Como lo indica el título, La Máquina de las alegorías (Buenos Aires Poetry, 2016) de Claudio Archubi es una apuesta a que el libro trascienda al texto y se convierta en otra cosa: una máquina, un artefacto. En equilibrio entre la filosofía y la poesía, este libro se permite explorar en el lenguaje como creador no solo de historias sino también de mundos posibles. Pero no se queda solo en la experimentación, sino que construye un universo sólido de ideas que se expresan a través de la literatura.
Por Tamara Grosso*
Sobre el autor
Claudio Archubi nació en Mar del Plata en 1971. Es doctor en Física y docente de la UBA. Colabora con revistas literarias del país y del exterior. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía nacionales e internacionales. Publicó La forma del agua (cuentos, editorial de la Universidad de La Plata, 2010), Siete maneras de decir tristeza (poemas en prosa, Lima, 2011), Sísifo en el Norte (poemas en prosa, editorial Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2012), La casa sin sombra (poema en prosa, Buenos Aires, 2014), La ciudad vacía (editorial Trópico Sur, Uruguay, 2015) y La Máquina de las alegorías (poemas en prosa, editorial Buenos Aires Poetry, Buenos Aires, 2016).
El libro como artefacto
«Un libro es una máquina […], una máquina creadora de escritura, creadora de sentidos», dice Lucas Margarit en el prólogo de La Máquina de las alegorías (buenosaires poetry, 2016) de Claudio Archubi. Esa premisa es la clave de lectura para abordar este libro difícil de clasificar. Poemas en prosa o prosa poética son quizás denominaciones insuficientes para estos textos breves pero profundos, con un contenido en gran parte filosófico.
Probablemente la mejor forma de explicar lo que el lector puede encontrar en un libro como este es a través de ejemplos: «cuando mi árbol del conocimiento se parecía a mi corazón, y era apenas un arbusto torcido y joven creciendo hacia cualquier parte, yo avanzaba por sus ramas blancas y yermas dibujando garabatos». La Máquina de las alegorías es una reflexión acerca del conocimiento, de su producción, del origen de las ideas, y también de algunos de los grandes temas de la filosofía, como la verdad, la belleza y la bondad.
Sin embargo, a pesar de los temas, el libro no cae en tecnicismos ni se va hacia el terreno académico; sino que el autor aborda esos temas perfectamente desde la literatura. La primera persona y las imágenes concretas hacen que el texto no se confunda con otros géneros, y el equilibro de éstas con las ideas filosóficas son un gran logro del autor. Además, el lector es constantemente interpelado a involucrarse con el texto desde la interpretación: «Oh lector, busca el hilo que teje este libro. No lo encontrarás. Levanta, como yo ahora, este triste pedazo de espejo. Adentro de su vidrio protector, mi memoria teje la desintegración del Sur.» «Si el lector observa permutaciones posibles en los títulos, tal es el funcionamiento de la Máquina.» «Si el lector observa permutaciones posibles en el orden de los textos, tal es el funcionamiento de la Máquina.»
En sintonía con el concepto del libro como máquina o artefacto, la edición de Buenos Aires Poetry cuida cada detalle del libro como objeto: La Máquina de las alegorías no es solo el texto, sino que es el conjunto que se completa con una serie de ilustraciones, una nota con advertencias preliminares al texto, y hasta una impresión de la máquina en sí en papel traslúcido; elementos que funcionan como claves de lectura y sin los cuales el texto no podría abordarse de la misma manera. Todo esto lo convierte en un libro que puede resultar muy valioso para los fans del libro como objeto, o precisamente, como máquina.