«La relación entre ellos es muy fuerte, son inseparables y piensan de manera similar», sostiene Paula Sosa Holt, autora de Pip y Pep (Maten al mensajero, 2017), la exitosa tira de humor gráfico que tiene como protagonista a una pareja de perros más humanos y sensibles que el humano promedio. «En el libro hay muchos guiños a la cultura pop porque son las cosas que me resultan interesantes para charlar; cuando no sé de qué hablar con alguien, hablo de estas cosas», afirma la autora y no duda en señalar a Quino y Liniers como grandes influencias. Metete dentro del divertido y tierno mundo de Pip y Pep, a continuación.
Internet y las redes sociales abrieron la democratización para muchas ramas del arte y en una cultura donde la imagen gana cada vez más peso, el humor gráfico ha sabido adaptarse y aprovechar la ventaja de los nuevos medios y los nuevos consumos masivos. En esa dirección Pip y Pep (Maten al mensajero, 2017) de Paula Sosa Holt es la materialización de ese humor que gana cada vez más adeptos en el mundo web y en todo aquel que se cruce con los simpáticos perros que en su ternura esconden ironía y sarcasmo ante la realidad en la que viven. O vivimos.
Con un humor que no busca excentricidades para justificarse, Pip y Pep se nutre de la vida diaria y referencias del mundo cultural pop para poder dar su visión de las cosas y, al mismo tiempo, demostrar que el amor no siempre necesita de corridas al aeropuerto o tragedias sentimentales para mantenerse en pie. A veces, con nada más que una oreja en el momento exacto o un abrazo, todo es suficiente.
Pip y Pep es un libro que roba sonrisas desde la primera hoja y, hasta el final, logra dejar pensando al lector al mismo tiempo que se divierte, algo que para nada es poca cosa en los tiempos que corren. En la siguiente entrevista con su creadora, nos adentramos aún más en un mundo donde la ternura y el humor esconden un filo que corta aún cuando no nos damos cuenta.
—¿Cómo nacieron Pip y Pep? ¿Por qué la decisión de que sean perros?
—Pip y Pep surge de unos diálogos reales y ficticios que venía anotando desde hace un tiempo en una libreta. Me parecían divertidos o interesantes por algún motivo y quería hacer algo con eso. Quise que los protagonistas fueran perros, en un principio, porque en ese momento estaba dibujando muchos gatos y quería cambiar un poco, y después lo sostuve porque al ser una tira tan cotidiana me parecía necesario romper de alguna manera con eso. Con el tiempo, la serie fue madurando y le fui encontrando la personalidad a cada uno. Igual, es probable que eso todavía se esté desarrollando, no lo sé.
— En el prólogo del libro, Sole Otero señala que Pip y Pep son «más humanos que el humano promedio», ¿vos cómo los definirías?
— En realidad, me parece que Pip y Pep tienen de perros sólo su apariencia. A lo largo de las viñetas que forman el libro los vemos divirtiéndose, sufriendo, discutiendo, mirando películas… entonces, creo que son perros pero ellos no lo saben porque se comportan como humanos y se relacionan como humanos.
— A lo largo de todo el libro, Pip y Pep parecen mostrar un amor muy fuerte entre sí que no necesita de idealizaciones o sucesos extraordinarios para mantenerse, sino de la vida cotidiana como ver una serie, ir al chino o dormir. ¿Cómo definirías esa relación entre ellos?
— La relación entre ellos es muy fuerte, son inseparables y piensan de manera similar. Tienen intereses en común que los lleva a reflexionar y abrir interrogantes, ya sea sobre la vida, sobre películas o sobre situaciones en particular. Es una relación muy equitativa.
Pip y Pep tienen de perros sólo su apariencia. A lo largo de las viñetas que forman el libro los vemos divirtiéndose, sufriendo, discutiendo, mirando películas… entonces, creo que son perros pero ellos no lo saben porque se comportan como humanos y se relacionan como humanos.
— ¿Es posible un amor así en la vida humana actual?
— ¡Claro que es posible! Pero de todas formas yo creo que el libro, al ser un recorte de situaciones y fragmentos de cotidianidad, puede llegar a provocar una idealización de esta pareja canina porque no vemos cómo son durante las 24 horas del día sino sólo cuando están metidos en un diálogo que les interesa, cuando tienen algo para decirse o cuando les pasa algo gracioso.
— ¿Cuáles son tus influencias dentro del humor gráfico? Sobre todo teniendo en cuenta que Argentina es un país donde ese género históricamente es muy fuerte.
— Bueno, estoy leyendo y descubriendo autores nuevos para mí todo el tiempo, así que supongo que me voy influenciando de lo que estoy enganchada en cada momento en particular. Pensando específicamente en la Argentina, creo que que si Liniers no hubiera existido yo no me hubiera animado nunca a hacer historietas. Creo, además, que es imposible eludir a Quino, tampoco podría haber hecho una tira si no fuera por Mafalda.
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— ¿Y por fuera del humor gráfico? Hay muchas referencias culturales a lo largo del libro.
— Me encanta ver películas, leer libros, escuchar música. Y creo que cada vez que estoy haciendo alguna de estas actividades en realidad estoy prestando atención a cosas estructurales, de guión, paletas de colores, composiciones, diálogos… supongo que siempre estoy tomando referencias, aun cuando no soy consciente de eso. En el libro hay muchos guiños a la cultura pop porque son las cosas que me resultan interesantes para charlar. Cuando no sé de qué hablar con alguien, hablo de estas cosas.
No siento que la cantidad de gente que me sigue en las redes sociales me condicione a la hora de sentarme a dibujar. Obviamente, me pone contenta que a la gente le guste mi trabajo, pero siempre hago lo que quiero y siento.
— La posibilidad que dan las redes sociales de colgar tu trabajo para miles de personas siempre da cierto vértigo. ¿Cómo trabajás eso a la hora de enfrentarse contra la hoja en blanco?
— No siento que la cantidad de gente que me sigue en las redes sociales me condicione a la hora de sentarme a dibujar. Obviamente, me pone contenta que a la gente le guste mi trabajo, pero siempre hago lo que quiero y siento. Me impresiona a veces ver el alcance que tienen algunas publicaciones pero trato de no pensar demasiado en eso.
— En ese sentido, hacer el camino inverso y publicarlas en papel y en formato libro, ¿qué te produjo?
— Me produjo lo que te produce cumplir un sueño, una felicidad inmensa. Como consumidora de libros, a su vez, me parece superinteresante la adaptación de contenido digital al formato papel. El proceso de hacer el libro acompañada de Santiago Kahn, el editor de Maten al Mensajero, fue muy cómodo, me sentí muy libre y nos entendimos muy bien.
— ¿Cuánto de Paula hay en Pip y Pep y viceversa?
— ¡Un montón! La raíz de la tira es, de hecho, autobiográfica, muchas surgieron inspiradas en conversaciones reales que luego retoco o adapto, aunque también las hay surgidas completamente de mi imaginación. Siento una conexión muy grande con Pip y Pep. Tengo otras tiras con las que quizás no me siento tan identificada porque son mundos más ficcionadas, pero de todas formas creo que siempre que uno hace algo pone mucho de sí. Aunque lo que cuentes no sea autobiográfico, siempre estás mostrando un punto de vista, un modo de ver las cosas.
— ¿Qué comentarios recibiste por Pip y Pep? ¿Creés que tu generación se puede ver interpelada?
— Recibo comentarios hermosos de la gente que me sigue. Me dijeron “me divirtió y me hizo pensar”; también que les gustaría tener una relación como la de los personajes; una chica me mandó una foto de su perra y me dijo “es igual a Pip”, y una amiga escribió una reseña muy linda en Goodreads. Elogiaron mucho la edición y el formato, también. Creo que hay una cuestión generacional que puede hacer que se genere más empatía con los personajes, ya sea por las referencias culturales, el modo de relacionarse, el uso excesivo de internet y demás.
— ¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Y cuáles los de Pip y Pep?
— Bueno, siempre estoy metida en un montón de proyectos. Ahora estoy trabajando en mi primera novela gráfica; tengo mi tira “Vainilla Kids”, que hago para Fan el programa y que se actualiza cada jueves; también trabajo en encargos de ilustración que van surgiendo y que muchas veces resuelvo con Antolín, con quien formamos un estudio de diseño e ilustración que nombramos “Estudio Rocoso”, en honor a Las Tortugas Ninja. Con respecto a Pip y Pep, por ahora el futuro inmediato es salir a promocionar el libro, tratar de que llegue a todos lados. Paralelamente, estoy haciendo nuevas tiras, y si todo va bien y la gente se engancha con el libro, espero poder sacar un Pip y Pep 2.