El cuerpo encontrado en el río Chubut el martes 17 de octubre aún no está 100 por ciento identificado. El mismo fue hallado cerca de la zona dónde se vio por última vez con vida a Santiago Maldonado perseguido por la Gendarmería Nacional, tras el brutal operativo represivo en la comunidad mapuche de Pu Lof en Resistencia de Cushamen. Mientras se esperan los resultados de la autopsia para determinar su identidad y la realización del peritaje correspondiente, el dolor se hace presente.
Santiago Maldonado se encuentra desaparecido desde el 1 de agosto, cuando reclamaba junto a la comunidad mapuche por su territorio y por la libertad de Facundo Jones Huala. Ese día, Gendarmería Nacional irrumpió violentamente en el territorio con palos, balas de plomo y de goma, y hasta piedras. Tras ese terrible operativo represivo, el joven desapareció, siendo la última vez que se lo vio con vida.
La información sobre el encuentro del cuerpo circuló desde la tarde del día 17 de octubre. El equipo de buzos de la Prefectura Naval Argentina, con el apoyo de los perros adiestrados, «halló un cuerpo sin vida en el Río Chubut, aproximadamente a 300 metros río arriba desde el epicentro del conflicto que se desarrolló el día 1° de agosto de 2017», según el comunicado oficial de la Fiscalía Federal de Esquel. El rastrillaje, que fue ordenado por el juez Gustavo Lleral por pedido de la fiscal Silvina Ávila, es el tercero que se realizaba sobre el curso del río. Este operativo tuvo como diferencia a los anteriores que fue realizado por perros entrenados en detectar, mediante el dióxido de carbono, restos cadavéricos en el agua. Ávila fue asesorada por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), equipo que trabaja en la búsqueda e identificación de los restos de personas detenidas-desaparecidas de la dictadura, que le sugirió este tipo de búsqueda.
Veronica Heredia, la abogada de la familia en la conferencia de prensa que dieron en el día 18 de octubre, sentenció: «En ese lugar hicieron cuatro veces rastrillajes (…) No tenemos explicación de porque los otros resultados dieron negativos, ni física ni jurídica».
Las anteriores búsquedas sobre el curso del río habían dado negativo a pesar del amplio despliegue de fuerzas ordenado por el juez que fue apartado de la causa, Guido Otranto. Veronica Heredia, la abogada de la familia en la conferencia de prensa que dieron en el día 18 de octubre, sentenció: «En ese lugar hicieron cuatro veces rastrillajes (…) No tenemos explicación de porque los otros resultados dieron negativos, ni física ni jurídica». A su vez, el periodista Juan Alonso aseguró: “El juez Otranto plagó con 300 efectivos el 18 de septiembre la zona donde hoy encontraron un cuerpo”. Por otro lado, el portal Cosecha Roja manifestó: “La zona de la comunidad Pu Lof en Resistencia ya había sido rastrillada por Prefectura en dos oportunidades en las que participaron buzos tácticos y canes adiestrados para la búsqueda de personas en tierra. Esta vez intervinieron perros que buscan restos cadavéricos debajo del agua”.
La fiscal Silvina Ávila el mismo día que se comenzó con el rastrillaje también había pedido que se periten los teléfonos de Pablo Noceti, jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, por haber estado presente y conducido el operativo de Gendarmería que produjo la desaparición de Santiago Maldonado. A su vez, hay elementos en el expediente que permiten suponer que el funcionario anticipó a los jefes de Gendarmería, con suficiente tiempo, que la Justicia iba a peritar las camionetas que participaron del operativo y los celulares de los agentes que intervinieron. Eso también comenzó a investigarse el día que encontraron el cuerpo en el río Chubut.
“Hemos vivido una jornada terrible y dolorosa (…) El cuerpo fue plantado, una escenografía absoluta”, relató Mabel Sánchez, miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y veedora en el caso por Santiago Maldonado, por la noche del 17 de octubre. A su vez, la vocera del Pu Lof de Cushamen, Soraya Maicoño, aseguró que el cuerpo hallado en el Río Chubut «fue plantado» y argumentó que «era imposible no verlo» en anteriores rastrillajes. En la misma sintonía se expresaron Sergio Maldonado y Andrea Antico cuando en la conferencia de prensa el miércoles 18 de octubre les preguntaron por su opinión: «Es muy raro que lo hayan encontrado allí. Nosotros hemos pasado por ahí y no había nada». Frente a la pregunta sobre si creen que hayan plantado el cuerpo, Sergio manifestó: «Yo no puedo asegurarlo, pero creo que sí».
Los casos se repiten y la responsabilidad estatal también. Hace tres años en La Primera Piedra preguntamos: ¿es que un cuerpo puede desaparecer tan fácilmente? En el 2014, fue hallado el cuerpo de Luciano Arruga, el 17 de octubre, tras ser buscado por más de cinco años por su familia y organizaciones sociales, pero la complicidad de los funcionarios estatales, los agentes policiales de la Bonaerense y el poder judicial hicieron poco por encontrar su paradero. Por su parte, Sebastián Bordón fue asesinado por la policía mendocina en 1997 y su cuerpo fue encontrado, luego de estar varios días desaparecido, en un barranco del río Atuel, el 12 de octubre de ese año, puesto por los mismos responsables de su muerte. Con vida se los habían llevado y en octubre ambos aparecieron muertos. También, en los dos casos se encubrieron las desapariciones colaborando los agentes de una fuerza de seguridad junto al poder judicial.
Los recuerdos no solo surgen por la sensación que recorre estas palabras al momento de ser escritas, sino por los mensajes que surgieron en las redes sociales desde que el rumor que el cuerpo encontrado sea el de Santiago Maldonado se empezó a hacer cada vez más fuerte. Los oportunistas de siempre: los periodistas que pisan día tras día la profesión a la que tanto respeto le tenía Rodolfo Walsh, los medios que especulan con las primicias y la morbosidad, los funcionarios que nunca dieron una respuesta a la familia que reclamaba por la aparición con vida de su ser querido y luego se ubican en el lugar de victimas. Pero sobre todo, los recuerdos de estos casos surgen por la evidencia de que el Estado mantiene los mecanismos necesarios para que 41 años después de la peor represión que sufrió el pueblo, se mantenga la desaparición forzada como un elemento más de control del aparato represivo. Y duele.
La evidencia de que el Estado mantiene los mecanismos necesarios para que 41 años después de la peor represión que sufrió el pueblo, se mantenga la desaparición forzada como un elemento más de control del aparato represivo. Y duele.
La catarata de desinformación de los medios masivos de comunicación va a mantener la especulación en los próximos días. Lejos de buscar la verdad y antes de conocer la verdadera identidad del cuerpo que se encontró, van a repetir hipótesis que alejen a los verdaderos responsables: se va hablar de que se ahogó, de que su muerte es consecuencia del accionar de la comunidad mapuche, que alguien plantó el cuerpo en el lugar del hallazgo para culpar al gobierno, pero lejos van a estar de determinar las responsabilidades políticas y seguramente se va diluir en los grandes medios el reclamo por el que Santiago Maldonado desapareció: las tierras de las comunidades mapuches en Esquel y la libertad del Lonko mapuche Facundo Jones Huala. También van a intentar diluir el reclamo al gobierno nacional que desde el primer día encubrió la represión.
¿Qué hicieron con Santiago Maldonado? 79 días después de su desaparición forzada, insistimos: con vida se lo llevaron. Lo único certero es que Santiago Maldonado huyó de la represión de Gendarmería Nacional la última vez que se lo vio con vida. Lo único certero es que los medios de comunicación y los funcionarios del gobierno nacional se empeñaron día a día desde el 1 de agosto en sembrar pistas falsas sobre el paradero del joven que se convirtió en bandera de lucha. Lo único certero, en medio de toda esta desinformación, es que el Estado y el gobierno son responsables.