Hace tres años, Estela de Carlotto recuperó a su nieto, quién había sido apropiado durante la dictadura cívico-militar, tras una búsqueda de casi cuatro décadas de Abuelas de Plaza de Mayo. Un hecho que puso en el centro de la discusión los delitos de lesa humanidad que se siguen cometiendo en la actualidad, además de legitimar la lucha del organismo de Derechos Humanos. Hoy, aún más de 300 nietos no conocen su verdadera identidad, y es allí dónde esta historia debe servir como ejemplo y puntapié para encontrar a todos los que faltan.
Una historia de búsqueda y lucha
La lucha de Estela de Carlotto comenzó en las rondas de Plaza de Mayo junto a las madres que con un pañuelo blanco reclamaban por el paradero de sus hijos, secuestrados y desaparecidos por la dictadura cívico-militar. Un grupo de ellas comenzó a apuntar su búsqueda, además de seguir reclamando por sus hijos, en recuperar a los nietos que tenían el conocimiento de que habían nacido en cautiverio y que fueron apropiados por los militares o sus cómplices, como se enteraron años más tarde. Estela se sumó a Abuelas de Plaza de Mayo unos meses después de su conformación, cuando se enteró de que su hija estaba embarazada.
Un grupo de ellas comenzó a apuntar su búsqueda, además de seguir reclamando por sus hijos, en recuperar a los nietos que tenían el conocimiento de que habían nacido en cautiverio y que fueron apropiados por los militares o sus cómplices. Estela se sumó a Abuelas de Plaza de Mayo unos meses después de su conformación, cuando se enteró de que su hija estaba embarazada.
Guido, el nieto de Estela, nació el 26 de junio de 1978 en el Hospital Militar y fue el nombre que Laura, su hija, le puso mientras estaba en cautiverio en el centro clandestino «La Cacha» en la ciudad de La Plata, durante la última dictadura cívico-militar. Laura Carlotto fue asesinada el 25 de agosto de 1978.
Tras años de girar por comisarías, cementerios y juzgados, Estela de Carlotto logró recuperar los restos de su hija. Desde allí, comenzó junto al organismo que presidió desde 1989, una búsqueda y un camino inclaudicable en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Sin embargo, en todos esos años no tuvo conocimiento del paradero de Guido, hasta que en el 2014 el joven se presentó voluntariamente en la sede de Abuelas ante la sospecha sobre su verdadera identidad.
El esperado encuentro
Hace tres años, el abrazo que Estela de Carlotto esperó por 36 años se consagró tras la constatación científica de que Ignacio Montoya, efectivamente era Guido Carlotto. El hijo de Laura también había buscado e indagado por su identidad y buscó sus respuestas en el organismo.
Ignacio Montoya Carlotto se presentó voluntariamente en 2014 en Abuelas de Plaza de Mayo porque sospechaba de su identidad y, finalmente, tras someterse a pruebas de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos, confirmaron el parentesco con su abuela.
Ignacio Montoya Carlotto se presentó voluntariamente en 2014 en Abuelas de Plaza de Mayo porque tenía sospechas sobre su identidad. Finalmente, tras someterse a pruebas de ADN y los estudios correspondientes en el Banco Nacional de Datos Genéticos, confirmaron el parentesco con su abuela en un 99 por ciento.
(Leer nota: 30 años del Banco Nacional de Datos Genéticos: «El delito de apropiación se sigue cometiendo»)
El nieto que había sido apropiado durante la dictadura cívico-militar fue recuperado el 5 de agosto de 2014, en un día histórico para el organismo de Derechos Humanos. Tras casi 40 años de búsqueda, uno de los momentos esperados por la sociedad llegaba para reivindicar una lucha de décadas y dar más fuerza para continuar con los pasos necesarios para encontrar a todos los que faltan.
Hoy, a tres años y los nietos que faltan
A tres años de ese abrazo, aún quedan muchos nietos que siguen sin conocer su verdadera identidad. Abuelas de Plaza de Mayo, junto al Banco Nacional de Datos Genéticos y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, ya han logrado recuperar 122 nietos que fueron apropiados durante la dictadura cívico-militar. Cada uno de ellos trae y se encontró con realidades diferentes: algunos recuperaron a sus abuelas, otros a familias enteras o algunos no pudieron conocer a su verdadera familia aunque sí su historia, pero todos pudieron reencontrarse con su identidad.
Sin embargo, las consecuencias más visibles del genocidio vivido en Argentina son los cuerpos que faltan de los desaparecidos y el paradero de quienes fueron apropiados cuando eran bebés. Hoy, más de 300 personas siguen viviendo en la mentira, mientras que sus apropiadores siguen cometiendo un delito de lesa humanidad. Allí es dónde los pasos sembrados por Abuelas de Plaza de Mayo muestran el camino a seguir para recuperar hasta el último nieto.
Si naciste entre 1975 y 1980, y tenés dudas sobre tu origen, comunicate con ABUELAS DE PLAZA DE MAYO (011) 4384-0983 – www.abuelas.org.ar
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