El show de Parapipou del viernes pasado en el Teatro Vórterix fue sencillamente una fiesta, un terremoto de energía sobre el escenario y más allá. La presentación de Sismo, su tercer álbum de estudio, fue tan sólo una (gran) excusa para reunirse con sus seguidores en uno de los lugares más emblemáticos que el rock tiene en la actualidad. La noche estuvo cargada de emoción, repleta de invitados y teñida por la magia que cada uno de los integrantes le imprime a esta banda, que ya lleva una década de trabajo dentro de la escena independiente y un recorrido marcado por la autogestión.
A las nueve empezó a sonar la primera parte de la intro instrumental que abre Sismo, el tercer disco de la banda producido por Alejandro Vázquez [Charly García, Luis Alberto Spinetta, Las Pastillas del Abuelo, Salta la Banca]. Cuando bajaron las luces, se abrió el telón y sonaron los primeros acordes de “Mamut”. A partir de allí, el recorrido del show estuvo muy bien pensado en función de los diferentes climas generados por cada tema de la lista.
Hubo un segmento de arranque con canciones que en sus letras contienen una interpelación directa al oyente y una profunda crítica social (“Mienten” y “Nadie se reconoce esclavo” fueron dos puntos fuertes de la noche, y en el segundo incluso hubo una apuesta escénica con los miembros de la banda luciendo capuchas negras). Después siguió un momento algo más introspectivo con varias canciones de los discos anteriores (Virus planetario y Arma de construcción masiva), con segmentos de lucimiento para cada uno de los miembros de la banda e invitados.
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También hubo espacio para la presentación formal y la lectura vertiginosa de un listado con las bandas que componen el circuito independiente y autogestivo al que pertenece Parapipou; se extendió una bandera por la campaña denominada #UnaCuraParaAlma (una niña con Déficit de Múltiples Sulfatasas, trastorno que padecen tan sólo 50 personas en el mundo) y se hizo escuchar el reclamo por la aparición con vida de Santiago Maldonado en boca del cantante Mauro Delbón, seguido por los aplausos de todos los presentes.
Parapipou es un grupo que ya tiene su público fiel y un recorrido que los respalda. Seguramente se hablará mucho de ellos en el futuro (aunque el mismísimo presente del conjunto ya sea estimulante), y cuentan con posibilidades de proyección en la escena local y más allá: México los ha recibido con gusto y en septiembre estarán presentando su nuevo material en Rosario, Puerto Deseado y Sarmiento. La noche del viernes fue muy importante como punto de encuentro entre fans y artistas, y sin duda también ha sido un momento
de quiebre para la banda, que aspira a un alcance cada vez mayor.