Leonel Sotelo fue víctima de gatillo fácil por parte de un agente policial de Burzaco, provincia de Buenos Aires, y víctima de la impunidad de un sistema judicial y policial que encubre el accionar represivo en éste y otros casos. Hoy, la causa que debería investigar el homicidio del joven de 19 años, está caratulada como «tentativa de robo y homicidio» en perjuicio del policía. A nueve meses de éste asesinato en manos del Estado, que ya cuenta con 5200 muertes en democracia, la familia y las organizaciones exigen justicia. (Fotos: CORREPI)
Leonel Sebastián Sotelo tenía 19 años cuando fue gatillado por la espalda por el efectivo de la policía local Giuliano Armando «Tano» Fattori, el 1 de diciembre de 2016 en Burzaco, partido de Almirante Brown. Esa noche cuando salía junto a su amigo, Alan Devaza, en el camino se cruzaron con el agente que estaba vestido de civil y «quien por ver que Leo y Alan entraban en el estereotipo de pibes chorros, y sin mediar palabras, les disparó por la espalda, vació su cargador«, señalaron los familiares de Leonel en un reciente comunicado.
«Leo falleció en el lugar productos de tres impactos de bala, dos de los cuales fueron por la espalda. Alan por su parte recibió un impacto en la cola y actualmente está detenido, acusado por una tentativa de robo», describió su madre Noemí Robelli en el comunicado. El oficial Fattori se defendió afirmando que Alan tenía en su poder un arma con la que intentó cometer un robo y que lo apuntó con la misma, razón por la que el policía habría efectuado los disparos. Sin embargo, en el lugar del hecho sólo se encontraron los casquillos de bala pertenecientes al arma del agente estatal.
A nueve meses de su asesinato, Noemí Robelli exige justicia por su hijo. En diálogo con La Primera Piedra, afirmó: «La causa está todavía en proceso de investigación porque todavía el fiscal Pablo Rossi no está haciendo nada y en la causa faltan papeles». El joven que estaba junto a Leo en el momento de su asesinato por gatillo fácil, fue detenido y trasladado al penal de Junín por «tentativa de robo y homicidio», la razón que utilizó el policía que gatilló contra los jóvenes para encubrir un nuevo asesinato en manos de un agente estatal. Por esta misma razón, no permiten que Alan pueda ser tomado como testigo en el caso.
«Alan pidió declarar para saber dónde están las pruebas que le hicieron a él, como el dermo test, porque en el expediente no están», agregó Noemí. El dermo test es la prueba que se hace para comprobar si alguien efectivamente realizó disparos con un arma de fuego, rastreando restos de pólvora en la mano. Esta prueba que se le efectuó a Alan, y es clave para determinar la veracidad de los hechos, se extravió.
Noemi Robelli se organizó junto a la CORREPI para poder luchar por la causa de su hijo, visibilizarla y conocer a otros familiares que se encuentran en la misma situación, la de perder un familiar por las prácticas represivas que persisten en el accionar del aparato represivo del Estado.
Noemi Robelli se organizó junto a la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) para poder luchar por la causa de su hijo, visibilizarla y conocer a otros familiares que se encuentran en la misma situación, la de perder un familiar por las prácticas represivas que persisten en el accionar del aparato represivo del Estado. A su vez, desmiente la versión policial sobre el hecho que, como es costumbre en estos casos, habla de un intento de robo al policía por los jóvenes y de enfrentamiento.
El fiscal de la causa, Pablo Rossi, titular de la fiscalía 8 de Lomas de Zamora, no pudo probar que Leo y Alan tengan un arma o hayan disparado, ni tampoco asegurar que la vida de Fattori corría peligro. Sin embargo, Alan está detenido desde el 1 de diciembre de 2016 y el agente estatal aún sigue en libertad, formando parte de la fuerza policial y continuando en las calles para mantener la ansiada «seguridad». Noemi manifestó, también, la necesidad de que esta causa no quede paralizada por la falta de pruebas que tomaron y ahora faltan: «Estas irregularidades hacen que la causa sigue caratulada como tentativa de robo y homicidio. Así estamos, esperando».
En un grito interminable por lograr justicia, en un nuevo caso que se enmarca en los 2400 asesinados en democracia con la misma modalidad de fusilamiento por gatillo fácil y las más de 5000 muertes en manos de la represión sistemática y cotidiana del Estado, Noemi señala: «Esperamos que se haga justicia y que realmente este policía vaya preso, por Leo y por todos los otros chicos que también están en la misma situación».