El libro La sal de la locura (Qué diría Victor Hugo, 2017) de Fredy Yezzed propone, a través de sus poemas en prosa, una forma de dar cuenta de la derrota continua que puede ser la vida y, al mismo tiempo, los intentos de las personas por dar vuelta el resultado. Con un estilo potente y directo, el autor colombiano deja frases contundentes e imágenes que quedan en la retina del lector, sin por eso descuidar del todo cierto tono lírico en sus textos.
Sobre el autor
Fredy Yezzed nació en Bogotá, Colombia, en 1979. Es licenciado en Lenguas Modernas de la Universidad de La Salle y profesional en Estudios Literarios de la Pontificia Universidad Javeriana. Su segundo trabajo de poesía, El diario inédito del filósofo vienés Ludwig Wittgenstein (Ediciones Del Dock, Buenos Aires, 2012), fue mención honorífica del Premio Nacional de Literatura-Poesía 2007, del Ministerio de Cultura de Colombia. Actualmente vive en Buenos Aires, donde estudia el género del poema en prosa argentino. La sal de la locura fue distinguido en Argentina con el Premio Nacional de Poesía Macedonio Fernández 2010.
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La necesidad de contar una continua derrota
La literatura en general, y la poesía en particular, tiene muchos propósitos y piedras fundamentales, pero pocos pueden negar que escribir puede ser un acto reflejo para contar las derrotas continuas que se viven a diario. La sal de la locura (Qué diría Victor Hugo, 2017) de Fredy Yezzed va en esa misma dirección, utilizando a su favor la potencia de la poesía y la fluidez que la prosa le otorga a sus textos.
En ese sentido, sostiene el propio autor: «la locura es el Purgatorio. Es un no aquí y un no allá. Una continua derrota. Un vuelo eterno. Una rama frágil». Con un estilo agudo, certero e irónico, Yezzed va desde los grandes temas como el amor, la muerte o la locura a temas cotidianos con el mismo ritmo ágil que caracteriza sus bloques textuales. Los poemas en prosa, que muchas veces suelen ser una decisión azarosa por parte de los autores, en este libro parecen ser la mejor opción posible y el lector logra entrar en el juego del escritor colombiano casi al instante.
La utilización de un lenguaje que no tiene miedo a nada ni le debe nada a nadie son una constante a lo largo de La sal de la locura. Puede leerse: «Las palabras: sogas hechas a la medida de nadie, cordones que no alcanzan a atar, agua que no sacia». O también: «Las palabras no me ayudan a no querer morir«. Ese sentimiento de derrota continua al que hicimos referencia al principio también es una constante a lo largo de este libro. Yezzed realiza un juego peligroso con las palabras para mostrar el lado oscuro de las cosas, las historias y los sentimientos.
En esa dirección, la edición bilingüe que propone Qué diría Victor Hugo, donde los textos del autor colombiano son traducidos al francés por Solenne Lallia, ayuda a comprender más este libro que esconde dentro de sí un misterio, con palabras que ocultan y alumbran al mismo tiempo. La derrota puede ser continua, pero las ganas de revertir el resultado también. Ya lo dice el propio Yezzed: «Es extraño: estoy solo, olvidado y hecho mierda; y, aún así, siento ese gusano de la felicidad comiéndome la carne del rostro». Después de todo, ¿no se trata de eso la poesía?