El libro Europa (Triana, 2017) de Carlos Godoy reúne una serie de ensayos que se encargan de detenerse a pensar en el presente y sus causas y consecuencias. Con un tono lejos de lo académico, el autor tampoco es condescendiente con el lector pese que estos textos nacieron mayoritariamente desde el periodismo. Temas como el Estado, la tecnología, la economía y el fin del mundo son vistos desde una mirada amplia y detallista al mismo tiempo sin olvidar la contemporaneidad y la territorialidad: una Argentina inconstante en pleno siglo XXI.
Sobre el autor
Carlos Godoy nació en Córdoba en 1983. Publicó los poemarios Prendas (Gog y Magog, 2005), Escolástica Peronista Ilustrada (Funesiana, 2007; Interzona 2013), La temporada de vizcachas (Stanton, 2009), Paritarias + Soy la decepción (Stanton, 2011), la colección de relatos Can solar (17 grises, 2012), las novelas Sugal blueberry (Mancha de aceite, 2011; Nulú Bonsai, 2013) y La construcción (Momofuku, 2014). Trabaja como asesor político, docente y periodista cultural.
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Ensayar una respuesta de lo impredecible
¿El Estado seguirá siendo aquello que regula a la sociedad en el futuro? ¿Lo es en el presente? ¿Qué vamos a encontrar cuando miremos nuestro cuerpo dentro de 20 años? ¿La economía evolucionará más rápido que los humanos hasta aliarse con las máquinas y dejarnos de lado? ¿El peronismo va a ser siempre la única salvación y el único problema de la Argentina? ¿Sabemos todo sobre los colores que ordenan nuestra vida?
Muchas de esas preguntas (y sus respectivas respuestas tentativas) pueden encontrarse en Europa (Triana, 2017) de Carlos Godoy. Con un tono cercano al periodístico, ya que de ahí surgieron mayoritariamente los ensayos que integran este libro, el autor no es condescendiente con el lector, pero tampoco cae en el lugar común de querer demostrar una superioridad en cuanto conocimientos o lecturas previas. A veces con un registro tan fluido como la oralidad, temáticas serias y complicadas se suceden de manera amable -aunque no sencilla- para quien se aproxime a estos textos.
A lo largo de Europa –cuyo nombre se debe a la luna de Júpiter que promete ser nuestra salvación cuando la Tierra se vuelva (o la volvamos) inhabitable-, Godoy no teme dar definiciones ni cerrar, al menos provisoriamente, algunos sentidos para seguir en el desarrollo de sus ideas. Puede leerse: «El arte, o la producción de arte, es el resultado de la dominación. Desde una perspectiva clasista, para que unos puedan dedicar tiempo a las producciones estéticas, otros deben someterse a la estructura». O también: «El Estado ya no da la seguridad económica que en otro tiempo daba, se convirtió en otra empresa más».
En esa misma dirección, este libro de Carlos Godoy puede ubicarse sin mayores complicaciones en un tiempo y lugar determinado: una Argentina inestable e impredecible -salvo en su devenir político, tal como se puede leer en «Estado» con la sucesión en loop de peronismo y antiperonismo en la clase dirigencial- en pleno siglo XXI. Lo que para muchos otros libros podría ser una debilidad o el costado endeble por donde tirar abajo su estructura, en Europa eso es una fortaleza que realza las distintas exposiciones que el autor va ofreciendo al lector.
Europa, en definitiva, tiene un registro similar a la poesía, donde el caos puede ser ordenado o, al menos, sintetizado con algo tan antiguo como el lenguaje. Así, el temor como ordenador social y una economía de la industria cultural que necesita de grandes relatos y sus ocasos al mismo tiempo para seguir funcionando, al mismo tiempo que el desarrollo de las inteligencias artificiales (IA) quizás nos tienda la mano que nos estrangule, no son excusa para el nihilismo o un estilo panfletario. Son, en cambio, el kilómetro cero para producir y ordenar las ideas de manera similar a una cadena de ADN que, en vez de desintegrarse por el virus, pudiera cohesionarse aún más.