Los trabajadores de PepsiCo, despedidos y notificados por un papel en la planta el 21 de junio, reclaman desde hace semanas la intervención del Estado en el conflicto. La única respuesta que tuvieron fue esta mañana: desalojo y represión, mientras los grandes medios siguen insistiendo con su teoría de incidentes y tensión. Palos, gas pimienta y golpes a quienes buscan mantener su fuente de trabajo en un contexto económico que precariza a los trabajadores. (Foto de portada: Mario Sayes)
El 21 de junio de 2017 los trabajadores de PepsiCo se encontraron con la fábrica cerrada y un cartel en la puerta que anunciaba la “relocalización de su producción en otro establecimiento” y, por lo tanto, los trabajadores quedaban “liberados de prestar servicios” mientras la empresa “da cumplimiento a las instancias legales correspondientes”, como se puede leer en La Izquierda Diario.
La única respuesta que el gobierno de Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal dieron al conflicto fue la represión de los trabajadores. Enviaron a la Policía Bonaerense y Gendarmería a golpear y desalojar violentamente la planta, tirando gas pimienta y balas de goma a las trabajadoras y trabajadores de PepsiCo que estaban reclamando por una fuente de trabajo que fue eliminada de un día para el otro.
La única respuesta que el gobierno de Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal dieron al conflicto fue la represión de los trabajadores. Enviaron a la Policía Bonaerense y Gendarmería a golpear y desalojar violentamente la planta, tirando gas pimienta y balas de goma.
La mayoría de los despedidos son mujeres, muchas que son sostenes de hogar y necesitan seguir trabajando. Además, debido a los altos ritmos de producción y por las tareas repetitivas que realizaban en la fábrica de la empresa estadounidense, sufren enfermedades laborales que les va a impedir poder conseguir otro empleo.
Los trabajadores y trabajadoras afirman que al momento del cierre la empresa estaba en pleno proceso productivo y que la decisión se tomó únicamente para maximizar sus ingresos. Los despidos, como informó La Izquierda Diario, son completamente ilegales dado que la empresa no puede aducir ninguna crisis: «PEPSICO no alegó que tenga crisis económica alguna, sino que explicó en un comunicado público que solo quiere cerrar la Planta Florida por obstáculos en la ubicación de la Planta», asegura el portal.
Un modelo económico que cierra con represión
En un contexto en el que cientos de empresas pequeñas y medianas cierran por la crisis económica generada por la apertura de las importaciones y los tarifazos, el gobierno nacional mediante el Ministerio de Trabajo y su aparato represivo permite a una transnacional como Pepsico cerrar una planta para maximizar sus ingresos y arrasar con los derechos de los trabajadores.
El gobierno nacional mediante el Ministerio de Trabajo y su aparato represivo permite a una transnacional como Pepsico cerrar una planta para maximizar sus ingresos y arrasar con los derechos de los trabajadores.
Aproximadamente a las 8 de esta mañana, comenzó la represión de la Policía Bonaerense y la Gendarmería. Palos, gases y balas de goma. Los obreros que intentan resistir para mantener su fuente de trabajo fueron reprimidos, junto a distintas organizaciones, militantes y periodistas que se acercaron a acompañar a los trabajadores. El saldo son heridos y detenidos, 600 familias que quedan en la calle y un modelo económico que sigue ajustando para abajo.