El aborto seguro, legal y gratuito es una lucha que ya lleva años al interior de la militancia feminista y que se encuentra obstaculizada por tabúes morales y religiosos. Son las posiciones personales de los dirigentes políticos las que se interponen en un debate urgente para garantizar la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Luego de las elecciones legislativas y con el triunfo de Cambiemos, el conservadurismo de sus integrantes marca un retroceso para el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. (Foto de portada: China Díaz)
El pasado 30 de junio de 2016, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito presentó a la Cámara de Diputados, por sexta vez consecutiva, el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). A menos que reciba tratamiento legislativo, en 2018 perderá nuevamente estado parlamentario. Desde el año 2007 que la campaña lucha por instalar en la agenda política el debate sobre la clandestinidad del aborto, como parte de una necesidad urgente para la salud sexual y reproductiva de las mujeres. En Argentina, según datos del Ministerio de la Salud de la Nación, se estima que entre 450 mil y 500 mil mujeres abortan cada año.
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Sin embargo, las recientes elecciones representan un traspié para la legalización del aborto, dada la nueva conformación del Congreso que tendrá vigencia a partir de diciembre. Con más de 10 millones de votos en todo el país y un 40,59% de apoyo del electorado, el oficialismo logró fortalecer su posición con un triunfo en 13 provincias de todo el país. Si bien se encuentra lejos del quórum propio, en la Cámara de Diputados ganó 21 bancas nuevas, sumando 107 de un total de 257. En Senadores, de un total de 72 escaños, pasará a tener 24, es decir 9 más de los que ya poseía. De esta forma, la presencia legislativa le da a Cambiemos la confianza necesaria para profundizar sus medidas de gobierno en la segunda mitad del mandato.
Desde el año 2007 que la campaña lucha por instalar en la agenda política el debate sobre la clandestinidad del aborto, como parte de una necesidad urgente para la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
La representatividad en el Congreso es así fundamental para marcar la agenda política: los proyectos de ley en el Congreso se tratan de acuerdo a los intereses de quien conduce la mayoría en el recinto. De hecho, el lunes 23 de octubre, luego de las elecciones, Mauricio Macri anunció en una conferencia de prensa en la Casa Rosada que Argentina ingresó “en una etapa de reformas”. Así, afirmó que el gobierno continuará tomando deuda externa y reduciendo el gasto público para reducir el déficit fiscal. Estas medidas pretenden reducir la inflación, pero hasta ahora vienen fracasando: este año ya hemos alcanzado las cifras de inflación planeadas para todo el año 2017 al comenzar el último trimestre.
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En este sentido, el derecho al aborto será una de los debates fundamentales perjudicados a raíz del recambio legislativo. Como hemos mencionado en La Primera Piedra, es conocida la postura de los principales representantes de Cambiemos respecto de la despenalización del aborto. Sin ir más lejos, Macri, que ya se declaraba abiertamente en contra durante su campaña presidencial aseguró en el Congreso Eucarístico Nacional en la provincia de Tucumán de junio de 2016, que defiende “la vida desde la concepción hasta la muerte”. Del mismo modo, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, también ha declarado públicamente, en varias oportunidades, oponerse a la despenalización.
El derecho al aborto será una de los debates fundamentales perjudicados a raíz del recambio legislativo. Como hemos mencionado en La Primera Piedra, es conocida la postura de los principales representantes de Cambiemos respecto de la despenalización del aborto.
Las postura de los principales legisladores electos no es distinta. De hecho, fueron los dichos de Esteban Bullrich los que pusieron al aborto en el centro de escena antes de las PASO en el mes de agosto. En diálogo con FM Blue 100.7, el próximo senador de la provincia de Buenos Aires realizó una repudiada declaración que demostró un profundo desconocimiento sobre los reclamos por los derechos de las mujeres: “Ni Una Menos también es si hay una beba adentro (del cuerpo de las mujeres), también la estás matando. Lo cual no quiere decir que no tengamos que estar cerca de esas mujeres y darle las herramientas para prevenirlo”. “Creo en la vida, el Estado tiene que hacer prevención, educación sexual y medios anticonceptivos pero la interrupción del embarazo es quitar una vida”, agregó.
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Por su parte Gladys Gonzalez, quien también obtuvo una banca en el Senado en representación de Cambiemos, expresó en una consulta para el diario Perfil: “Soy de los que quiere defender la vida y se me plantea el dilema de cuál es la mejor manera. Sin dudas, si tuviera que decidir, diría que estoy en contra de la despenalización. De acuerdo a Página 12/, ya en el año 2011, cuando Gonzalez era diputada nacional y el proyecto de interrupción del embarazo estuvo cerca de ser debatido en el Congreso, había declarado estar a favor del aborto no punible en los casos de violación, pero en contra de despenalizarlo porque, según su opinión, no solucionaría la mortalidad materna.
Elisa Carrió, quien obtuvo el triunfo en la Ciudad de Buenos Aires con más del 50% de apoyo, se opone fervientemente a la legalización del aborto. La próxima Diputada Nacional, quien no recibió ningún impacto negativo tras sus irresponsables declaraciones sobre el caso de Santiago Maldonado, ha realizado varias declaraciones al respecto a lo largo de los años. El 2 de septiembre de 2013, en una disertación en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en Acassuso, expresó: “Yo aclaré perfectamente que estoy en contra de la despenalización del aborto. No estoy de acuerdo. ¿Está claro?”. Esto se condice con declaraciones brindadas en otras entrevistas, como la publicada en La Nación, en el año 2007, durante la campaña presidencial: “Creo que es una mala política de Estado, que puede llevar al aborto indiscriminado”.
Si bien varios de los candidatos del oficialismo destacan que el partido no posee una posición unificada respecto al tema, la gran mayoría se ha expresado en contra de la legalización, rechazando su tratamiento como un tema de salud pública bajo argumentos morales.
Si bien varios de los candidatos del oficialismo destacan que el partido no posee una posición unificada respecto al tema, la gran mayoría se ha expresado en contra de la legalización, rechazando su tratamiento como un tema de salud pública bajo argumentos morales. Así sucedió en otros de los principales distritos electorales del país, donde Cambiemos obtuvo una victoria contundente. “Por mis valores católicos siempre voy a estar a favor de la vida…”, expresó el diputado electo de Córdoba, Hector Baaldasi en una encuesta para el periódico Encuentro. En Mendoza, Claudia Najul, candidata a diputada y ministra de Salud saliente de la provincia afirmó también estar “a favor de la vida y en contra del aborto”, en el programa Punto en Común, que emite TVA y CTC para el Valle de Uco y el Sur provincial.
La postura del Frente de Izquierda
Más allá de las posiciones individuales del resto de los candidatos electos a favor o en contra de la despenalización, es el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT), conformado por el Partido Obrero (PO), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y la Izquierda Socialista (IS), quien ha mantenido una postura consolidada al interior de su partido sobre la legalización del aborto. La necesidad del debate parlamentario para dar curso a una ley que contemple el derecho de las mujeres a decidir ha sido parte de sus propuestas integrales de campaña a lo largo de los años. «El Frente de Izquierda en el Congreso tiene absoluta unanimidad sobre este tema y sostiene en su labor parlamentaria lo mismo que decimos en nuestras propuestas de campaña y por lo que luchamos en las calles”, sostuvo Del Caño durante la marcha del Día Internacional de Lucha por el Derecho al Aborto.
Es el Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT) quien ha mantenido una postura consolidada al interior de su partido sobre la legalización del aborto. La necesidad del debate parlamentario para dar curso a una ley que contemple el derecho de las mujeres a decidir ha sido parte de sus propuestas integrales de campaña a lo largo de los años.
Si bien tendrán solo tres bancas en el Congreso, el FIT logró su mejor elección desde la conformación del frente en 2011 con 1.300.000 votos en todo el país, representando una mejora de un 40 % respecto a los resultados de las PASO. El frente alcanzó por primera dos diputados nacionales en una elección en la provincia de Buenos Aires: Nicolás del Caño – uno de los varios firmantes del mencionado proyecto de ley por la interrupción voluntaria del embarazo – y Romina del Plá, quienes luego rotarán por otros integrantes de los tres partidos que componen la alianza. Además, el FIT tendrá tres bancas en la legislatura porteña, que comenzarán siendo ocupadas por Myriam Bregman, Gabriel Solano y Patricio Del Corro.
«Mientras cientos de mujeres, fundamentalmente jóvenes y pobres, siguen muriendo por abortos mal hechos y miles quedan con secuelas en su salud, se impone sobre el derecho de las mujeres la voluntad de la Iglesia y los sucesivos Gobiernos, que han hecho oídos sordos a la realidad de las mujeres. Se trata de un derecho elemental que es sistemáticamente negado y que impediría muertes evitables”, denunció Bregman en la mencionada marcha. Tal como señalamos anteriormente en La Primera Piedra, el FIT logró también conquistar nuevas bancas en las legislaturas locales de varias provincias como Jujuy, Mendoza, Neuquén, Salta, Santa Cruz, Córdoba, Santa Fe y Tucumán. De esta forma, el frente obtuvo un claro crecimiento electoral, señal de la oposición que plantean al modelo del oficialismo.
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La crimininalización de las mujeres y las muertes provocadas por prácticas inseguras hace que el debate parlamentario sea urgente. Si bien la militancia feminista ha logrado visibilizar la problemática en la sociedad e instalar la discusión en la opinión pública, es el Estado el que tiene que dar lugar a las demandas sin que las posiciones morales y religiosas se interpongan en un problema de salud pública que, dada la nueva conformación del Congreso, parece encontrarse obstaculizado.
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