«No quería hacer un libro de ‘memorias’, así es que escribí libremente sobre situaciones que tenía necesidad de contar, de recordar o analizar», señala Litto Nebbia sobre Mi banda sonora (Aguilar, 2017), libro recientemente publicado que repasa en primera persona la larga y fructífera carrera de uno de los «creadores» del Rock Nacional. «Cada uno escribe con su personalidad, para su tiempo y otros tiempos», afirma al respecto. Los próximos proyectos de un músico que se tomó su vida «sin nostalgias ni descanso». (Foto de portada: Rolling Stone)
Félix Francisco Nebbia Corbacho, más conocido como Litto Nebbia, es uno de los referentes indudables dentro de la historia de la música contemporánea. Reconocido por incursionar dentro del Rock Nacional con letras en idioma castellano, el temprano éxito alcanzado con Los Gatos no aquietó su espíritu inquieto, siempre atento a incursionar en nuevos ritmos, proyectos y búsquedas que muchas veces iban en contra de lo que la letra dura del mercado podría recomendar.
En ese sentido, Mi banda sonora (Aguilar, 2017), repasa desde los comienzos la vida del músico rosarino que supo abrir la puerta para que miles de músicos del continente pudieran salir a jugar en su idioma original. Con un estilo personal y sensible, este libro es sincero desde la primera hoja, donde la autobiografía de Nebbia se mezclan con sus opiniones y pareceres sobre los tiempos pasados y presentes. Por ejemplo, pueden leerse comentarios musicales como «Ni los Beatles son más que Duke Ellington, ni el gran Duke es superior a los Beatles. Basta de tonterías» seguidos de experiencias personales y familiares del autor de «Sólo se trata de vivir».
En el prólogo de Mi banda sonora, Andrés Calamaro señala: «Litto es sangre italiana pero poderosamente argentino y rioplatense; una mente —un alma— abierta en profunda sensibilidad a la armonía, la ética, el ritmo y las melodías». Esa breve descripción de Nebbia va a verse reflejada a lo largo de todo el libro, donde el propio autor hace hincapié en decisiones que lo llevaron a seguir el rumbo que tomó su carrera, más allá de las luces enceguecedoras de la fama y el éxito. «Lo natural, la autenticidad va al galope de la Vida todo el tiempo», señala Nebbia a La Primera Piedra. En la siguiente entrevista, repasamos la carrera y el proceso de escritura de este libro clave para entender el origen, el futuro y el presente del Rock Nacional.
«Necesito el ´boomerang´ de la aceptación por mi creación como cualquiera»
—¿Cómo surgió la idea de escribir Mi banda sonora? ¿Lo definirías como una autobiografía?
—No quería hacer un libro de «memorias», así es que escribí libremente sobre situaciones que tenía necesidad de contar, de recordar o analizar. Luego, cuando ya se me había agrupado una gran cantidad de hoja y hojas, decidí hacer un Índice tipo lo que se hace en un montaje cinematográfico. Así que el libro comienza con mi nacimiento y al rato nomás salta unos cuanto años y retrocede (flash back), siempre tratando de no perder el hilo de la historia.
— En gran parte del libro está presente el cine como una de tus grandes influencias artísticas. ¿Imaginás que tu carrera podría haber sido tan importante sin ese consumo cultural?
— Mi mundo es el Arte, y siempre ha sido la herramienta la composición musical, pero me siento en las mismas aguas con el Cine y la Literatura.
Está siempre relacionada cada rama del Arte, sin que un tenga que ser un especialista en cada una de ellas. Es la Poética del asunto lo que lo mueve a uno, lo que lo direcciona.
— En esa misma dirección, ¿qué importancia tiene para un artista, en este caso un músico, nutrirse de otras disciplinas? Pienso no solo en el cine, sino también en la literatura, el teatro, la pintura, por ejemplo.
—Todo ese mundo conlleva a la protección del Alma. Está siempre relacionada cada rama del Arte, sin que un tenga que ser un especialista en cada una de ellas. Es la Poética del asunto lo que lo mueve a uno, lo que lo direcciona.
— A lo largo de Mi banda sonora se detallan con bastante precisión distintas decisiones que fuiste tomando en tu vida y en tu carrera, las cuales muchas veces iban en contra de lo «aconsejable» dentro de la industria. Sin embargo, vos elegías factores humanos antes que comerciales. ¿Creés que esas decisiones ayudaron a que tu figura, pese al notable reconocimiento que tenés, no haya alcanzado una popularidad aún mayor?
— Es posible. Pero tratar de obtener esa «popularidad mayor» casi siempre acompaña un cambio de dirección a tus sentimientos. Nada que yo pudiera solucionar. Creo que todo está muy claro: hay decisiones mercantiles y espirituales. Digamos que mi razón está en esta última. Necesito el «boomerang» de la aceptación por mi creación como cualquiera, pero no cambiaría ninguna de mis necesidades básicas por lograrlo.
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— Para un músico, imagino, debe haber pocos logros mayores que servir de influencia o guía para nuevas generaciones. Eso se puede ver tanto en las generaciones inmediatas después de Los Gatos, como Fito Páez o Andrés Calamaro, así como en bandas jóvenes de la actualidad,como los Reyes del Falsete o Ariel «Minimal» Sanzo. ¿Cómo convivís con eso?
— Muy emocionado. Altamente feliz. Solo trato de que esto no obnuvile el paso de mi creación.
Creo que todo está muy claro: hay decisiones mercantiles y espirituales. Digamos que mi razón está en esta última.
— Dentro de tu repertorio se pueden ver distintos ritmos del continente. ¿Cuál es tu relación con la música latinoamericana en general?
— Mi relación con la Música del Mundo es sin ningún prejuicio. Pantallas abiertas. Solo busco buen gusto, personalidad, raíces, sinceridad. No conozco todo lo que debería de América Latina. Por supuesto sí a la gran Chabuca Granda del Perú y tuve la suerte recientemente de tocar con el gran grupo de fusión El Pólen en Lima. De Venezuela adoro los trabajos de Aldemaro Romero. De Chile, exceptuando lógicamente a Violeta Parra, no conozco demasiado lamentablemente.
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— Argentina siempre ocupó un lugar central dentro del rock hispanoamericano, donde tu figura junto a la de Luis Alberto Spinetta y luego Charly García cobran un papel fundamental. ¿Es difícil seguir creando material nuevo después de haber conseguido cosas tan importantes?
— Lo natural, la autenticidad va al galope de la Vida todo el tiempo. Cada uno escribe con su personalidad, para su tiempo y otros tiempos….
— Repasando tu discografía y lo narrado en Mi banda sonora, se puede ver una versatilidad muy grande y una curiosidad musical que te lleva a explorar distintos géneros. ¿Creés que esa es una marca distintiva en vos, el hecho de no quedarte dentro de una zona de confort?
Para mi se trata de una relación con el Otro. Si quiero saber algo de ti, debo escucharte, conocerte un tanto, para después poder compartir algún sentimiento mutuo.
— Calamaro, en el prólogo de Mi banda sonora, define tu carrera musical «sin nostalgias ni descanso». Después de haberla repasado en la escritura de este libro, ¿qué sensaciones te quedan cuando mirás hacia atrás?
— Andrés tiene muy buenas ideas y gran chispa cuando describe alguna persona. Sé que habla de mi porque me quiere. Creo que cuando se refiere a «sin nostalgias», habla de no quedarse «pegado» con alguna situación placentera del éxito o el reconocimiento. Aquello del Tango de «no creérsela».
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— Por último, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
— El proxímo 8 de junio estaré tocando el el teatro Gran Rex, una celebración del legendario Concierto El Acusticazo que hiciéramos en 1972. Estaré nuevamente allí con León Gieco como estuvimos aquella vez, y un par de nuevas bandas de otra generación. Salta La Banca y Catupecu Machu. Creo que será algo muy emotivo. Mientras, estoy terminando de grabar un nuevo álbum con el grupo Pez, material muy eléctrico, donde oficio de cantor, pianista y organista. Publicaremos este trabajo hecho en estudio, aproximadamente en julio, y tocaremos casi seguro cuatro veces en el año, celebrando los 50 Años del Rock Argentino.