Reseñas Caprichosas – “La piel de la oruga” de Melisa Mauriño: la poética de lo vivo

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Como lo anticipa su título, La piel de la oruga (Viajero Insomne, 2016) de Melisa Mauriño es un poemario que juega constantemente con el contraste -o la superposición- entre el cuerpo y la naturaleza. El libro ganó el primer concurso de poesía Viajero Insomne en 2015, con un jurado conformado por Claudia Masin, Carlos Battilana y Enrique Solinas.

Por Tamara Grosso*


Sobre la autora

Melisa_Maurino_bMelisa Mauriño nació en Buenos Aires en 1985. Es licenciada en Psicología egresada de la UBA. Escribe poesía y narrativa. La piel de la oruga es su primer libro publicado.

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 La poética de lo vivo

La piel de la oruga (Viajero Insombre, 2016), de Melisa Mauriño, es un libro que logra hablar de amor en un tono lírico pero sin lugares comunes ni adornos innecesarios. Para conseguirlo, la autora se vale de imágenes y metáforas extraídas de la naturaleza, en las que pone en juego el cuerpo, sin ocultar que lo vivo y lo muerto no son opuestos sino un todo: “Esta mañana murió / otra oruga / se dejó caer / a los pies del árbol / de ficus benjamina como partida / por un rayo / la arteria del tiempo”.

Este tipo de escenas crudas están presentes a lo largo de todos los poemas, pero las imágenes no están solas, sino acompañadas de una reflexión compleja sobre cuestiones trascendentales como la vida o el amor: “el olor de las muerte / de la oruga / no tiene nombre / tampoco el recorrido / de mis ojos / pegados a tu espalda / el último día del amor / cuando calló / el sonido de la lluvia”.

resena-116 2Uno de los aspectos más destacables del libro es el universo creado a través del lenguaje. La autora realiza un trabajo minucioso para encontrar en los campos semánticos de lo animal y lo vegetal los términos precisos para expresar sentimientos complejos. En el ambiente que se genera, todo está vivo y a la vez aguarda morir.

Los términos y metáforas cuidadosamente elegidos para hablar de lo que en definitiva es el desamor le permiten representarlo con un equilibrio entre belleza y oscuridad: “Hurgué dentro del ojal / y atravesé el hierro / hasta tu abrazo / comí de tu boca / un terrón de sangre / y te rodeé / como una liana trepando / hacia la luz”.

Sin embargo, que la autora utilice un vocabulario rico y definido no se vuelve, para nada, un impedimento para ningún tipo del lector. A la vez que específico, el lenguaje utilizado es familiar, universal. Puede recordar a un manual escolar o las palabras que conocemos pero que no caben en un diálogo cotidiano, aunque podrían. La piel de la oruga es un libro creativo y trabajado hasta el detalle, en el que es fácil adentrarse y disfrutar.


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