¿Qué se exigió en Plaza de Mayo a 9 días de la desaparición de Jorge Julio López?

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La desaparición de Jorge Julio López en democracia, tras testimoniar en el primer juicio de lesa humanidad que catalogó los delitos de la dictadura cívico-militar como genocidio, es una de las fallas más grandes de las políticas de memoria, verdad y justicia. Para comprender el contexto en el que se dio la desaparición de López y los reclamos que exponían la vigencia del aparato represivo al servicio del secuestro y la desaparición, en La Primera Piedra reproducimos el documento leído en Plaza de Mayo por los organismos de Derechos Humanos a tan sólo 9 días de la desaparición, el 27 de septiembre de 2006. (Foto de portada: Télam)



Ahora, ahora, resulta indispensable, Aparición con Vida, Castigo a los Culpables 

 

Resulta estremecedor escucharnos coreando esta consigna nuevamente. Ninguno de nosotros desearía estar hoy en esta Plaza cantándola. Pero aquí estamos, y somos muchos miles, porque nuevamente es necesario que estemos en esta plaza para exigir que nuestro compañero Jorge Julio López aparezca con vida YA!

 

Como miles de argentinos, treinta años atrás Julio soñaba y luchaba por un país solidario y fraterno, con justicia social, sin explotadores ni explotados. Ese sueño y esa lucha lo llevaron a enfrentar a la dictadura y a soportar el secuestro, la desaparición, la tortura.

 

Y treinta años después, con 76 años, ese mismo sueño lo impulsó a sentarse frente a un tribunal a denunciar a Etchecolatz y a la dictadura genocida, reivindicando la militancia política y la resistencia popular.

 

Hoy Julio está desaparecido nuevamente y nosotros estamos aquí para exigir su APARICIÓN CON VIDA YA!

 

Y además para denunciar que la mayoría de los indicios apuntan a que Julio López fue secuestrado por las patotas de la policía bonaerense y la derecha fascista.

 

Porque Julio fue uno de los testigos claves para que Etchecolatz fuera condenado a reclusión perpetua en cárcel común. Porque el fiscal de este juicio fue secuestrado por unas horas en el 2004 y amenazado para que dejara la causa.

 

Porque durante los tres meses que duró el juicio, los querellantes, los testigos, los abogados, los militantes, sufrimos innumerables amenazas. El aparato represivo intentó amedrentarnos. Anónimos, grabaciones telefónicas, aprietes, fueron usados contra aquellos que ponían en riesgo la impunidad de la que gozaron durante treinta años.

 

Porque las amenazas siguieron después de la sentencia.

 

Porque con nuestra lucha inclaudicable conseguimos que por primera vez una sentencia judicial reconozca que los delitos de lesa humanidad fueron cometidos en el marco de un genocidio.

Porque los genocidas saben que con esta sentencia peligra la impunidad de la que gozan. Saben que esa es la puerta para condenarlos a todos y por todos los compañeros, no sólo a las cúpulas o los pocos que pueden ser reconocidos por los sobrevivientes.

 

Porque dos días después del secuestro de Julio apareció un cadáver fusilado con una bala 9 mm y calcinado en el Camino Negro de Punta Lara, la misma «técnica» y el mismo lugar donde en los años previos a la dictadura arrojaban los cadáveres de nuestros compañeros. Porque en una operación mafiosa destinada a desesperar, amedrentar, atemorizar la policía bonaerense comunicó inmediatamente a la prensa que ese cadáver era de Julio López, sin una sola pericia que lo confirmara.

 

A casi diez días de la desaparición de Julio no admitimos que se nos diga que puede estar perdido debajo de un puente. ¿Tantos puentes hay en la zona de La Plata que las fuerzas de seguridad todavía no pudieron encontrarlo?

 

Denunciamos la campaña tendiente a instalar la idea de una desaparición accidental. El lunes 18 a la madrugada Julio estaba con vida. Hoy debe aparecer con vida.

 

Y eso es responsabilidad del Gobierno Nacional. Por eso le exigimos la APARICIÓN CON VIDA YA! DE JULIO LÓPEZ Y EL CASTIGO A LOS CULPABLES.

 

También es responsabilidad de este gobierno que el aparato represivo siga impune.

 

A pesar de los hechos de Puente Pueyrredón, donde participó activamente el aparato represivo de Camps-Etchecolatz, nos enteramos ahora, por boca del propio Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que 60 policías de la bonaerense que se desempeñaron en campos de concentración seguían en funciones hasta el viernes pasado. Esto es una aberración que solo genera más impunidad ¿Hacía falta la desaparición de Julio y nuestro reclamo para que los echaran?

 

Nos preguntamos: ¿Son sólo 60 en la bonaerense? ¿cuántos más siguen en sus cargos en el Ejército, en la Armada, en la Fuerza Aérea, en la Gendarmería, en la Prefectura, en la Policía Federal, en las policías provinciales, en la SIDE?

Que el torturador Olimpo Garay (alias Loro-Gómez), imputado como jefe del Centro Clandestino de Detención Vesubio presida y entregue, hace 12 días, el premio Círculo de Oficiales en el acto de la Academia Superior del Servicio Penitenciario Federal, es otra aberración que solo genera más impunidad.

 

Que la ESMA, haya sido desalojada parcialmente y queden miles de integrantes de la armada en el predio, a casi dos años de promulgada la ley de desalojo, solo genera más impunidad.

 

Estos y otros hechos, permitidos y apañados desde el poder del Estado facilitan a los resabios de la dictadura y sus actuales seguidores ganar confianza y tomar fuerzas para iniciar acciones como la que hoy vivimos el conjunto de los argentinos con el secuestro, una vez más, de Julio López.

 

Durante 20 años gozaron de la impunidad total que les brindaron los gobiernos constitucionales. Con nuestra lucha conseguimos la nulidad de las leyes de Obediencia debida y punto final, la reapertura de las causas y la primera sentencia en la que se condena a un verdugo por genocida.

 

No permitiremos que la desaparición de Julio López sea la respuesta.

 

Exigimos que el Gobierno ordene la inmediata baja de todos aquellos que cumplieron funciones en los campos de concentración de la dictadura. Que sigan en sus cargos solo significa más impunidad.

 

Exigimos juicio y castigo para todos los genocidas, sus cómplices y beneficiarios civiles.

 

Y hoy como ayer, con el mismo dolor, con la misma bronca, con la misma fuerza, gritamos: Ahora, ahora, resulta indispensable, Aparición con Vida y Castigo a los Culpables!



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