Estas elecciones legislativas quedarán en la historia nacional como aquellas que ocurrieron en menos de 48 horas después de la identificación del cadáver de Santiago Maldonado. A pesar de querer mostrar mesura y suspender los cierres de campaña, los partidos políticos siguen con la lógica de los festejos y la música festiva en los distintos búnkers. ¿Qué se puede festejar ante uno de los hechos más graves en materia de Derechos Humanos de los últimos tiempos?
El viernes 20 de octubre, alrededor de las 18 horas, Sergio Maldonado reconoció que el cadáver hallado en el Río Chubut era el de su hermano Santiago. El cuerpo encontrado el martes 17 causó que los principales partidos políticos cancelen los cierres de campaña y se llamaran a silencio como una muestra de respeto a la familia y a lo ocurrido hasta que se esclarezca el hecho.
Algo similar se esperaba para este domingo, donde muchos afirmaban que no iba a haber grandes festejos, música alegre ni globos -en el caso de Cambiemos-, pero eso no fue así. Esas muestras obscenas de felicidad ye indiferencia comenzó a la mañana cuando los principales candidatos se mostraban sonriendo ante las cámaras llevando facturas a sus respectivas mesas de votación. Al ser consultados por un periodista sobre el tema, muchos esquivaban el tema y contestaban lugares comunes, fingiendo un tono afligido.
¿Cómo es posible festejar a 48hs de enterarse de un nuevo muerto en democracia producto de la represión estatal?
Con el correr de la jornada, tanto los búnkers de Cambiemos, Unidad Ciudad y Evolución (solo por tomar los casos de la Ciudad de Buenos Aires y provincia de Buenos Aires) lucían escenarios alegres, iluminados, sonrisas y música festiva. Lo mismo sucede con el público asistente a cada uno de esos espacios. ¿Cómo es posible festejar a 48hs de enterarse de un nuevo muerto en democracia producto de la represión estatal?
Tras una semana cargada de angustia y nerviosismo, donde Argentina volvió a preocupar internacionalmente en materia de Derechos Humanos, sobre todo por el silencio oficial por parte del Gobierno de Mauricio Macri, la dirigencia política quiere mostrarse alegre y tapar de chicanas políticas, números y estrategias de cara a las elecciones del 2019. De esa manera, el caso Santiago Maldonado puede quedar en un segundo plano.
Va a depender de la sociedad en su conjunto y la responsabilidad de los medios de comunicación que la fiesta partidaria no tape uno de los hechos más preocupantes de la historia contemporánea nacional.
