el comienzo de la campaña presidencial de Mauricio Macri, «unir a los argentinos» fue uno de los tres pilares sobre los que se basó la propuesta de Cambiemos. Hoy en día, sigue siendo parte importante del discurso de sus máximos representantes. Sin embargo, el gobierno de Macri ha avalado la represión policial y la Gendarmería durante la gestión de Cambiemos es sospechada por la desaparición de Santiago Maldonado. Sin mencionar que la constante oposición con el gobierno anterior y la imposibilidad de diálogo no los sitúan en una posición pacífica sino permanentemente confrontativa.
Otro estandarte de la campaña oficialista es la lucha contra la corrupción. «Sigamos trabajando juntos para que la obra pública nunca más sea sinónimo de corrupción sino de trabajo y desarrollo», propone la plataforma web del candidato bonaerense Esteban Bullrich. La corrupción lamentablemente no es propiedad del kirchnerismo, ya que desde el presidente Mauricio Macri hacia abajo, múltiples sospechas de actos corruptos salpican al gabinete oficialista. Mauricio Macri es sospechado de evasión de impuestos por empresas radicadas en paraísos fiscales, de haber querido favorecer a su padre Franco Macri al perdonarle la deuda del Correo Argentino y de otorgar millonarias licitaciones a su amigo Nicolás Caputo.
Una de las promesas sobre las que se basa el discurso de Cambiemos es la «pobreza cero». Aunque el presidente Macri haya anunciado el mes pasado que los índices de pobreza están bajando, durante el primer año de su gestión se dio un aumento de 3,9% en este mismo índice con respecto al año anterior, alcanzando a un 32,9% de la población de conglomerados urbanos del país, según el Observatorio de la Deuda Social (UCA). Estos índices continúan siendo preocupantes y, aunque hayan bajado en 2017, aún no alcanzan a los estándares previos a la asunción de Mauricio Macri como presidente.
La lucha contra la corrupción será hasta el fin de mis días, yo vi la pobreza y cómo robaron. #LaCornisa
— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 16 de octubre de 2017
A nivel económico, la pelea contra la inflación no ha dado buenos resultados. Argentina continúa entre los diez países con más inflación del mundo y el aumento del 1,9% en el mes de Septiembre ya ha superado la meta inflacionaria calculada para todo el año 2017. A su vez, Argentina continúa aumentando exponencialmente su deuda externa, alcanzando un total de 200 mil millones de dólares este año, ubicándose entre los principales emisores de deuda del mundo.
Esta mañana salimos a escuchar a los vecinos de Merlo y pude ver las mismas ganas que tenemos de seguir #CambiandoJuntos 🇦🇷 pic.twitter.com/RRzbIXl2ps
— Esteban Bullrich (@estebanbullrich) 16 de septiembre de 2017
Aunque las propuestas electorales apuntan a que «sigamos generando trabajo en cada rincón del país», todo el año 2016 se vio atravesado por una crisis en el empleo, con despidos tanto en el ámbito privado como el público. Aunque los índices de ciertos rubros han comenzado a mejorar hacia la mitad de este año, el crecimiento del empleo no alcanza a cubrir las necesidades de inserción laboral. A su vez, ha crecido el número de trabajadores monotributistas en el último año, lo que apunta a una mayor flexibilización laboral y la destrucción de empleos formales.