Oscar Aguad se convertirá en el nuevo ministro de Defensa a partir del lunes 17 de julio. No sólo abandonará el rol que ocupó el último año y medio con la tranquilidad de haber cumplido sus objetivos en el área de Comunicación, sino que dicha cartera se eliminará y será administrada por Modernización. Apodado como «el milico» por su coordinación en distintas represiones y en relación cercana con quienes cometieron violaciones a los Derechos Humanos durante la última dictadura cívico-militar, su designación es repudiada por múltiples organismos y, a su vez, una clara muestra de la línea a seguir del gobierno.
El traslado de Oscar Aguad de un ministerio a otro estará acompañado por la disolución de la cartera de Comunicación que en menos de dos años desmanteló todas las regulaciones en materia de telecomunicaciones, desarticuló la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, devolviendo la tranquilidad, el poder y la concentración -que en verdad nunca abandonó- al Grupo Clarín. En este nuevo rol, y conociendo su relación con genocidas como Luciano Benjamín Menéndez, podrá explotar sus lazos más cercanos con los sectores más conservadores del país.
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En este nuevo rol, y conociendo su relación con genocidas como Luciano Benjamín Menéndez, podrá explotar sus lazos más cercanos con los sectores más reaccionarios del país.
Abogado, con 67 años y perteneciente al partido de la Unión Cívica Radical, inició su carrera política como secretario de Gobierno de la Municipalidad de Córdoba en 1983, entonces gobernada por Ramón Mestre, quién después fue gobernador provincial. En los posteriores roles que ocupó tras ese comienzo, coordinó represiones a empleados estatales, jubilados y piqueteros. Allí, Aguad se ganó el apodo de “el milico».
Los organismos de Derechos Humanos de Córdoba, conocedores del «milico» por su historia en la provincia, repudian su designación en el Ministerio de Defensa de la Nación. «Honda preocupación causa la designación de Oscar Aguad en un lugar tan sensible para la institucionalidad democrática como el Ministerio de Defensa. Creemos firmemente que esta función no puede estar a cargo de quien ha dado sobradas muestras de complicidad con quienes cometieron graves violaciones a los Derechos Humanos en la última dictadura civil y militar», expresaron en el comunicado difundido.
Allí, dieron cuenta de algunos ejemplos que muestran su complicidad con los sectores que llevaron adelante el golpe genocida y, luego, vivieron décadas de impunidad. Aguad, intentó encubrir al hoy condenado en los juicios por delitos de lesa humanidad Carlos Alfredo Yanicelli, uno de los torturadores y asesinos del Centro Clandestino D2 ubicado en la ciudad de Córdoba. También, su imagen es recordada junto a Menéndez, quien en la actualidad cumple 14 condenas perpetuas. Según se puede leer en Página/12: «En el juicio en que (Yanicelli) fue condenado a perpetua (junto con Menéndez y Jorge Rafael Videla) varios testigos declararon que Aguad había garantizado su continuidad en los altos mandos de la fuerza».
Aguad, intentó encubrir al hoy condenado en los juicios por delitos de lesa humanidad Carlos Alfredo Yanicelli, uno de los torturadores y asesinos del Centro Clandestino D2 ubicado en la ciudad de Córdoba. También, su imagen es recordada junto a Menéndez, quien en la actualidad cumple 14 condenas perpetuas.
A pesar de mantener estas relaciones y, además, haber estado procesado por corrupción en la provincia de Corrientes, causas que no fueron juzgadas porque prescribieron, sigue siendo premiado con altos cargos públicos. Con esta decisión, el gobierno de Mauricio Macri sigue dando pasos firmes en el agravio a la memoria, la negación de la complejidad del genocidio y en su interés en no avanzar en el juzgamiento a la complicidad de la dictadura cívico-militar. Ubicar a una figura como Aguad en el cargo de Ministro de Defensa no es más que una nueva página en el intento de olvido y reconciliación. De este modo, pareciera que el gobierno no entendió los contundentes rechazos de la sociedad a su política negacionista.