La defensa de los derechos adquiridos para aquellos con discapacidad fue lo que reunió ayer por la tarde a miles de personas en el Obelisco. Familiares de los damnificados y varias organizaciones que los nuclean se manifestaron desde las 18 hs. para expresar su repudio ante el recorte severo y sin aviso de las pensiones por discapacidad, implementado por la actual gestión del presidente Mauricio Macri. Entre los asistentes se registró indignación, hartazgo, impotencia pero, sobre todo, el dolor que supone no contar con la ayuda del Estado y el desamparo que surge ante un ajuste que siempre comienza por los sectores más débiles. La Primera Piedra estuvo ahí para recuperar algunas de las voces.
«A nosotros nos sacaron la pensión, un derecho adquirido de hace 30 años, en la vuelta a la democracia», cuenta Miguel de 64 años sentado en su silla de ruedas. «Hace unos días fui al banco a cobrar y me encontré con un papel que decía $0. Mi mujer tiene problemas visuales y cobra la mínima que son 6 mil; a ella también se la quitaron». Al caminar entre la gente se percibe un clima de indignación y hartazgo; las emociones son intensas y a veces las palabras no logran salir. Cada tanto emerge algún cántico en contra de la gestión, y eso convoca a muchos al fogón: «Macri basura» y «Que se vayan» fueron algunas de las frases canturreadas espontáneamente que pudieron escucharse entre los asistentes.
83.133 fueron las pensiones suspendidas o eliminadas en lo que va de este año, y la mayoría de los beneficiarios se enteraron del recorte directamente en el banco al ir a cobrar, sin ninguna clase de aviso oficial por parte del Estado.
83.133 fueron las pensiones suspendidas o eliminadas en lo que va de este año, y la mayoría de los beneficiarios se enteraron del recorte directamente en el banco al ir a cobrar, sin ninguna clase de aviso oficial por parte del Estado. Ese dinero no era caridad ni un obsequio; se trataba de derechos adquiridos que hoy han sido puestos en tela de juicio por las políticas públicas llevadas adelante por el gobierno de Mauricio Macri, bajo una lógica de ajuste que siempre comienza por el mismo lugar: los sectores más vulnerables de la sociedad argentina. En la manifestación, la gente se pregunta qué será lo próximo, y nadie parece tener una respuesta.
«Esto es increíble: estamos reclamando algo justo, un derecho que deberíamos dar todos por sentado», declara César de 37 años. Al principio se muestra reticente a hablar, pero la firmeza para defender un derecho humano por excelencia lo motiva a seguir con su discurso: «Están atacando al más débil. ¿Qué va a ser lo próximo? Yo tengo un primo con un retraso, pero gracias a Dios él está contenido por sus padres. No todos corren con la misma suerte; por eso estoy acá». César confiesa que no esperaba esto del gobierno y que cuando Macri llegó al poder pensó que las cosas podrían cambiar. Hoy, dice, ya no espera nada o quizás espera lo peor.
«Me enoja mucho que traten de usar este tema», declaró la funcionaria. Sin embargo, esa indignación no se vio reflejada a la hora de ejecutar la medida que caería sobre los más débiles y que les negaría los ingresos mensuales con los que muchos contaban para cubrir sus gastos.
La ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, se mostró molesta por la utilización de un tema tan delicado como el de la discapacidad con supuestos fines políticos. «Me enoja mucho que traten de usar este tema», declaró la funcionaria. Sin embargo, esa indignación no se vio reflejada a la hora de ejecutar la medida que caería sobre los más débiles y que les negaría los ingresos mensuales con los que muchos contaban para cubrir sus gastos.
La Primera Piedra dialogó con una de las organizadoras del evento. Natalia está al frente de la fundación No estamos solos y lleva adelante la campaña Todos por Tomás: «Estamos acá para que se les restituyan las pensiones a las personas con discapacidad, a quienes se les quitó el dinero y ni siquiera se les avisó». En medio de su testimonio, Natalia recibe una palmada en la espalda y su madre Noemí le confirma la noticia: «Finalmente dieron marcha atrás. Nos acaban de avisar que Stanley confirmó la restitución de las pensiones para la semana que viene». Un grito ensordecedor, palmas y bombos anunciaron el final esperado por todos. Sin embargo, en el aire hay cierto recelo. Muchos no confían plenamente en este viraje.
«Empiecen a ajustar por los de más arriba», reclama Noemí y afirma que no piensan dar de baja esta causa hasta que no se concrete la restitución.
Pascual, miembro de la comisión interna de ATE Congreso, se acerca a la ronda: «Nosotros empezamos a colaborar con la Secretaría de Discapacidad y estamos en total desacuerdo con la medida, porque es un beneficio que tiene que tener la gente diferente; ellos no tienen medios de vida, muchos no pueden trabajar. Y a los que pueden, nadie los quiere contratar. Sólo el Estado, y ni siquiera se respeta el cupo del 4% porque hoy no llega al 1%», sostiene. «Empiecen a ajustar por los de más arriba», reclama Noemí y afirma que no piensan dar de baja esta causa hasta que no se concrete la restitución.
El hijo de Noemí tiene 16 años y ella asegura que no tienen ni quieren la pensión; ella, su marido y su hija trabajan, pero entiende que existen muchas personas que necesitan ese dinero y no pueden vivir de otro modo: «La intención es ayudar a esas personas que no saben cómo hablar o cómo defenderse, que no pueden caminar o ver o escuchar. Nosotros vivimos en la sonrisa de nuestro Tomás«, confiesa esta madre a la que se le llenan los ojos de lágrimas porque siente que hoy ha logrado algo importante a partir de esta convocatoria.
«La intención es ayudar a esas personas que no saben cómo hablar o cómo defenderse, que no pueden caminar o ver o escuchar»
Muchos de los presentes se alegraron por el acompañamiento de la sociedad en las redes sociales y por las adhesiones instantáneas. Pero todos coincidieron en que debería haber existido un apoyo popular más amplio, que inundara las calles al modo del Ni una menos. «Espero que el presidente recapacite y que esta noche, cuando se acueste a dormir, pueda pensar con su almohada en esto que hicieron. Porque diputados y senadores se aumentaron sus propios sueldos, y todos sabemos que a ellos les sobra; no saben lo que es pasar necesidad y le quitan al que menos tiene», las palabras de Mónica quedan atravesadas en su garganta por las lágrimas, y esta es quizás la muestra más clara de que aquí no hay tan sólo política pública y números fríos, sino seres humanos y derechos inalienables.
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