«Yo fui el primero con un tatuaje de Pez, ahora me siento acompañado», afirma Ariel Sanzo, quien hace ya un tiempo dejó de lado el apodo «Minimal». Sin embargo, a pesar del alcance que tiene la banda, sentencia: «No tengo ni idea de cómo es esa historia de las masas». Además, su relación con la poesía, sus próximos proyectos y la versatilidad de un músico que puede tocar rock pesado y música acústica con la misma facilidad. «Son dos marcos distintos pero yo me puedo reconocer en ambos», señala al respecto.
Si se habla de rock y autogestión, seguramente muchos piensen inmediatamente en Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Sin embargo, no van a ser pocos los que también piensen en Pez. La banda con más de 23 años de trayectoria supo emerger desde el siempre difuso y amplio espacio del «under musical», con la figura de Ariel «Minimal» Sanzo como estandarte.
«Un día, no sé por qué, se me ocurrió que no me sentía muy Ariel Minimal que digamos. Me sentía más Ariel Sanzo (…) Es más, no sé porque no me llamé como me llamé todo la vida», señaló en una entrevista a Página 12 sobre el retorno a su nombre original. En esa misma dirección, agregaba que el apodo por el que es reconocido por la mayoría del público rockero surgió «de una banda que tenía cuando era pendejo y se llamaba los Minimals. De ahí viene, hasta que un día paré y dije “¡Minimal! ¿qué es eso?” (risas)… No me interpeló más el seudónimo y dije “ya fue”… No sé, tal vez haya sido por el apellido de mis hijos».
En la siguiente entrevista para La Primera Piedra, Sanzo habla de su historia con Pez y de la facilidad para pasar del rock eléctrico que caracteriza algunos discos de la banda con sonidos propios de un ritmo acústico y experimental. Además, hace referencia a su relación cercana con el mundo de la poesía contemporánea, específicamente con Fabián Casas, Hernán y Vicente Luy. Vinculado con esto último, estará formando parte del festival «Vicente por sus amigos» , el cual tendrá lugar en la Usina del Arte (Agustín Caffarena 1, C.A.B.A.) el próximo 6 de mayo y que reunirá a los amigos poetas y músicos de Luy, para homenajear al autor que vivió en el desconocimiento y que ahora es de los pocos best sellers de la poesía.
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«En un día normal soy cocinero, niñero y chofer de mis hijos. Y a veces hago canciones»
—En los 23 años que lleva Pez, los estilos fueron cambiando a través de sus discos, ¿qué es lo que orienta esa búsqueda de nuevos sonidos que caracteriza a la banda?
—El azar, el capricho… Ni idea. Como nunca fuimos «exitosos», entonces nunca nada nos condicionó. Si hay algo que podemos decir es que siempre hicimos lo que quisimos. Y toda la música es hermosa; y nosotros somos músicos. No daba para encajonarse en algo y no poder acercarse a otra cosa…
— En esa dirección, durante distintos momentos conviviste con el sonido eléctrico de Pez y una vibración más acústica en proyectos como Flopa-Manza-Minimal o tus discos solistas. ¿Te es fácil pasar de un estado al otro?
— Sí. Es algo natural. Siento que puedo expresar diferentes cosas en distintos formatos. Son dos marcos distintos pero yo me puedo reconocer en ambos.
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— Teniendo en cuenta el último disco y su nombre, Rock Nacional, ¿cómo ves la actualidad del rock nacional? Sobre todo teniendo en cuenta el surgimiento de muchas bandas alternativas, como es el caso de las agrupadas en el sello Laptra de La Plata.
— Veo una escena vigorosa. Compartimos escenario por todo el país con muchas bandas de muchos estilos diferentes y veo gente queriendo contar su historia, hablando con sus palabras. Eso es el Rock nacional para mí. Después, están las 5 o 6 bandas que los sellos nos meten hasta en la sopa. Por lo general no me gusta su propuesta.
Al Indio Solari le están cobrando haber tomado una posición, es así. Después está lo otro: ¿cuál es la necesidad de romper el récord todas las vueltas? (…) Igual, mi opinión carece de valor porque no tengo ni idea de cómo es esa historia de las masas.
— En relación al rock nacional, con lo ocurrido con el recital del Indio Solari en Olavarría se volvió a poner en debate la «cultura del rock» o «del aguante» según algunos medios. ¿Qué opinás sobre ese tema y el tratamiento que se le dio?
— Al Indio le están cobrando haber tomado una posición, es así. Después está lo otro: ¿cuál es la necesidad de romper el récord todas las vueltas? Cuando todo ya se torna incontrolable… ¿Por qué no buscarle la vuelta? Igual, mi opinión carece de valor, porque no tengo ni idea de cómo es esa historia de las masas.
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— ¿Cómo convivís con el hecho de cruzarte gente en la calle con tatuajes o remeras de Pez? ¿Pensaste que en algún momento eso ocurriría?
— Yo fui el primero con un tatuaje de Pez, ahora me siento acompañado. Que otra persona valore lo que hacés, más aún cuando no es algo tangible como, no sé, saber hacer un buen asado, es muy loco. El arte es absolutamente subjetivo: o hay conexión o no. Esto es amor, no es otra cosa; es medio inexplicable.
Foto: Juan Tesone (Clarín)
— ¿Cómo es tu relación con la poesía? Puntualmente en los casos de Fabián Casas y Hernán, que son amigos tuyos.
— ¿Viste cuando se dice que un atardecer o alguna comida «es un poema»? Bueno, eso. Por ahí lo puedo entender. No soy fan de las palabras, no me excitan. Tanto Hernán como Fabián son amigos muy queridos y los admiro mucho a ambos, pero son los únicos escritores argentinos contemporáneos que leo; no leo mucho.
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— ¿Qué similitudes ves entre un poema y la letra de una canción?
— La letra de una canción puede ser una poesía y viceversa, por supuesto.
A Vicente Luy le gustó mucho cuando yo le dije que su obra era buenísima para leer en el baño. Cosas breves y al hueso. Su obra lo refleja certeramente: Vicente te interpelaba siempre. Te miraba a los ojos y te hacía preguntas incómodas, como su obra
— Hernán hace poco me dijo que si fuera por vos, harías más música instrumental y dejarías de lado la letra. ¿Es tan así?
— No, le pude haber dicho en algún momento eso a Hernán para chuzearlo, siendo él un hombre de palabras… Pero siempre hice las canciones que quise y casi todas tienen letra.
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— En relación con eso, el próximo 6 de mayo está el festival «Vicente por sus amigos», del que vas a formar parte. ¿Qué relación tenés con la obra de Luy? ¿Qué se va a encontrar el público ese día?
— A Vicente le gustó mucho cuando yo le dije que su obra era buenísima para leer en el baño. Cosas breves y al hueso. Su obra lo refleja certeramente: Vicente te interpelaba siempre. Te miraba a los ojos y te hacía preguntas incómodas, como su obra. Supongo que aquel que se acerque se encontrará con un grupo de amigos recordando y homenajeando la vida de uno de los nuestros que se fue antes.
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Foto: Martín Soto (All that rock)
— ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
— Un disco nuevo de Pez, a grabarse a partir de abril y tocar en vivo, transpirar en escenarios por todo el país para seguir haciendo flamear nuestra bandera. ¡Una bandera negra con el logo de Pez! Y grabar y tocar con Nebbia festejando los 50 años de la salida del primero de Los Gatos. Es decir: Nebbia & Pez, golazo.
— Por último, una pregunta un poco obvia, ¿cómo son actualmente los días normales en «el maravilloso mundo de Ariel Minimal»?
— En un día normal soy cocinero, niñero y chofer de mis hijos. Y a veces hago canciones.
